Encuentros

The Mother Hips, la madre de las joyas ocultas californianas

 

Mother Hips llamaron a mi puerta acompañados de otra banda. Me los habían recomendado tiempo atrás y había escuchado canciones sueltas que ya me gustaban mucho, pero no habían pasado ese umbral tras el cual sabes que no hay vuelta atrás, ese umbral que separa a bandas que están bien de TUS BANDAS. Recuerdo que comencé a escucharlos en profundidad en la misma época que a Band Of Heathens. De hecho, comencé un poco antes con estos últimos, los cuales me gustaron como te gustaría cualquier cosa que no te disgusta si no te ponen algo que realmente te gusta como alternativa. Esto es confuso, porque nadie te pone una pistola en la cabeza para elijas entre bandas o, por escuchar a unas, dejas de escuchar a otras, pero a veces sí que sucede, como en la vida en general. Hay cierta información que entra en tu cabeza obstaculizando el paso de otra subjetivamente menos fiable o placentera. Cuanto más me gustaban Mother Hips, menos me gustaban Band Of Heathens y cuanta más sensación me daba de que unos eran necesarios en mi vida y la alimentaban, más se reforzaba la de que los otros eran una absoluta perdida de tiempo. Ni siquiera son el mismo tipo de banda, ni creo que vayan asociados en ningún texto, excepto en este, pero para mí representan la dicotomía entre el rock de plantilla, famosamente conocido también como ejercicio de estilo, y la música que sale de las entrañas, con corazón y cojones. En fin, subjetividad, como decía antes, pero, ¿basada en qué?

Si tuviera que encapsularlo en una palabra, no os iba a sorprender precisamente. “Canciones”, sería la elegida. De hecho, tendrían que ser dos, canciones originales. Esto fijo que no lo habéis leído jamás. En el caso de los Hips, conviene resaltarlo una vez más, ya que desde sus comienzos, les metieron en el saco de las jam bands, muchas de las cuales, si hay algo de lo que adolecen, es precisamente de canciones. Les metieron en este saco por su capacidad para improvisar, sus largos e impredecibles conciertos y sus continuos cambios de repertorio. Esto en la libreta de muchos melómanos suelen ser pros (a no ser que aburras hasta a tu madre por no tener buenos temas). En su primera etapa las sorpresas eran continuas, tanto en disco como en directo. Las canciones eran casi mini operetas, con varios temas dentro del tema y aún así no perdían ni pizca de gancho. Las letras eran muy personales y con un sentido del humor muy particular, lo cual las alejaba de cualquier tópico rockero.

Su forma de explicarlo no podía ser más clara y menos pretenciosa, afirmando que iban hasta el culo de unas cuantas cosas y no sabían muy bien lo que hacían, solo sabían que les gustaba y era el sonido que perseguían en su, por entonces, alterada mente. En directo, con suerte, sabían el tema con el que abrirían y poco más. Después de eso podían llegar hasta a pelearse para ponerse de acuerdo. “Back To The Grotto” (1993), “Part Time Goes Full” (1995) y “Shootout” (1996) son los tres álbumes que reflejan esa etapa de locura, en la cual American Recordings les respaldó y por un momento pensaron que podrían llegar a un público más amplio. Poco a poco comenzaron a ser más conscientes de las estructuras de las canciones y a entender mejor los procesos de composición.

La influencia de la música country siempre permeó en su música, pero comenzaba a tomar más importancia. “Later Days” (1998) es buena prueba de ello. Su gusto por el mejor pop rock californiano de los sesenta estuvo también siempre en su paleta de colores y se reforzó aún más en su siguiente disco, “Green Hills Of Earth” (2001). Aquí es cuando Greg Loiacono decide tomarse un descanso y la banda entra en hiato durante unos cuantos años para recargar, desintoxicar y reevaluar su carrera. A partir de su regreso en el 2005 con el EP “Red Tandy” la banda tiene clarísimo que prefieren tocar para una fiel base de fans que mataría por ellos en la costa oeste que dejarse la piel recorriendo el país (ni que decir tiene que Europa no entra en sus planes). Dos años más tarde llega “Kiss the Crystal Flake”, al cual le siguen “Pacific Dust” (2009), “Behind Beyond” (2013) y “Chorus” (2018).

