Encuentros

Luis Moro, homenajeando a algunos de sus referentes para romper el bloqueo

No somos ajenos en esta ruta a la obra del músico gallego, si eres de los que lee nuestras páginas o visita esta web su nombre te sonará familiar. Tras un buen puñado de discos con canciones propias acaba de editar un (doble) disco de versiones donde adapta composiciones de algunos de sus artistas y bandas preferidos.

Una tarea no exenta de complicaciones pero que, según explica, le ha servido para salir de una etapa de aquellas en la mente se queda en blanco, las musas te esquivan y puedes llegar a pensar que ya lo has dicho todo. Una situación terrible para un creador que Luis ha driblado con suma maestría y que le ha supuesto, según nos cuenta, para dar carpetazo a ese, momentáneo, bloqueo y regenerarse como músico y quién sabe si como persona. Le cedemos la palabra, tiene mucho que contar..

El Pacto, editado en el 2017, fue tú último disco. ¿Cómo surge la idea de volver con un álbum de versiones y no de composiciones propias?

La verdad es que surge porque pasé por un agotamiento creativo. Una sensación de hacer lo mismo y no saber cómo evitarlo. Y paré de componer. Desde mediados de los 90, que es cuando empecé a hacer canciones, siempre he tenido la necesidad de estar componiendo. Dedicándole momentos y días específicos todas las semanas y siempre con una libreta conmigo para escribir lo que fuese. Y en 2017 paré. No es solo que no me saliera nada, es que dejé de tener ganas de comprobarlo. Un día escuché una canción de Eilen Jewell, «Here with Me», que reflejaba de maravilla cómo me sentía en la distancia con mi pareja. La adapté y se la regalé a ella, sin ninguna pretensión más. Poco después me pasó algo parecido con «Girl in the Forest» de Calexico, y la castellanicé para mí. Y por ahí surgió la idea de hacerlo con más canciones de artistas que me gustan, empezando a valorar la idea de hacer un disco con todo lo que saliera de ahí. Lo curioso es que con este ejercicio descubrí nuevas formas de composición que me han ayudado a salir del estancamiento.

La siguiente pregunta está cantada… ¿Cómo fue el proceso de seleccionar las canciones a versionar? ¿Hubo algún criterio que te marcaste de antemano o bien te basaste en tu afinidad musical con las mismas o tu gusto por los autores?

El criterio de partida fue elegir los artistas que más me gustan. El problema es que hay muchos, de diferentes nacionalidades, estilos y épocas. Había que reducirlo de algún modo y darle un marco. Vi que algo más de la mitad de autores eran norteamericanos, y ese fue el primer límite. Después opté por no versionar a clásicos. Si me sentía estancado pensé que necesitaba influencias actuales, frescas, contemporáneas. A continuación, cuando empecé a trabajar con cada artista, seguí el criterio de probar con las canciones que a mí más me gustan de cada uno. Así creí que el disco podía llegar a ser, y sentir, más mío. Hubo artistas que me encantan con los que no conseguí pillarles el punto y pronto desistí. Con otros fue muy fácil. De las elegidas hay artistas importantísimos en mi vida que quería que estuvieran a toda costa (Ani Difranco, Calexico, Iron & Wine o Joe Henry) y otros que descubrí no hace mucho, aunque han llegado a mí con mucha fuerza e influencia.

Bien, ya tenemos las canciones pues, ahora el tema es… ¿De qué manera nos acercamos a ellas? ¿De qué forma las haces tuyas?

En el libreto del disco hay un texto escrito por mi hermano que habla de lo que para él es hacer un disco de versiones. Dice algo así como que se puede ser fiel al modelo original o, por el contrario, arriesgado y reconstruir el origen para ofrecer interpretaciones irreconocibles. De hecho, escuché discos de versiones durante el proceso y uno de los últimos que escuché, y que me gustó bastante, fue uno de Joan as a Police Woman que iba en esta segunda línea. Mi hermano comenta que el disco está en un camino intermedio: en el que me entrego a las canciones sin dejar de ser yo. Me alegro que él lo vea así porque sin duda eso es lo que buscaba. Que el disco sonase a Luis Moro era vital para mí, importantísimo, aunque también que se reconociesen las canciones.

