Discomático

Weezer – OK Human (Atlantic-Crush)

Weezer Release New Album 'OK Human': Stream ItY mientras esperábamos Van Weezer, llegó OK Human. Esa es la historia. La banda liderada por Rivers Cuomo había anunciado, antes del COVID, el lanzamiento de un disco en el que homenajearían a los grupos de metal y hardcore que escuchaba en su juventud. El objetivo era tener material para una gira en la que iban a acompañar a Green Day. Pero las circunstancias hicieron que todo se fuera al traste y Van Weezer quedó pospuesto para mayo de 2021. Nadie esperaba, por tanto, noticias discográficas hasta esa fecha. Y de golpe y porrazo la banda saca un álbum de doce canciones ¡grabadas con una orquesta clásica de 39 miembros! Y a esas debo enfrentarme, yo que no soporto los discos orquestados. Que me dan cierto repelús – con sus excepciones – y que tenía muchas ganas de esos Weezer cañeros anunciados. Así que pincho con cierto recato, por no llamarlo prejuicio, OK Human y…me gusta. Es más, me gusta mucho. Suenan tan clásicos y contemporáneos a la vez que has de caer rendido ante un álbum en el que la presencia de Brian Wilson y sus Beach Boys y, por supuesto, The Beatles o Harry Nilsson, recorre todas y cada una de sus piezas, desde la inicial «All My Favorite Songs» hasta el cierre con «La Brea Tar Pits».

 

Cuomo y sus compinches se han marcado un disco soberbio. Así lo veo. Power pop de alta alcurnia. Y lo han hecho empezando por cachondearse, desde su título, del OK Computer de Radiohead. Porque, a pesar del sonido orquestal de todas sus canciones, lo que ofrecen ellos esta vez es puramente terrenal. Nada que ver con maquinitas y tratamientos digitales. Buscando en el pasado como sonar actuales. Un trabajo de caminar jovial al que Cuomo vuelve a inyectar una buena dosis de profundidad vital, afrontando sus miedos y los sinsabores de una existencia que se nos ha complicado. Nos hace disfrutar con melodías ricas, como casi siempre. Se olvida de experimentos con el rap o el r&b, y hace lo que sabe, sabiendo muy bien lo que hace. Pero es que además estremece sorprendentemente también en canciones lentas como la soberbia «Playing My Piano», en la que te eriza todos y cada uno de los poros de la piel. Lo dicho. Una maravilla. Y yo pensando que no me iba a gustar.

 

Eduardo Izquierdo

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