La banda ha mantenido todos estos años una personalidad muy marcada, con guitarras y voces que se entrelazan de maravilla. Siempre hay riffs, solos y armonías vocales que te descolocan y por otro lado te da la sensación de que llevas toda la vida metido en ellas. Hay bandas que consiguen que en tu mente aparezca el adjetivo “clásico” por los motivos correctos. No por que suenen a calco de bandas míticas con nombres y apellidos si no porque son capaces de provocar un sentimiento parecido al que te provocan las bandas madre sin que sepas explicar qué es lo que las emparenta tanto. Pero es que para mí ellos ya son una banda madre. The Mother Hips.

ENTREVISTA CON GREG LOIACONO

Hola Greg, ¿como lleváis estos tiempos tan confusos por California?

Está siendo un desafío, como para todo el mundo, pero en California además estamos teniendo incendios que están arrasando parte del territorio. Toco madera porque donde yo vivo de momento no hay peligro, pero puedo llegar a ver el humo de otras zonas.

Madre mía, debe de ser como vivir en medio de una película apocalíptica.

Sí, es lo que dicen mucho por aquí, que estamos en Blade Runner. Afortunadamente San Francisco está a salvo, pero tenemos amigos que han perdido sus casas. Súmale la pandemia y, aquí en Estados unidos, el clima tan convulso en general desde hace unos años. Yo prefiero concentrarme en los faros que hay en medio de esta tormenta. En mi caso es poder pasar mucho tiempo con mi familia, lo cual siendo músico y girando desde hace treinta años no siempre ha sido fácil.

Mother Hips es una banda que poquísima gente conoce en España y yo diría que en Europa en general. Os habéis prodigado bien poco por este lado del charco, ¿verdad?

Casi nada. Tim y yo vinimos como dúo y abrimos algunos shows para Rodrigo y Gabriella, en Londres y Paris. Con Mother Hips vinimos en 2012 e hicimos un show en Alemania y otro en Francia y eso es todo, lo cual es extraño porque mucha gente nos ha repetido por activa y por pasiva que la banda podría tener mucho potencial en Europa, que nuestra música llegaría a los fans del Rock, pero por algún motivo nuestros agentes nunca se han puesto a ello.

¿Cuéntanos como se formó la banda?

Tim y yo nos conocimos en Chico State College en el norte de California. Los dos éramos apasionados de la música, por lo cual nos atraímos en seguida. Tim no tocaba la guitarra y yo a penas cantaba así que yo le enseñe lo que sabía con la guitarra y él me enseño a cantar armonías. Siempre estábamos tratando de tocar por el pueblo de Chico, en la calle, en los bares, donde fuera.

Esto explica que vuestras voces y vuestras guitarras se fusionen y se complementen tan bien.

En seguida sentimos una tremenda afinidad y supimos que eso era lo que queríamos hacer. Encontramos una sección rítmica Mike al bajo y Isaac a la batería, pero no nos duró mucho ya que les salió una oferta para tocar en una banda tributo a Led Zeppelin. La cerveza era gratis y había un montón de chicas así que no la dejaron pasar. En seguida se hicieron muy populares en el circuito de las fiestas universitarias y Tim y yo seguimos tratando de perfeccionar nuestros propios temas con nuestras guitarras acústicas y nuestras armonías vocales. Se nos unió una amiga mía llamada Amy, que también hacía armonías vocales. Un día Mike y Isacc vinieron a vernos y nos contaron que estaban hartos de tocar temas de Steve Miller Band y Led Zeppelin y que querían tocar material original, así que se aprendieron nuestros temas y así nació la banda. No había a penas bandas que tocaran material original en Chico, casi todos tocaban versiones. A parte de nosotros, estaban “Vomit Lunch”, menudo nombre, que tenían bastantes fans.

