Encuentros

Marcelo Criminal, «aunque parezca esperpéntico, hablamos de cosas de a pie de calle»

Como si de una profecía se tratase, en 1984, el grupo gallego Siniestro Total publicó una canción llamada: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Treinta y seis años después, estas tres preguntas resuenan cada vez más en los pensamientos de todos los jóvenes. Nos encontramos en un momento donde la salida cada vez se hace más pequeña. Esa idea de que nos espera una vida mejor que la de nuestros padres ha desaparecido. Salarios pésimos, alquileres desorbitados, gentrificación, una pandemia global. Dicen que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. La ventana también ha desaparecido. Ahora nos queda una storie en Instagram mostrando una falsa realidad.

A lo largo y ancho de este país, están surgiendo nuevos grupos, que, mediante letras cargadas de reflexiones políticas, vidas diarias y mucha ironía, están radiografiando una generación que vive en la precariedad. Marcelo es uno de ellos y su nuevo disco titulado Momento de Auténtica Realidad, publicado por Sonido Muchacho, es su prueba fehaciente. A través de frases incendiarias y ritmos minimalistas nos presenta un álbum cargado de poesía, política y melancolía.

Es un placer hablar contigo Marcelo. Lo primero de todo, me gustaría que te presentaras. ¿Quién es Marcelo Criminal? y ¿Cómo empezaste en el mundo de la música?

El placer es mío. Soy un músico murciano de 23 años. Llevo componiendo canciones, de forma más o menos seria, desde el 2016. Mi música en general tiene mucho de elementos melancólicos o depresivos, aunque este nuevo disco, mi segundo trabajo, es un poco más optimista. Principalmente hago pop minimalista de estilo Lo-Fi. Esta es principalmente la base, y desde ahí, proyecto a diferentes géneros y estilos.

El sobrenombre no tiene tanta miga como la gente se cree, surge de una broma que me pusieron mis amigos debido a una canción del rapero Jarfaiter llamada “Mantenlo Criminal”. Debido a ese juego de palabras, se les ocurrió llamarme así, y a la hora de buscar un nombre artístico me vino a la cabeza.

Tus canciones parten de ese toque minimalista, donde no hay grandes artificios musicales y se fusionan con letras sinceras, directas e irónicas. Una mezcla de sarcasmo, rabia contenida y melancolía. ¿Qué quieres expresar con tu música?

Esencialmente hago música que pueda llegar al público al que me dirijo, y que les haga sentir y replantearse las cosas. Que encuentren emociones que otros cantantes no les provoquen. Siempre he intentado escapar de lo que hacen otros artistas o grupos. Sé que lo que hago es personal, pero intento que cobre cierto sentido; siendo serio, pero sin rehuir del sentido del humor. En general, son canciones que me gustaría escuchar a mí, pero como no existen, por eso las intento crear yo.

Sí. La rabia, la melancolía y la ironía para mí forman parte de lo mismo. Por ejemplo, si solo quisiera expresar la rabia, crearía un grupo de hardcore punk, o, si solo quisiera representar elementos melancólicos, tiraría hacia Alex Ubago (risas). Pero para mí, estos tres elementos están conectados. Son un todo. E intento mostrarlo en mi proyecto.

Justamente, entorno a estos elementos, estamos viendo como una nueva generación de músicos en España, ya sea Carolina Durante, Camellos, Pantocrator… están tirando hacia una especie de pop – rock con un cierto carácter costumbrista. ¿Crees que se está generado una nueva escena musical?

No sé si podríamos llamarlo escena, ya que a nivel musical presentamos proyectos diferentes. Pero sí, es cierto que estamos jugando un poco a lo mismo, sobre todo a nivel lírico. Es cierto que veo una clara relación entre grupos como Pantocrator, Camellos o Alavedra. Y sí que se está utilizando elementos costumbristas, referencias personales, e, incluso, un fuerte elemento contestatario en las letras de las canciones.

Prácticamente todos somos de la misma edad, y estamos viviendo una especie de profunda desesperanza de que parece que nada tiene arreglo. Y esta generación, no solo a nivel musical, lo está sintiendo cada vez más. Aunque parezca esperpéntico y tiremos de humor, hablamos de cosas de a pie de calle, cosas que la gente piensa y siente.

En tu caso, además, muestras ese elemento dramático y melancólico del que hablamos antes. En muchas ocasiones, como una caricatura. Vivimos en una época en la que sentimos para dentro y sonreímos hacia afuera, y que sobre todo se basa en esas falsas caras que damos en las redes sociales.

Es cierto que vivimos en un mundo hermético, pero esto no solo ocurre en el siglo XXI. Mostrar nuestras fragilidades nunca ha sido aceptado. ¿Te imaginas a tu bisabuelo llorando, por ejemplo? Sería prácticamente imposible.

En estos momentos que vivimos, es verdad que se hace más evidente la contradicción, la hipocresía y el choque entre lo interno y lo externo con las redes sociales, con la exposición perpetua, pero nunca una exposición autentica. Aun así, soy optimista, creo que estamos avanzando y aprendiendo sobre inteligencia emocional. Ahora se le presta más atención. Creo que la gente es mejor persona y más sincera con el mundo que le rodea y consigo mismo. Aunque nos quede mucho por avanzar.

Recientemente acabas de presentar tu nuevo disco titulado Momento de Auténtica Realidad. Un trabajo en el que mantienes la esencia de tus proyectos anteriores, pero además planteas un contenido más sociopolítico. ¿Cómo surgió este disco?

Totalmente, siempre he tratado elementos políticos y de crítica en mi música, es algo que me interesa bastante. Mi otro disco, o el Ep, digamos que era más introspectivo. Este nuevo trabajo tiene un contenido más social.

Tanto mis canciones como la de otros grupos actuales, creo que tienen un potencial político real, además que eliminamos una serie de mitos como el talento, la fama o el virtuosismo en la guitarra. Creo que se puede, y se debe, hacer música política sin hacer algo panfletario o directamente que sea una chapa.

Mis trabajos no los suelo plantear con un concepto muy claro, es según vaya saliendo. Lo que sí que buscaba en este trabajo es que sonase más acústico, y sacar partido al estudio casero en el que grabo las canciones. Los temas, los iba componiendo y después de dedicarle tiempo íbamos cribando, pero no hay un origen como tal. Yo no paro de hacer canciones, si se me ocurre algo que pueda encajar lo intento grabar en la casa de mi amigo. Y ya cuando tiene un sentido e identidad, pues vamos a otras cosas. Esa es una de las grandes razones de que hablábamos de música costumbrista. Por ejemplo, la última canción que grabé fue “Bicimur”, y nació de esa forma.

Entonces, la cuarentena que hemos vivido te ha tenido que afectar directamente a la hora de producir y componer, ¿no?

Sí, me afectó. Incluso hubo momentos en los que no me apetecía hacer nada, no tenía ganas. Aunque hay un par que escribí durante la cuarentena, la inmensa mayoría son pre-cuarentena. Y grabadas, son todas post-cuarentena. Cuando nos permitieron volver a hacer visitas, pues en vez de visitar a mi tío iba al estudio de mi amigo (risas).

Y, por último, y esta es la pregunta más difícil de toda la entrevista, ¿qué significa para ti la música?

Para mí, la música es una de las formas de comunicación más potentes. Es increíble pensar que un discurso de varios minutos pueda llegar a formar parte íntima de una persona para toda su vida. Es increíble la fuerza que tiene para apasionar a las personas, algo que pocas artes pueden llegar a conseguir. Me interesa por su poder de conmover a la gente de una forma casi irracional.

Texto: Víctor Terrazas

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