Imagino que uno de los mayores retos ha sido la traducción y adaptación de las letras. Has contado para ello con la colaboración de Maite García. ¿Cómo lo habéis afrontado?

Sí, Maite García es mi pareja y su ayuda fue enorme. Ella ha vivido muchísimos años en Londres. Se encargó de la primera parte: traducir las letras originales que le iba pasando. Tradujo unas cuarenta canciones. Había en ellas muchas expresiones coloquiales y giros lingüísticos que no significaban lo que me esperaba. No lo hubiera sabido si no es por ella. Luego yo las encajaba en la melodía y métrica lo mejor que podía, que bien sabes que el castellano no es fácil para eso, y ello ya me obligó a efectuar bastantes cambios. Pero también te reconozco que en no pocas canciones introduje contenidos, reflexiones o sensaciones personales, propias, conectadas con la temática de la canción. De este modo pretendí aportar originalidad propia a las canciones y que fuesen, y las sintiese, algo más mías. En este sentido, las letras que más variaron son las de las canciones de Morby y Warpaint.

Lo has grabado en dos tandas. Una en los estudios O Cortello de Coruña y la otra en Jerez de la Frontera, en los 79. ¿Cuál es la razón de irse de norte a sur para registrarlo? ¿No entorpece un poco la logística usar dos estudios distintos y unos músicos diferentes?

En principio sí, desde luego, y sobre todo para mí que siempre intento hacer discos conceptuales de temática y sonido, pero la explicación está en mis circunstancias personales, las que, además, han hecho que se pudiera hacer más fácilmente. Lo cierto es que llevo años viviendo entre las dos ciudades. Pensé. Si voy a hacer un disco de versiones norteamericanas hecho aquí, por qué no hacerlo en mis dos “aquís”. En Coruña trabajamos la banda que venimos tocando desde hace tiempo: José García a la batería, Andrés Saavedra al bajo, y Julio Seijal a las guitarras eléctricas. En Jerez me uní a músicos con los que he tocado y entablado amistad en los últimos años: José Manuel Peña, Miguel Padilla, Alfredo Sampalo y Rafa Camisón. Era la primera vez que grabamos juntos, y me estimuló mucho, porque siempre busco cambiar con cada disco. Mi querido amigo José García, que grabó la parte norte, y con quien llevo tocando desde hace unos quince años, se encargó de la producción con la idea de que las canciones se fusionaran. Para ello estuvo en contacto con Rafa Camisón, que grabó la parte sur, y creo que lo consiguieron. Si no lees los créditos no es fácil saber que canciones son de un lugar o de otro. Era algo que buscaba. La producción de José, en este sentido, es tremenda… y tiene clima y es elegante. Un gran trabajo.

Además de las diez contenidas en Norteamericana Aquí en tu bandcamp encontramos Norteamericana Solo, ocho versiones más que abordas, como bien dice su título, en solitario. Voz y guitarra. ¿Qué me dices de esta especia de segunda parte?

Bueno, digamos que es un complemento. Una curiosidad. Además de las diez canciones con las que me sentía plenamente satisfecho, había conseguido terminar otras ocho que me gustaban, pero no estaba tan seguro de ellas. Ha sido este un trabajo tan específico de adaptaciones, reflejo de una parte de mi vida, que de algún modo no quería que esas canciones, que todo ese esfuerzo, quedara en el olvido. Por eso, en una tarde las grabé en Jerez con Rafa con la intención de hacer algo con ellas. Pero como te dije, como un complemento, sin darle mucha importancia. Decidí colgarlas en mi bandcamp, bajo ese título de Norteamericana solo, para que las escuche quien quiera.

