Encuentros

(Juan Antonio) Ross regresa con «Interstellar»

Vuelve Ross (Juan Antonio Ross) tras muchos años sin noticias excepto el EP de 2018 (Pop). Artífice de excepcionales melodías y continuista de la mejor tradición pop nacional, nos ofrece un nuevo trabajo «Interstellar» (Rock Indiana, 2020), por el que nos hemos sentido atraídos nuevamente por su brillantez, motivo más que suficiente para hablar con él y que nos ponga al día.

Ocho años sin tener noticias musicales de Ross, excepto hace dos años con el lanzamiento de «Pop EP» en donde se escucha por dónde podrían ir los sonidos de «Interstellar». ¿Cómo se han desarrollado estos últimos años dentro de tu actividad musical?

Resulta muy complicado hacer discos, no tanto componerlos. La labor creativa es gratificante y muy estimulante, pero poner todo eso en circulación, fabricar y publicar, conseguir que tu material esté grabado, mezclado, masterizado y puesto a la venta es una labor que cada vez se me antoja más intrincada y desde la más absoluta de las independencias artísticas, como es mi caso, a veces me pregunto si merece la pena… vale, sí, pero el esfuerzo es quizá sobrehumano… lo que es cierto es que sucede a destiempo, mis tiempos creativos y cuando puedo llevar a fin todo esto son irreales… de manera que bueno, lo voy haciendo como se presenta, sin ansiedad… al fin y al cabo no me va la vida en ello. Como digo, otra cosa es mantener viva la llama creativa, esa es la que más me interesa en todo caso y por lo general hago de todo: colaboro con mucha gente, produzco discos, toco la batería con otros grupos, hago radio si me dejan… siempre estoy en activo aunque no todo sea exactamente Ross. La música ofrece muchos aspectos que no son precisamente ser un frontman, un autor. Yo he sido siempre multidisciplinar y Ross ha sido mi expresión como artista pero no solo me he dedicado a ese alter-ego.

¿De qué manera fuiste concibiendo el nuevo disco y elaborando a nivel compositivo y de sonidos?

El sonido tenía que ser contundente, como creo que así ha sido finalmente. He sido muy meticuloso en cuanto a las bases rítmicas, eso era primordial. En cuanto a las composiciones hay temas que se hicieron durante el proceso de grabación como Taking Off, alguno como What I Will Not que se fraguó casi al final, en el mismísimo proceso de mastering y que no está grabado en el propio estudio si no en el local de ensayo… pero al mismo tiempo hay canciones que pueden tener seis e incluso ocho años de existencia, que fueron las que me empujaron a confeccionar un álbum… Desde Durante El Fin Del Mundo tenía material suficiente para hacer un disco radicalmente diferente, menos pop y más potente que aquel en castellano, pero no encontraba el momento de ponerme a ello hasta que un día me dije “ha llegado el momento”. Y aquí está. Aunque todavía queda material de esas sesiones sin publicar y que ya veremos cuándo puedo hacerlo… Esas sesiones de 2017 han dado mucho de sí, de momento un EP y un álbum…

Escuchándolo atentamente se observa un punto de inflexión claro como el de unir temas energéticos power-poperos con temas de emanaciones psicodélicas.

Bueno, es una constante en mi música, el pop, las melodías y la psicodelia, elementos que me han marcado y que he manejado desde siempre y que forman parte de mi personalidad a la hora de expresarme, pero aquí se une el componente rítmico, que he tratado con muchísima más conciencia, con mucho mimo y que dan un aire diferente, quizá, a todo el disco. Otras veces predominaba lo melódico y armónico por encima de lo meramente rítmico, pero esta vez he fraseado las letras de otra manera atendiendo mucho más a esta cuestión de los bajos y las baterías diseñados al milímetro. La psicodelia impregna todo de algo etéreo y de una expresividad más sensorial que de alguna forma yo no puedo, ni quiero, evitar.

Mención especial merece esas simbiosis entre la imaginación creativa de Ross y el acompañamiento de unos músicos excelentes.

Lo cierto es que sin esas colaboraciones esto no sería lo mismo. Siempre dejo ese hueco para que, tanto la gente que toca conmigo en directo como la gente que lo ha hecho en otras ocasiones o bien colegas del mundo de la música esté ahí para dejar su impronta. Somos gente que ama la música y cuando invitas a alguien que viene con al estudio a generar algo distintivo se producen momentos irrepetibles… y esa es la magia, intuir que este o aquel podrá dar ese toque especial aquí o allá… Uno no puede, jamás, crear por sí solo todo lo que concibe, necesitamos de los demás, son necesarias las visiones externas que apoyen tu creación, al menos así lo creo yo.

Desde «Look»,  primer tema del disco hasta «My girl  in a brand new home» último de los diez que lo componen, ¿Cómo resumirías este nuevo artefacto creativo?

Desde mi punto de vista son los temas perfectos para arrancar y para cerrar. Look es un tema que hace bien esa función, servir de arranque, un tema que va creciendo y deja campo abierto para que pasen cosas… da una idea muy clara de que puede pasar cualquier cosa… Todo lo demás va sucediendo a lo largo del disco, temas diferentes y de distintas intensidades y características, para que finalmente haya una canción de reposo, una especie de epílogo pacífico que te relaje y cierre el ciclo de emociones… Al menos esa es la intención estructural del álbum.

Esos viajes interiores tan contagiosos que nos impulsas en cada trabajo me lleva a preguntarte ¿Como ha sido la evolución musical de Ross desde «Sugar» hasta este «Interstellar»?

