Encuentros

La M.O.D.A., un canto a la vida

A punto de cumplir 10 años, La M.O.D.A. publica su cuarto disco de estudio. Grabado el grueso del álbum en Lisboa, David Ruiz desgrana detalles del último LP de la banda burgalesa. Forjados en la desubicación y manteniéndose a su manera ellos solos, siguen labrando su camino con fuego y buenas canciones.

Respecto al disco encuentro dos cambios importantes, el primero es dónde habéis grabado. Y segundo, el cambio de productor, dejando la tarea a Raül Refree.

El grueso del disco se ha grabado en Atlantic Blue en Lisboa, pero, realmente, sí que ha sido un proceso de movimiento, de cambio en estos dos años: hemos escrito en Galway, estuvimos una semana en Irlanda antes de tocar allí en 2018, estuvimos una semana con Raül en el Teatro Principal en Burgos, ha estado Raül haciendo varios viajes para estar en el local con nosotros, hemos compuesto también en estudio con Juan Blas y Raül… se ha hecho en muchos momentos distintos buscando los buenos momentos y en muchos sitios.

Sí que es verdad que había un equipo un poco más habitual y en este nos apetecía partir de otro punto, para llegar a otro punto. En este cuarto hemos querido probar otra cosa, también fruto de escuchar lo que hacía Raül y de su trabajo y también de la casualidad, porque coincidimos con él en un viaje a Colombia en un avión, que tocábamos nosotros y él en el Rock al Parque en Bogotá, y empezamos a hablar y… no sé, ha sido una mezcla de todo.

¿Qué expectativas teníais al trabajar con él?

Lo que nos gustaba de Raül es que ha hecho cosas muy, muy diferentes. Todas con un estilo personal, pero cada una con su propio universo. Ha currado con Kiko Veneno, con Josele Santiago, ha currado con Rodrigo Cuevas, ha currado con Rosalía, ha currado con Silvia Pérez Cruz, gente muy, muy diversa; en los que te he citado fíjate lo que hay. Ha tocado la guitarra en grupos de punk-rock y hardcore de B-Core… Sabe un poco cómo manejarse en palos muy diferentes y eso le da una visión muy completa, muy abierta y nosotros, en este cuarto disco, vamos a hacer diez años ahora en febrero, y sentimos la ilusión de un grupo que está empezando y tiene ganas de descubrir y emocionarse en el estudio y probarse, y buscar nuevos retos y formas de expresarse. Entonces, creíamos que Raül podía darnos todo eso: nos podía dar un nuevo enfoque, nos podía dar un punto de vista diferente que no conocíamos. Tampoco le conocíamos como persona, ni él a nosotros; era como empezar de cero con alguien. Y eso era riesgo.

Es, al menos en mi percepción, y después de «La vuelta» o «Colectivo nostalgia», un disco más oscuro. También es cierto que me parece más reposado, donde las canciones respiran por momentos, espaciando en conjunto cada instrumento y los arreglos.

En las letras, aparte de que hay momentos oscuros, como ha habido siempre, creo que tiene algunos de los momentos más tiernos a lo mejor o más de amor… Nunca había hecho así una canción tan de amor, pero entiendo tu percepción.

Luego te iba a preguntar, pero me parece que, por ejemplo, en la canción «Regreso À Vida», los dos primeros versos, cuando cantas sobre la muerte de tu abuela y de que tú ya no estás vivo, personalmente más que tierno y ñoño, me parecen bastante duros

No, no, no. Justo eso sí, pero el estribillo de «Conduciendo y Llorando», el propio estribillo de «Regreso À Vida»…

«Conduciendo y Llorando» yo la entendí como una canción muy de banda, de road trip, de gente que va contigo, ya sea tu pareja, ya sean amigos o los componentes de la banda; gente que va contigo en la carretera.

Es todo de amor. El estribillo es todo de amor. Aquí yo creo que no sé escribir canciones de amor. Incluso cuando intento escribir canciones de amor, me salen oscuras.

Pero luego que cada uno las interprete a su manera. Porque cada uno según el momento vital… las letras, para bien o para mal, no están cerradísimas: uno más uno. Entonces, da lugar a que la persona que las ha escrito y la persona que las ha escuchado tienen una opinión totalmente diferente y es igual de válida, igual de importante.

Retomando la pregunta, quería saber si vosotros percibíais que es el disco más oscuro y, a la vez, en cuanto a producción el más limpio, el más brillante.

Para mí… Yo la verdad pienso que es todo lo opuesto. Creo que es el disco o de los discos más luminosos, de los discos más románticos, de los discos que hay un componente más de amor o sentimental más exagerado. Aunque haya esa otra parte de crítica o inconformismo social, aunque haya esa otra parte también de canciones un poco más tristes o de tono más bajo. Y, aunque el tono del ritmo sea más reposado, yo creo que hay eso, unas canciones de amor… nunca habíamos tenido una canción de amor como las que hay en este disco.

La primera canción que me llamó la atención fue «Regreso À Vida» porque me parece la canción más dura. Y quizá la más personal, con los dos primeros versos.

