Es escuchar la voz de Buck Dharma en «Box in my head» y «Florida Man» y volver a rememorar todos los buenos recuerdos de tu vida asociados a una banda única, especial y siempre reivindicable.
Pero como le sucede a algunos de sus generación, BÖC caen en el desliz de querer sonar relevantes y endurecidos, lo cual fragua el disco en dos mitades; una es válida y la otra naufraga a la deriva. Respecto a lo segundo, dejar el peso vocal en quien no sea Dharma o Eric Bloom es un craso error, porque si algo queda de la vieja magia en la nueva formación, se desvanece cuando nos enfrentamos a pedradas AOR como «Tainted Blood». En cuanto a Bloom, me viene a la cabeza una frase que me dijo Albert Bouchard (batería original y compositor esencial) sobre él: «Su problema es que cantó en algún hit y eso le dio una posición en el grupo que nadie esperaba, porque nunca fue un tipo con un gran talento».
«Stand and Fight» certifica que Bloom debiera seguir siendo un mero interprete, un mandado, pues hay poco donde rascar. Es el quinceavo disco de la banda, y hay cosas sugerentes aquí y allá. Pero si quieren volver a sentir la vieja magia, mejor láncense hacia cualquiera de las referencias discográficas de Blue Coupe, allá donde residen los hermanos Bouchard, indispensables para entender el sonido clásico de BÖC.
Texto: Sergio Martos