En seguida empezamos a ganar popularidad. Comenzamos abriendo para la banda de versiones en la que tocaban Isaac y Mike y al poco tiempo eran ellos los que abrían para nosotros. El cantante y el guitarrista estaban un poco mosqueados, no solo por esto, si no porque decían que les habíamos “robado” la sección rítmica. Ellos lo hicieron primero. A partir de aquí nos dejamos los cojones tocando. No paramos. Tocábamos todos los días, ya fuera en casas particulares, fiestas, bares…Yo ni siquiera tenía 21 años, la edad mínima para beber, y cuando tocábamos en bares tenía que esperar en la calle hasta que comenzara el concierto. De ahí pasamos a hacer tours por la zona, tocando en un radio de unos ciento cincuenta kilómetros y algunas compañías empezaron a mostrar interés. Además de haber oído nuestro nombre, habían oído nuestro primer álbum, y comenzaron a querer ficharnos. Al final lo hicieron y una vez te fichan, pues, está claro, ¿no?, te vas a hacer famosísimo (risas).

Ese primer disco, “Back To The Grotto”, os lo costeasteis de vuestro bolsillo sin ninguna interferencia, pero tampoco ayuda, de ninguna discográfica, ¿verdad?

Sí, usamos el dinero que habíamos conseguido tocando conciertos para alquilar un estudio y los servicios de Paul Hoaglin, que más adelante acabaría siendo miembro de la banda, un músico genial con el que hemos trabajado mucho a lo largo de los años.

Es por esta época cuando American Recordings se interesa por vosotros, según he oído a través de Chris Robinson

Sí, como te decían había unas cuantas que nos estaban cortejando, nos llevaban a cenar, de copas por Los Angeles, ese tipo de cosas, y un día mientras estábamos de gira, volvimos a casa y, ¿te acuerdas de una banda llamada Jellyfish?

Por supuesto, me encantan.

Tocamos en un pequeño local en San Francisco y Andy Sturmer y Roger Manning vinieron a vernos y les encantamos. Comenzaron a hablar muy bien de nosotros. Andy en aquel momento estaba echando una mano en el álbum que acabaría siendo “Amorica” de los Black Crowes. Por entonces no había móviles, ni redes sociales. No sé que edad tienes…

La suficiente como para acordarme bien de aquella época

O sea que recuerdas los contestadores automáticos

Te agradezco que lo dudes, pero sí, los recuerdo muy bien

Pues Andy nos dejó un mensaje en el contestador diciendo: “Hey, cuando lleguéis llamar a este número y luego me llamáis a mí” Así lo hicimos y nos saltó otro contestador: “Hey, soy Chris, deja tu mensaje.” Inmediatamente podías reconocer que era la voz de Chris Robinson y tras el mensaje sonó una de nuestras canciones. Andy le había pasado nuestro disco y a Chris le había encantado. Cuando llamamos a Andy nos dijo: “Sí tíos, a Chris le ha entusiasmado vuestro disco y quiere que vayáis a Los Angeles y salir por ahí” Así que fuimos a Los Angeles y le visitamos en el estudio cuando estaban grabando “Amorica”. Para cortar un poco, al final acabamos fichando por American Recordings, en la que estaban ellos. Teníamos una oferta mejor con MCA, pero nos encantaba American y además Johnny Cash estaba en su plantilla también. Abrimos un show para él y nos dijo: “Deberíais firmar con este sello. Es un gran sello.” Si te lo dices él, lo haces. Curiosamente, si adelantamos veinte años, en los últimos tres o cuatro he acabado tocando con Chris en los Green Leaf Rustlers. El se mudó muy cerca de donde vivo yo y reconectamos.

¿Con los Black Crowes hicisteis un tour entero o solo unas pocas fechas?

Hicimos un festival llamado H.O.R.D.E., cuyos cabezas de cartel eran Blues Traveler. Aquí fue donde conocimos y nos hicimos muy amigos de Wilco. Por aquel entonces tocaban en el escenario lateral y nosotros solíamos ir justo antes que ellos. Giramos bastante con ellos en esta época.

En esta época es cuando tocasteis para un público más variado en vez de centraros en el área de California como hicisteis más adelante

Sí, en efecto. Yo diría que desde 1993 hasta el 2000 estuvimos bastante activos en Estados Unidos al completo. En el 2002 nos tomamos un descanso y cuando regresamos decidimos centrarnos en la costa oeste, aunque cuando nos íbamos de gira también hacíamos alguna fecha ocasional en el este, pero solo donde había un mercado. No íbamos a Kansas City, Omaha y sitios así. Tocábamos New York, Chicago, Washington D.C., donde había una audiencia asegurada y cada vez más nos acabamos centrando en nuestra zona, en donde nos podíamos ganar la vida con seguridad.

