Encuentros

Acid Mess, desde el Norte mirando al Sur

 

De Bad Brains a Black Sabbath, así ha sido la evolución sónica vivida por los asturianos, que entregan su trabajo más completo hasta la fecha. En Sangre de Otros Mundos (Spinda Records) se fusionan los distintos sabores que les caracterizan —del punk al kraut, del flamenco al hard-rock— de un modo natural y orgánico, sin costuras aparentes, en un impulso conjunto, fructífero. El cuarteto formado por Miguel Ruíz (guitarras, voz), Borja Vázquez (bajo, voz), Antonio Tamargo (batería, coros) y Juan Villamil (sintetizadores, órgano y piano eléctrico) se ha superado en este profuso álbum grabado en Ovni Estudio bajo la supervisión de Pablo Martínez, con la ayuda en los aires andaluces de Sergio Pevida (percusiones y palmas) y Aurora Salazar y Débora Hernández (voces). Sangre de Otros Mundos está disponible en vinilo, CD y casete, en ediciones limitadas. Charlamos con ellos sobre la creación de un elepé que gana enteros con cada nueva escucha.

Contadnos la gestación de la banda y vuestras aventuras anteriores a Acid Mess.

Acid Mess nace desde un sentimiento de rabia y descontento social. Surge como herramienta para descargar ese malestar, pero a su vez es visto como necesidad fisiológica de tres chavales que no saben vivir sin la música en directo. Los inicios son hardcore/punk, muy influenciados por bandas como Annihilation Time o Bad Brains pero que, con el paso de los años, el carácter de la banda va añadiendo sonidos más sabbathianos. En la actualidad nos podemos encontrar con melodías folklóricas y ritmos latinos tratados desde nuestra propia experiencia con la psicodelia. La banda evolucionó a medida que la formación iba cambiando por lo que el bagaje musical es muy amplio. Algunos de los integrantes iniciales venían de bandas de punk-rock, hardcore y rock clásico. Actualmente los registros musicales se ampliaron, con la llegada de Antonio Tamargo y Juan Villamil, a espectros sonoros semejantes al rock progresivo y la música latina.

Es vuestro tercer álbum, lo que normalmente significa compendio de todo lo ya hecho, pero aquí decidís abriros en varias direcciones. ¿Fue una decisión consciente?

Para nada fue intencionado. Estamos seguros de que fue un acto reflejo que proviene de la incesante escucha de nuevas bandas que a su vez fueron influenciadas por sus antecesoras. La música hay que consumirla como si de alimentos se tratase, es conveniente ingerir una dieta equilibrada y variada en estilos de música, no cerrarse a un género en particular. Y lo más importante es contrastar tu punto de vista con el de los demás para poder seguir evolucionando y no caer en una opinión sesgada.

¿Qué conocéis del rock progresivo, mayormente andaluz y catalán, de finales de los sesenta?

Conocemos Pan y Regaliz, Smash, Máquina!, Alameda, Cai, aunque sí que es cierto que no somos consumidores asiduos a estas bandas. Sin embargo Triana es nuestra debilidad, hubo una época en la que llegó a ser obsesiva nuestra fijación por ellos.

La intro con «El Reflejo de su Piel» suena monumental, monástica. ¿Qué la inspiró?

El tratamiento musical teníamos claro que debía seguir la línea de un mantra, pero la idea surge de un concepto muy alejado del resultado. Hace muchos años descubrí una serie de formaciones, en su mayoría parejas musicales, que cantaban al unísono con letras distintas. Para mi sorpresa, las letras estaban tan bien compuestas que no chocaban en ningún momento dejando así la comprensión de ambas líricas. Decidí hacer mi propia versión de ese recurso, por supuesto, mucho más sencillo de lo que originalmente había descubierto.

«Fuego al Templo», el primer single, ¿representa vuestra idea resumen del álbum? 

Creemos que ninguna canción representa esa idea de manera individual pero sí que sirve como punto de inflexión en el proceso de composición del disco, en una época en la que deambulamos por muchos locales de ensayo. Es un tema agresivo que refleja nuestro malestar hacia una persona en particular.

Existe una versión de «Hechicera» grabada con distintos móviles, ¿en confinamiento?

«Hechicera» la grabamos en el mismo estudio de grabación profesional como el resto de las canciones del disco, solo hay que escucharlo. Esa segunda versión que comentas la hicimos durante el confinamiento y algunos instrumentos se tuvieron que grabar con dispositivos móviles, pero es muy posterior al álbum de estudio.

Las influencias flamencas, en «Salvaje Historia» por ejemplo, ¿cómo se llevan siendo asturianos?

Somos unos apasionados del flamenco y grupos como Triana que fusionan ese folklore andaluz con el rock de los setenta nos han influenciado muchísimo en temas como este. En la parte final de la canción quisimos hacer un homenaje a la banda y adaptamos el inicio de «Luminosa Mañana» modificando la armonía de la canción.

 

«Hijos del Sol» tiene la rabia de una banda del punk 77, muy Stranglers o Banda Trapera. ¿Estáis de acuerdo?

El punk fue el estilo con el que crecimos, prácticamente. Y de alguna forma sigue en nosotros, así que supongo que hemos vomitado todas esas horas de conciertos y se refleja más en este tema. Es el tema más directo y conciso. En directo lo disfrutamos tanto que nos dan ganas de reventar el instrumento contra el suelo.

«Infierno Gris» arranca lírica y se desarrolla entre hard-rock y pulcra. ¿La grabasteis con la idea de gran escena final?

No, de hecho fue hasta el último momento una canción con la que teníamos dudas. Desde sus inicios se fue modificando la composición, empezó siendo un tema de rock clásico y hasta pasó por una mezcla de estilos muy turbia. Al final encontramos el nexo de unión con el ritmo del “tumbao” y desde ahí la canción se desarrolló de manera intuitiva. Cuando nos pusimos con el montaje del disco nos dimos cuenta que indudablemente ese era el tema que daría fin a Sangre de Otros Mundos.

Por último, ¿qué temáticas o vivencias nutren vuestras letras?

En Acid Mess somos dos letristas y cada uno tiene una manera muy diferente de sentir la vida. Usamos como referencia toda experiencia, ya sea propia o ajena, y la intentamos expresar de la manera más cruda, aunque la gran mayoría de las veces caemos en recursos poéticos y metafóricos. Puede que este aspecto del disco sea muy subjetivo, pero lo que tenemos claro es que son vivencias muy personales y solo nosotros sabemos la verdad que ello conlleva.

 

Texto: Dr. Rawk

Fotos: Ossobuko

 

 

 

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