Encuentros

“Los sureños no llevan paraguas”, el manual de Izquierdo y Pérez para sobrevivir en el Sur de Estados Unidos

En tiempos como los que nos están tocando vivir se hacen muy necesarias alternativas que nos permitan recorrer mundo sin necesidad de tener que levantarnos del sofá. Si éstas, además, vienen acompañadas de altas dosis de humor, uno ya solo se cuestiona dónde hay que firmar. Con “Los sureños no llevan paraguas”, los periodistas Eduardo Izquierdo y Eloy Pérez nos proponen un desternillante viaje por el Profundo Sur que nos lleva a conocer al detalle la idiosincrasia del lugar y de sus gentes.

Tenemos a dos veteranos de la prensa musical de este país escribiendo un libro prologado por Elliott Murphy y que ve la luz a través de una editorial que se llama Muddy Waters. Sin embargo, no vamos a encontrarnos precisamente música.

Eloy Pérez: Exacto, no es un libro musical. Solo le dedicamos un capítulo a los diferentes estilos propios del sur de Estados Unidos. En realidad el libro viene a ser un retrato histórico, sociológico, político y cultural de toda esa zona del Deep South. Y es un lujo que desde la editorial nos hayan dado la oportunidad de hablar de todo esto en clave de humor y pudiendo llegar a ser muy irreverentes.

Eduardo Izquierdo: Al principio nos llegamos a plantear que apareciera la palabra guía de una forma más evidente, pero nos dimos cuenta de que no era una guía como tal. Nuestra intención es que la gente que no conoce las peculiaridades del Profundo Sur pueda hacerse una idea de lo contradictorio del lugar, todo desde un punto de vista tragicómico.

¿Y qué se siente al ser la primera referencia de esta editorial que parece que va a darnos muchas alegrías en el futuro?

Eduardo Izquierdo: (Risas) En realidad es la segunda vez que me pasa esto. Me ocurrió algo parecido cuando se creó 66 rpm, a los que, por cierto, quiero mucho. Las dos primeras referencias que sacaron fueron de un libro de mi amigo Toni Castarnado y otro mío, así que te puedes imaginar la presión a la que estuve sometido. Pero nos hace mucha ilusión y es un orgullo que hayan pensado en dos cafres como nosotros para poner en marcha este negocio.

Los dos habéis tenido carreras muy paralelas y ya habíais tenido la oportunidad de firmar algún trabajo juntos, pero nada parecido a lo que encontramos en “Los sureños no llevan paraguas”. ¿Cómo ha sido el proceso en sí?

EP: Sí, trabajamos juntos en una guía sobre punk-rock para Redbook. Pero, como dices, es algo muy distinto a lo que acabamos de hacer. Para este libro, que se lo ofrecieron a Edu y fue él quien me propuso participar, nos hemos entendido muy bien desde el primer momento. Nos repartimos los capítulos, fuimos haciendo correcciones y creo que el resultado es una obra que podría estar perfectamente firmada por un solo autor. No se aprecia la diferencia entre lo que hemos escrito uno y otro.

Vaya, pensaba que lo vuestro era la música de raíces. No dejáis de sorprenderme…

EI: Sí, somos bastante eclécticos. Lo que pasa es que muchas veces, cuando te dedicas a escribir, los propios editores de las revistas tienden a encasillarte. En mi caso, es cierto que la música americana es la que más escucho, pero eso no significa que en mi discografía no haya discos de los Sex Pistols, The Clash, Bad Religion, Rancid o Social Distortion. O incluso blues o power pop. Y a Eloy le ocurre algo parecido con el rock progresivo. Nos han encasillado ahí pero, gracias a nuestra experiencia y a Internet, somos capaces de escribir sobre cualquier tema. (Risas)

De hecho, se puede escribir un libro sobre el sur de Estados Unidos sin haberlo pisado jamás.

EI: Totalmente, ¿por qué alguien que haya estado tres veces en EE.UU para visitar la casa de Elvis y Disney World va a estar más legitimado que yo para escribir sobre este tema? Seguramente estaríamos en una posición muy similar. Eloy y yo llevamos toda la vida devorando películas y documentales sobre esta temática, escuchando su música, leyendo a autores sureños, conociendo bien su política,… Vivir en un mundo global te permite hacer este tipo de cosas.

EP: Yo creo que incluso tiene un valor añadido el hecho de que no hayamos estado conviviendo con los rednecks durante una temporada. Y es que cuando te planteas hablar de una sociedad y de un territorio concreto, la distancia juega un papel fundamental. Sobre todo para un libro de estas características en el que el humor y el sarcasmo están tan presentes. El poder escribir acerca de estos temas desde fuera es un plus. Imagina que nos proponen escribir algo acerca de Cataluña, seguramente alguien de fuera podría definirnos tan bien como lo haríamos nosotros siendo de aquí.