Algo que siempre me atrajo de vuestra banda es que jamás repetís un mismo concierto, tenéis una dinámica parecida a banda míticas con Grateful Dead o Allman Brothers, cambiando el setlist de continuo.

No fue algo deliberado, ni siquiera estamos influenciados por los Dead. Sencillamente queríamos vivir el momento y tocar lo que nos apeteciera en ese mismo instante, por eso nunca escribíamos set lists. Además, en la primera época experimentábamos con drogas mucho, por lo cual nos dejábamos llevar. Más adelante, cuando se nos unió John Hofer a la batería y dejamos las drogas, todo se volvió más organizado y compacto y comenzamos a escribir set lists, más que nada porque él necesitaba prepararse las canciones y saber lo que tenía que tocar. Pero aún así los variábamos cada noche, y lo hacíamos principalmente para nosotros, porque tocábamos tanto que al menos queríamos divertirnos y mantenerlo interesante, no era un servicio para la audiencia.

Vaya, yo pensaba que había sido al revés, juzgando por algo que le escuché decir a Tim en una entrevista, en la que comentaba que justo antes de tomaros el descanso, ya sabiendo que ibais a parar, os relajasteis a la hora de estructurarlo todo.

Creo que Tim se refería a que, a finales de los noventa, cuando American Recordings se disolvió, hubo un periodo en que estuvimos a la caza de otra discográfica que nos fichara, entonces siempre estábamos preocupados de qué canción tocar y cosas así, para llamar más la atención y cuando paramos y luego regresamos tomamos la decisión de tocar lo que quisiéramos tocar y punto. Hacíamos setlists, pero los adaptábamos a los que nos apeteciera en ese día concreto. Yo diría que, en directo, la etapa en la que fuimos más libres y experimentales, fue la primera, los tres o cuatro primeros años, cuando estábamos con American, girando sin parar y haciendo conciertos de tres horas, sin setlist. Igual sabíamos con qué íbamos a comenzar, pero no hacia donde iba a ir o donde iba a acabar. Un montón de veces discutíamos en escena porque no todos queríamos tocar lo mismo.

Los dos primeros álbumes tienen temas muy impredecibles, con muchos cambios de ritmo, parece que hay varias canciones dentro de cada canción. Cuando llegamos al tercero, “Later Days”, comenzáis a orientaros más hacia un sonido Country Rock, con temas más concisos y en el cuarto seguís en esa línea, pero con algún guiño al pop también, sin abandonar nunca el Rock y con las guitarras siempre en un primer plano. Yo no sabría decidirme si me hacen escoger entre una etapa y la otra. ¿Fue deliberado el simplificar los temas y hacer canciones que entraran en el canon del rock más clásico?

Hay un par de factores. El primero es que cuando empezamos ninguno de nosotros tenía una educación musical clásica, solo nos gustaba tocar y sabíamos lo que nos gustaba oír, pero eso era todo. Tim estaba aprendiendo a tocar la guitarra y ni siquiera se sabía los acordes de la forma correcta, pero se las apañaba para hacer que la melodía funcionase y en cuanto a los cambios de ritmo, la verdad es que ni sabíamos lo que hacíamos, no era planeado, salía natural. Además, estábamos siempre bastante colocados. Nos salían esas estructuras y algunas bandas con las que tocábamos flipaban y nos preguntaban: “¿Como podéis hacer eso, cuando llega el estribillo lo ralentizáis y luego aceleráis…?” y nosotros: “¿En serio?”. No teníamos ni idea. Hay cierta parte de todo esto que echo de menos, la juventud, la energía y las estructuras totalmente abiertas.