¿Se ha quedado alguna canción fuera? Uno de esos casos en que pese a intentarlo no haya funcionado y sea mejor dejarlo…

Sí. Unos cuantos. Por ejemplo, pensé que sería fácil adaptar a Andrew Bird o Bill Callaham, con los que me siento bastante cercano compositivamente, pero nada, tío. Muy difícil. Cuando alguna adaptación no funciona se sabe pronto. No encuentras tu voz, la canción no respira, no toma forma. No te encuentras en ella. Y a pesar de haberlo intentado me vi abandonando el intento…eso… pronto. Quizá las canciones que intenté no fueron las apropiadas. No sé. Mucho más difícil fue adaptar a pianistas talentosas como Fiona Apple o Norah Jones, por ejemplo, que además son muy buenas y particulares cantando. Imposible para mí.

En ambas grabaciones hay adaptaciones de artista muy diversos, desde Calexico hasta Eilen Jewel pasando por Wilco, Ani Difranco, Kevin Morby, Iron & Wine, Cat Power, Pearl Jam o Ryan Adams. ¿Este abanico es un fiel de reflejo de tus gustos e influencias musicales?

Sí, por supuesto. Son músicos que me gustan de un modo especial. Por su carácter, su independencia, su elegancia o su intimidad. Artistas que, por lo que sea, han conseguido acaparar toda mi atención. Muchos de ellos son referentes de lo que se hace llamar “americana” y, sin duda, es una de las corrientes musicales que más me ha influenciado, y que aún me influencia a día de hoy. He crecido con Dylan, por ejemplo. En los últimos años, Calexico y Wilco han irrumpido en mí de una manera poderosa. Fue lógico elegirlos. La extensísima carrera de Ani la sigo casi desde su inicio, allá por los 90. También he seguido las de Joe Henry e Iron & Wine. Solistas como Sharon Van Etten y Kevin Morby, sin embargo, han llegado a mí en los últimos tiempos, pero de un modo rápido e impactante, al sentirme muy próximo a su forma de expresarse con sus músicas. Con este disco quería homenajear a toda esta inspiración. Pero también debo decirte que me gustan muchos otros estilos y artistas, y de otras nacionalidades. El Jazz, la música folklórica nacional y latinoamericana, el Rock’n’Roll… Y noto que con el tiempo me apetece abrirme a más cosas.

Es indudable que no son buenos tiempos, como artista debe ser frustrante tener material fresco y no poder presentarlo en directo… Luis, ¿qué nos espera cuando todo esto pase?

Sí, es raro y algo frustrante. Como que todo el esfuerzo y energía que está detrás de sacar un disco, tras la excitación del lanzamiento, quedase en suspenso, a la espera de algo. No obstante, me decidí a sacarlo porque había comenzado a trabajar en el proyecto hacía mucho tiempo, más de dos años. Ya se había retrasado su salida prevista para abril de 2020. Y esperar… ¿hasta cuándo? Si no lo sacaba me paraba igual que todo, e incluso, impedía abrirme a lo nuevo que esté por venir. Sobre lo que nos espera ahora, pues no sé. Las cosas cambiarán. Serán distintas. Tardará en perderse el miedo, en volver la naturalidad. Y siempre dejando atrás este momentazo histórico de nuestras vidas. Pero soy optimista. Hacer canciones, tocarlas e ir a ver espectáculos es algo emocional que hago sin la necesidad de saber por qué. Y así lo sentimos muchos apasionados de la música. Así que la música en vivo volverá.

¿Y ahora qué vendrá? ¿Has podido trabajar en material propio? ¿Qué próximos planes tienes en mente?

Pues sí. Tengo unas cuantas canciones nuevas que van cobrando forma. Surgen ideas que siento, de algún modo, nuevas. Este ejercicio de adaptar canciones me ha sentado bien. Estoy haciendo canciones sin una idea clara definida. Se me pasan por la cabeza sonoridades como las de grupos como Beach House. Otras veces pienso en un disco minimalista, pero vivo, alegre. Así que no tengo ni idea. Ya se verá. Lo que sí tengo claro es que tengo ganas de tocar. Cuando se pueda, quiero tocar muchísimo.

Manel Celeiro

Más info:

https://luismoro.net/

https://luismoro.bandcamp.com/

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