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Blues en la encrucijada: Bluhauz, el retorno del gigante de piedra

 

 

Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.

 

El nombre de Sebastián Fernández -argentino, de la Zona Norte del Conurbano, y de Boca- puede que le suene a más de uno como el líder de Stone Giant, banda de hard blues con sede en Boston, activa desde 2013. Allí, matriculado como alumno de la Berklee College of Music tres años antes, acabó por encontrar congéneres tan flipados como él con Zeppelin, Sabbath o Blue Cheer. Añadiéndole la herencia de Pappo y otros referentes porteños, el potaje -la primera formación se completaba con un brasileño, un chileno y un portugués- estaba listo para servir: un álbum homónimo en 2015 y una constante actividad en directo les granjea un considerable núcleo de seguidores. Teloneando a nombres consagrados como Lynyrd Skynyrd y Peter Frampton, compartiendo cartel con Tyler Bryant and The Shakedown o con la participación en festivales como el Lollapalooza de Argentina y Chile en 2016, su popularidad aumenta a ojos vista. Pero justo tras un segundo título -el EP Nasty Creatures– en 2018, su pista se pierde durante más de un año.

Justo hasta principios de 2020, cuando nos enteramos de que la banda ya no existe y Sebastián estrena proyecto en solitario, rebautizado como Bluhauz. La base en esta ocasión será Miami (donde ha establecido también la sede de LoSweet Records, su propia productora) y de allí, de los estudios GroovyLand Music concretamente, saldrá «Purify My Soul», presentación en sociedad de la nueva marca registrada. Tras pasarse el primer trimestre de 2019 pariendo demos como un descosido (ciento cincuenta según ha declarado), fue precisamente la primera de todas ellas la escogida para debutar. Un blues rock potente y eléctrico, accesible a primera escucha y que cuenta con la colaboración de Pepe Hidalgo, batería de la extinta banda. Un tema que inicialmente “era un blues bien lento, pero después empecé a convencerme más del uptempo con dance, y cuando lo probé, me encantó”, comentaba Sebastián al respecto.

En mayo llegaría «Give it Back», segundo single y clip, con un groove más rockero pero manteniendo las pautas bluesies, seguido por «Everyday», tercera entrega a mediados de agosto. Tres primeras ráfagas para un álbum inicialmente previsto para este pasado noviembre, y que debe estar puliendo sus últimos flecos de cara a una edición inminente. Un disco que cualquier aficionado al blues contemporáneo hará bien en apuntar en la lista de tareas, a la espera de saber si lo mostrado hasta ahora, que no pinta nada mal, se confirma con un track list a la altura.

Recientemente él mismo manifestaba que en su música “la evolución va a estar en seguir encontrando nuevos beats que hagan mover y bailar al blues rock. (…) Siempre me atrajo la música electrónica y voy encontrando elementos de ese género para mezclar con mi sonido”. Declaración de intenciones a la que nada hay que objetar, en principio. Si se hace bien, y no sería el primero, la electrónica y el blues pueden ser más que buenos compañeros.

Mientras permanecemos atentos a todo ello, apuntemos que Joe Bonamassa ya ha incluido estas tres canciones en sus playlists de Spotify.

No me dirán que van ustedes a ser menos.

Texto: Eloy Pérez

Sección coordinada por Manel Celeiro y Eduardo Izquierdo

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