Veo que insistís mucho en ese punto irreverente del libro y en el hecho de que no hay que tomárselo muy en serio a pesar de que se toman temas algo delicados. ¿Cómo habéis conseguido ese equilibrio?

EP: Desde el principio nos planteamos unos límites, principalmente para no pasarte de la raya con determinados asuntos. Pero ten en cuenta que hablamos de una sociedad y una cultura tan extrema con temas como la religión, las armas, el racismo o la esclavitud, que al final es imposible no caer en los tópicos. Y esto es lo que te permite tratar con humor materias que en absoluto son risibles. De hecho, creo que cuanto más bestia es el tópico, más te liberas a la hora de escribir acerca de ello.

Para quien no tenga ni idea de todo esto, ¿cómo le explicaríais a un no iniciado en qué consiste el orgullo sureño?

EP: Fundamentalmente, parte de la idea de sentirse diferente. Es algo que ocurre en muchas partes del mundo cuando los habitantes de una zona dentro de un país se consideran distintos al resto. El sureño está muy orgulloso de su historia y su tradición, se vanagloria de esa rebeldía de la que hicieron gala siglos atrás, de la confederación,… Estoy convencido de que ellos mismos se consideran sureños antes que estadounidenses.

Me imagino que este año, habiendo empollado tanto acerca del país del Tío Sam, habréis seguido con especial atención cómo se desarrollaban las elecciones de Estados Unidos.

EI: Sí, sobre todo los últimos días. Recuerdo esos momentos histriónicos de Trump cuando se negaba a aceptar la derrota. Cuando le ves fuera de sí queriendo denunciar esa supuesta caza de brujas no puedes evitar acordarte de alguno de los pasajes del libro. De hecho, Trump aparece en él como uno de esos personajes que no son sureños pero podía haberlo sido porque cumple con todas las características. Un sureño haría justamente eso, no admitir que ha sido derrotado y buscar los recovecos para denunciar que todo está mal.

Creo que ha llegado el momento de hablar de las ovejas cojas, que son parte del rebaño que se incluye justo al final de “Los sureños no llevan paraguas”. Me imagino que la lista inicial de candidatos sería interminable…

EI: Sí, había muchísimos. La idea inicial era confeccionar una lista de personajes sureños y creo recordar que eran alrededor de 100. Pero desde la editorial no terminaron de verlo claro y se me ocurrió la idea de hacer una selección y separarlos en función de si eran sureños reales (ovejas blancas), aquellos que a pesar de ser de allí no se identifican con esos estereotipos (ovejas negras) y gente que no era de allí pero que parecen los más sureños de todos (ovejas cojas). Me gusta mucho cómo ha quedado, me parece un apartado muy divertido.

También encontramos en la parte central un glosario de etiquetas musicales con las que vosotros os sentiréis muy familiarizados pero habrá gente a la que le cueste aclararse entre tanto género. ¿En quién estabais pensando a la hora de escribir este libro?

EI: Yo creo que ese capítulo ha sido el más difícil de escribir, precisamente por eso, porque tenía que condensar demasiadas cosas en un espacio muy limitado. Hubo momentos realmente dramáticos porque es muy complicado hacer un mapa que sea entendible sobre la música en el sur de Estados Unidos. Pero al final estoy muy contento con el resultado, creo que ha quedado bien ligado y que el lector, que en todo momento hemos pensado en gente que no haya profundizado jamás en estos géneros, acaba teniendo una idea bastante clara de todo.

Por último quería felicitaros porque creo que es un libro que da gusto en todos los sentidos. Desde su portada, que no puedes dejar de tocar en ningún momento, hasta la maquetación, las ilustraciones o esa redacción que, aunque pueda parecer algo obvio, se ve que está muy bien pulida.

EI: En esto tiene mucho que ver la editorial. Yo recuerdo que desde el principio nos comentaron que iban a cuidar mucho la edición, la tipografía,… Siempre tuvieron claro que no querían hacer un libro al uso.

EP: Está claro que siempre es un punto a favor encontrarte de entrada una portada atractiva y eso es mérito de la editorial. En cuanto a nuestro trabajo, sí que es cierto que me considero muy perfeccionista a la hora de escribir. Durante este tiempo nos hemos leído, releído y, de forma puntual, corregido, mutuamente. Pero todo ha sido muy fluido.

Texto: Jesús Rojas

 

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