Digamos que Sugar era una colección de canciones de corte directamente Pop, melodías puras y ritmos sencillos. Supersonic fue un renacimiento compositivo, un disco más ambicioso donde te das cuenta de que puedes crecer y llegar más lejos. El siguiente, Rossland, es donde construyes tu propio mundo, el equilibrio y el paisaje, quién eres en todos los aspectos, has eliminado la ansiedad, encuentras el reposo y la experiencia te dice cómo quieres componer y te da la calma para dejar ver todo lo que te gusta y cómo te gusta: el progresivo, el jazz, la psicodelia y el pop, y lo mezclas todo sin complejos dando las pistas necesarias de lo que aprendiste de cada estilo que te influye… Durante el fin del Mundo fue una vuelta al pop y un reto de componer en castellano, aunque no era Ross, era una especie de autorretrato y tenía que usar mi nombre completo… Creo que Interstellar es el compendio y la forma definitiva de todo lo que puedes llegar a concebir como compositor dentro de los cánones del pop más elástico posible, está repleto de guiños, está lleno de influencias camufladas en estructuras que en genérico pueden ser pop y sin embargo encierra muchas capas que puedes ir descubriendo, como la cebolla de Lennon. De alguna forma sientes que dominas este invento y que a partir de ahí puedes comenzar a ir a más. La música es algo inabarcable y tiene una connotación sublime, cualquier pequeña melodía, por sencilla que parezca, siempre puede ser nueva y maravillosa, y eso es siempre mágico, pero la forma de afrontarla puede estar contagiada de tantas influencias que puedes viajar por épocas y modas de una manera vertiginosa.

¿Qué significado tiene dentro del disco terminar con una deliciosa balada en acústico llamada «My girl in a brand new home»?

La balada final es una versión algo diferente a la que aparecía en el EP anterior Ross-Pop y la diferencia más sutil es la letra del estribillo donde añado la palabra Brand… Brand New Home ya no es la casa nueva sino la casa a estrenar, y esto, sin quererlo, se convirtió en algo premonitorio. Como te contaba antes la canción me parecía ideal para cerrar el disco pero resultó curioso que la persona a quien estaba dedicada y la forma en como surgió la primera versión y esta segunda hayan tenido consecuencias en nuestras vidas reales. A todos los niveles es una canción muy especial para mí y para mi pareja por estos detalles, quizá, inesperados, pero ya ciertos y palpables. Ahora ella vive en una casa que ha comprado y esta es su canción.

Tu paso por diversos grupos como Los Albertos, La Guardia Roja, Ferroblus o los mismísimos Rumor con dos excelentes disco en Rock Indiana, ¿Qué te aportaron en tu vida musical?

Pues como te decía mi alma es multidisciplinar y he dedicado mi tiempo a hacer muchas otras cosas, no solo Ross. Ross fue algo necesario para dar rienda suelta a mis propias creaciones, pero no era bastante. Necesito tocar con más gente, me gusta producir, tocar la batería, en Rumor era el bajista, aunque no sólo, y en Ferroblues aprendí mucho sobre música negra, Los Albertos era un grupo de versiones y me aprendí todas las escalas de Rock y Blues, y así con cada experiencia iba engrosando mi experiencia musical y mi sed de aprender, conocía nuevos autores, discos y estilos nuevos y luego me fui haciendo una especie musicólogo autodidacta hasta darme cuenta de que toda la música no es sino una que ha ido infectándose alrededor del mundo de un lugar a otro y de una cultura a otra hasta formar diversos e incontables estilos genuinos… Una locura maravillosa que me fascina. Mi experiencia con cada grupo y con cada persona ha sido la de enriquecerme, aprender, mejorar, vivir, tocar, hacer música, que es lo que he querido hacer desde que tengo uso de razón… lo que he hecho al fin y al cabo.

Como se presentan estos nuevos tiempos compositivos en Ross, ¿Tendremos noticias de un nuevo futuro disco para el 2021?

Pues ahora mismo estoy produciendo y cada vez que hago un disco paso por un estado de letargo. De momento no sé. No estoy componiendo, pero si repaso mis archivos tengo cosas compuestas, por supuesto. No se hacia dónde iré, en 2021 quiero publicar lo que ha quedado pendiente de Interstellar… luego ya veremos.

¿Cuáles han sido tus momentos claves que más te enriquecieron a nivel compositivo?

Creo que mis momentos más ricos compositivamente fueron entre el 98 y el 2002, durante esa etapa sentía que podía hacer cualquier cosa. Ahí estaban los temas de Supersonic y Rossland. Después sientes que has tocado algún techo y empiezas a buscar. Lo volví a encontrar en 2010 cuando encontré el material para este Interstellar. Pero hay una parte de la composición que me encanta y es la de componer los arreglos, que también hay que encontrarlos, no es fácil a veces, esa parte me encanta… y me exijo mucho en ese aspecto. Por eso estoy muy satisfecho de cómo está arreglado Durante el Fin del Mundo, por ejemplo, y de la sensación de lo que queda por hacer sabiendo todo lo que sé ahora. La composición está muy ligada con la emoción, incluso más todavía que cuando escuchas música, porque se supone que es música que no existía antes. Hay un precipicio al que te asomas y puedes flipar mucho, pero debes ser objetivo y ser exigente contigo mismo, tener autocrítica… si eres condescendiente puede ser peligroso.

 

Texto: El Profe

(Gracias a Pablo Carrero por su colaboración)

Foto: Diego Garnes

 

 

 

 

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