Cuando Tim y yo dejamos las drogas, también cambiamos de batería, y entró John. Su estilo es mucho más en la onda de Charlie Watts. Habíamos estado escuchando mucho a Merle Haggard, The Flying Burrito Brothers, a Tim y a mí nos encantaban estas bandas y sobre todo Buffalo Springfield, queríamos sonar como ellos, una mezcla de country, pop, psicodelia. El caso es que nuestro anterior batería estaba evolucionando hacia la “World Music” y nosotros después de girar con Wilco cada vez tirábamos más hacia las bandas de las que te hablaba y el country en general. Además, salir de la vorágine de estar con American Recordings creyendo que íbamos a triunfar, los altibajos con las drogas, ver que no teníamos ni un hit, poco dinero…nos hizo cada vez más gravitar hacia este tipo de música. Pero el country siempre ha estado ahí. Como te comentaba, Tim, sobre todo, es un auténtico fan de Merle Haggard, de hecho, está terminando ahora un álbum de versiones suyas. Aunque se noten cambios los elementos siempre han estado ahí, lo acabaron llamando California Soul y algunas bandas adoptaron esa mezcla de sonidos.

Vuestras letras son completamente originales, sin los clásicos clichés genéricos que tanto acaban cansando. Al principio no te prodigabas mucho en este terreno.

Así es, tengo un par de ellas y alguna colaboración con Tim en los cuatro primeros, pero no fue hasta “Green Hills Of Earth” cuando comencé a escribir más. Cuando salí de la “niebla” y me centré un poco más en mi vida personal me fue más fácil concentrarme en escribir, sobre todo con la llegada de mi primer hijo en el 2001. Todo se abrió artísticamente para mí de una manera muy diferente.

Ahí fue cuando decidiste tomarte un descanso y la banda paró su actividad unos cuantos años.

Sí, las cosas se habían puesto bastante tensas y negativas dentro de la banda y eso me lo puso muy difícil ya que en casa era todo lo contrario, estaba en una etapa de lo más positiva, mi familia estaba creciendo y todo iba de maravilla. Con la banda sin embargo ya no teníamos el respaldo de una discográfica y los shows no eran tan buenos como al principio.

¿Qué os motivó a volver?

A parte del amor por la música y tocar en directo, nos replanteamos completamente el enfoque. Decidimos solo tocar donde nos convenía, sin matarnos de un lado a otro en una furgoneta para cobrar dos duros. Contratamos a un manager para que nos consiguiera conciertos, pero solo para tocar los que nos apeteciera. Posiblemente a eso se refería Tim en la entrevista que mencionabas antes en la que hablaba de la libertad a la hora de tocar. Desde que volvimos tuvimos claro que podríamos tocar veinte shows o doscientos, según nos apeteciera, sin ataduras. O podemos tomarnos un año sabático, cualquier cosa, todo vale. Cuando hicimos todos esos tours sin parar en los noventa nos hicimos con una base de fans muy potente, no enorme, pero si muy dedicada y gracias a eso podemos seguir sacando discos y tocando. Además, curiosamente, cuando dejamos de tocar sin parar y nos centramos exclusivamente en lo que nos apetecía, comenzamos a crear comunidad y a colaborar y tocar con otra gente, como Jackie Greene, Phil Lesh, Tim hizo unos cuantos discos con su entonces mujer, Nicki Bluhm, yo comencé a tocar con Chris Robinson…todo esto no sucedía al principio. Empezaron también a escribir sobre nosotros en Mojo, Pitchfork y casi todos los conciertos se agotaban. Fue un movimiento a mejor. Me alegro de que no siguiéramos la estela de los que creen que solo hay una manera de hacer las cosas y, o sigues hasta tocando hasta la extenuación, o abandonas. Al final aquí seguimos, veinte años después del parón.

Hablemos un poco de vuestros dos últimos trabajos. El penúltimo, “Behind Beyond”, casi podría decir que es mi favorito.

Me encanta que te guste tanto porque mucha gente con la que hemos trabajado y los fans en general no lo consideran para nada entre sus favoritos. A mi me encanta y nuestro batería John, creo que lo considera su favorito. Yo no diría que es mi favorito como disco, pero sí algunos de los momentos que contiene.

Tu canción “Freed From A Prison” tiene una melodía preciosa

Me alegro también de que sepas que es mía. Cuando le presenté el tema a Tim, tenía muchos problemas para cantar la melodía principal y le sugerí que la cantara él y yo hacerle las armonías, como de costumbre, así que todo el mundo asume que es suya.

El último álbum, “Chorus”, ya va a cumplir cinco años, y sigue poniendo de manifiesto que, por mucho que os hayan metido a veces en el saco de las jam bands, sois una banda que escribe canciones redondas y eso prevalece ante todo lo demás. ¿Tenéis en mente grabar algo nuevo en breve?