Yo lo veo diferente porque duro no es porque la muerte es parte de la existencia y de la vida. Entonces, no considero que la muerte… Está narrando una historia poniéndote en un lugar utilizando las palabras para intentar colocar al oyente en un sentimiento. A parte de en un lugar físico, porque luego describe un poco cómo era esto con palabras de nuestros abuelos: “antes todo esto eran campos de trigo y maleza, sentí el escalofrío que siente una presa”. Por un lado es un homenaje, de alguna manera a esa persona y está explicando el narrador cómo se sintió cuando murió su abuela o cuando muere un ser querido o cuando te arrebatan una parte de algo que quieres, o te separas de ello, no tiene por qué morir algo para morir para ti. Y es simplemente un recurso literario para llamar la atención del oyente diciendo: yo aún estaba vivo.

No creo que sea dura, de hecho, según va avanzando la canción cada vez es más alegre, los estribillos, aparte de tener un componente sentimental, está haciendo una especie de declaración de intenciones, de: Estoy en paz, estoy bien. No me importa quién eres, no me importa quién soy, no me importa lo que piensen de mí. Estoy bien, estoy enamorado y voy a disfrutar del amor, como cada uno lo quiera entender ya sea de una manera romántica, sentimental, sexual, fraternal, familiar… Simplemente dice eso. Para mí es un poco eso, quitarle drama. Empieza con un drama muy grande la canción y el ejercicio que hace esa canción es de quitar el drama, todas esas cosas que tenemos, que las tenemos como cosas malísimas, tristísimas como la muerte.

«Barcos hundiéndose» me resulta una segunda parte, como si ambas fuesen una canción en un principio. También me parece el tema más accesible al oyente a nivel musical.

Fíjate, son dos ritmos diferentes. «Barcos hundiéndose» está en 7/8, es un compás irregular, muy poco común. «Regreso À Vida» tiene otra velocidad, tiene otra tonalidad. Yo lo veo como dos canciones totalmente diferentes, pero por otro lado son dos canciones del mismo disco, del mismo grupo… me alegro de que se vea así, me encantaría que el disco se pudiera escuchar como una sola canción; el track list está puesto así por algo, buscando que las transiciones entre las canciones sean lo más natural posible y, en ese sentido, me alegro de que se perciba así. Supongo que el disco tiene una coherencia, aunque se haya escrito en dos años y, espero que se vea como un conjunto, porque sí lo hemos hecho intentado que tenga un poco de sentido.

«93compases» abre el disco con mucha fuerza, pese al minimalismo que hablamos antes, en el fraseo y los arreglos de la canción.

Sí, estoy de acuerdo, tiene power, es tranquila, es lenta; un poco como la declaración de intenciones del disco: pocos instrumentos a la vez, cada cosa a su aire, su espacio, los estribillos son fuertes, pero si te fijas no hay unos platos todo el rato, son marcando los golpes todo el rato, son como lo mínimo y… dudamos de sacarla como single, porque para nosotros era la que veíamos como más single, pero hemos querido de alguna manera también no hacerlo lo más fácil. Hemos escogido otras canciones que considerábamos que podían decir más del disco en conjunto. A mí me gusta mucho cómo empieza el disco y esa canción.

«Conduciendo y Llorando» me parece la canción más experimental de todas, la heredera de «La zona galáctica».

No, yo no lo veo para nada así. «La zona galáctica» no tiene que ver para nada con esa canción en ningún momento, para nada. Desde los instrumentos, de forma individual… entiendo lo que quieres decir. Entiendo que quieres decir que hay una batería muy marcada y repetitiva en las dos canciones, estoy de acuerdo y tienes toda la razón, hay una batería hecha y concebida como un loop, aunque esté tocado en una y en la otra no, como en «La zona galáctica». Pero, en cuanto a los arreglos, la instrumentación, los estribillos… entiendo lo que dices, porque hay piano en ambas en los estribillos. Pero viene de otros lados la influencia, el piano en los estribillos es como muy pop, solo voz y piano, más la influencia puede ser más de Lana del Rey, si queremos buscar una influencia, que otra cosa. Esa es la influencia sincera, el último disco de Lana del Rey, esos pianos. Y las estrofas, la batería es un ritmo africano. Es un ritmo típico como podía hacer gente como Fela Kuti o Tony Allen. Por eso te digo que son completamente diferentes los lugares de donde vienen y la inspiración, porque «La zona galáctica» venía de Berlín, de una rave o de grupos que mezclan punk y electrónica o de los Sleaford Mods incluso y esta ha venido de una música más tribal, más de folclore, más de la música africana, del afrobeat totalmente. Y partiendo de esa concepción que ellos tienen como de mantra de la música, de intentar buscar la emoción, incluso la levitación; la meditación a través de la repetición es donde nos hemos inspirado. Por eso es la canción también que tiene más poesía… no poesía, recitado como hiciéramos en «Océano» o «Himno Nacional».

¿Os habéis planteado alguna vez volver al inglés?

No, nunca. Porque, por eso mismo, por la sinceridad de la que hablamos, nos expresamos de forma mucho más honesta y mucho más directa, y mucho más cruda porque toda la gente te entiende, en castellano. Nosotros ahora ya tenemos un camino y eso ha quedado como un recuerdo muy bonito del pasado, pero eso es: del pasado.

Texto: David Vázquez

Fotos: Laura Sisteró

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