Tim y yo estábamos hablando esta misma mañana de comenzar a escribir canciones juntos, lo cual nunca ha sido nuestra dinámica general, queremos hacer un esfuerzo consciente para escribirlas colaborando en lugar de aportar a las canciones del otro, como hemos hecho siempre.

¿Hicisteis algunas de esta forma ya en el pasado?

“Red Tandy” la hicimos así, “Stephanie’s For LA” creo que también y luego hay muchas que son mezclas de canciones individuales y partes instrumentales de cada uno, como “Hey Emilie”, “White Falcon Fuzz”. En el último, por ejemplo, yo tenía toda la estructura de “I Went Down Hard” y la letra también, pero Tim quería escribir algo sobre su accidente (Tim Bluhm sufrió un gravísimo accidente haciendo parapente en el 2015 ndr.) y al final la cambiamos.

Green Leaf Rustlers

¿Tienes planes con Chris Robinson y los Green Leaf Rustlers?

Pues de momento no. Este año nos lo íbamos a tomar con mucha calma de todas formas porque Chris estaba muy liado con el tour de The Black Crowes, pero aún así queríamos hacer alguna que otra fecha. Pero desde que irrumpió la pandemia ni nos lo planteamos. Aunque tengamos la oportunidad de hacer shows con aforo reducido y manteniendo las distancias de seguridad, Pete Sears, nuestro bajista, tremendo músico que ha tocado con The Faces, Rod Stewart, Jefferson Starship, tiene setenta y tres años. Es una bestia, uno de mis seres humanos favoritos, pero no queremos que esté por ahí fuera. Además, su mujer tiene deficiencias en su sistema inmunitario. Barry Sless, el otro guitarra, está en perfecto estado de salud, pero tiene sesenta y cinco. Creo que Chris ha decidido estar un tiempo apartado de estos tipos para no correr riesgos innecesarios. Pero todos amamos esta banda. Ayer mismo hablaba con Chris y estaba tan emocionado como siempre, diciendo: “Escucha este tema, deberíamos hacerlo”. Pero bueno, él es así, siempre está haciendo cosas y va de una hacia otra, así que a saber. Pero ojalá sigamos, porque me divierto muchísimo con ellos y además tocar con estos tipos me ha disparado a otro nivel, he tenido que ponerme las pilas para estar a la altura.

Por último, Greg, felicitarte por tu último álbum en solitario “Mystic Traces” y desearte que pases esta extraña fase de la mejor manera posible. Muchas gracias por tu tiempo.

Un placer.

 

Este mes de enero se cumple el 30 aniversario de la formación de la banda. Si esta efeméride hubiera caído en cualquier otro año no sería difícil adivinar que lo celebrarían tocando, pero el Covid lo ha impedido. Joe Poletto, propietario de la discográfica en la que figuran The Mother Hips, Blue Rose, sugirió un plan alternativo de celebración: reeditar el catálogo completo de los Hips en vinilo, a uno por mes, hasta que se pueda a final de año celebrar en condiciones, con una serie de conciertos, si todo va relativamente bien y, para rematar, dos álbumes enteros de material nuevo. Todos los fondos irán a parar a The Blue Rose Foundation, una organización no gubernamental cuya misión es ayudar a pagar los estudios de chavales que provienen de familias sin recursos económicos para ello.

Aquí tenéis el enlace para haceros con sus discos:

https://blue-rose-music.myshopify.com/collections/the-mother-hips

No os arrepentiréis.

Texto: Javier H. Ayensa

 

One Comment

  1. GONZALO LAESPADA

    No puedo estar más de acuerdo con este artículo, yo también descubrí la banda hace poco y que se convierte en música de cabecera, en uno de los grandes, en comparación con otros muchos que aún sonando bien no aportan nada nuevo por previsibles. Eso no ocurre con Mother Hips, que sin imitar a nadie envuelven como pocos con un respeto increíble entre instrumentos al estilo Skynyrd, luego bandas mediocres como Blackberry Smoke y otras que no sé cómo tienen más repercusión que este diamante en bruto. Una pena que no los traigan por ejemplo al Azkena, que tan cerca lo tengo de mi casa, jaja. gracias!!

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