Encuentros

Juárez, libertad sonora

Suena «Cielo gris», primer adelanto de Entre palmeras y nos pone en alerta, tras tanto nubarrón, algo bueno se acerca… Canción de amor y búsqueda, de escapar hacia delante y volar de la mano, con pop-rock fronterizo y atmósfera de mágica ensoñación bajo las alas… Cielos grises nos han tocado vivir este año y aún parece que tardarán en despejarse.

Creo que entrasteis en el estudio antes de que la normalidad estallara por los aires, ¿Cómo habéis vivido estos tiempos inciertos y cómo han influido en el lanzamiento del álbum?

Sí, el disco lo grabamos a finales de enero y para cuando llegó la pandemia estaba ya terminado. Durante el confinamiento hablábamos mucho entre nosotros, viendo los diseños que preparaba Cristina, el orden de los singles, fechas, lo que había que mandar a fábrica o a los sellos, ideas para videoclips o fotografías, etc. El disco sirvió para mantenernos un poco más ocupados en esos momentos tan extraños. El videoclip de “Cielo gris” lo prepararon Cristina y Jose en pleno confinamiento, hicieron las letras con plastilina y fueron sacando fotos para hacerlo con la técnica de stop-motion.

Todo esto del virus ha retrasado la salida del disco pero al ir de la mano de Caballito Records, Lunar Discos y Nébula Recordings hemos podido contar con mucha ayuda para organizarnos y funcionar mucho mejor.

¿Por qué elegisteis «Cielo gris» como adelanto? Habladnos un poco sobre el tema, por favor.

Lo obvio tal vez habría sido soltar primero alguna canción más directa como “Champagne francés” o “El sol en movimiento” pero nos pareció interesante empezar por un tema más relajado y personal, mostrar otra cara y que, además, contara con las dos voces. “Cielo gris” es una bonita canción de amor en la que hay elementos que no se ven en otras canciones, como guitarra clásica, alguna máquina que programó Guillermo… Creemos que refleja muy bien el momento creativo que vive el grupo.

Personalmente, creo que sonáis mejor que nunca. Diría que habéis dado con la fórmula perfecta para que el sonido y las texturas de las canciones cohabiten y se fundan en una magnética y crujiente calidez… Si en Escafandra (2014) y en Caléndula (2016) los rayos solares penetraban en las profundidades marinas y las canciones desprendían una oscuridad resplandeciente, que terminó por salir a la superficie y brillar, más pop y enérgicamente, en Boreal (2018), ahora, la luz que rezuman estas nuevas doce pistas parecen dorar la piel como ese sol de otoño que nos regala una vida extra antes de que caiga la tarde… ¿Podríamos decir que estamos ante vuestro trabajo más luminoso? ¿Cómo veis la estela sonora de la banda desde el primer EP a la actualidad?

No sabríamos decir si es el más luminoso pero sí que podría ser un buen resumen de estos ocho años. En este disco está todo más equilibrado: hay pop, western, desarrollos instrumentales, algo de punk, ruido, melodía, garage, psicodelia… Creemos que todo mucho mejor asimilado y encajado que en trabajos anteriores.

La evolución del sonido ha sido natural. Sí que después de “Caléndula” optamos de manera consciente por aligerar un poco, ser más directos y acortar las canciones pero, como decíamos, el sonido actual es resultado de todo lo anterior.

¿Ha cambiado algo el modus operandi a la hora confeccionar canciones con respecto a los anteriores lanzamientos? Habladnos un poco del proceso de gestación del álbum, por favor.

No, seguimos funcionando igual que al principio. Son Cristina y Jose quienes traen las ideas y las trabajamos todos juntos en el local. Aunque Cristina tiene más peso en lo musical y Jose en las letras, ambos trabajan los dos aspectos.

Hay algunas canciones que salen muy rápido, como “Champagne francés” o “Entre plameras” y otras a las que tenemos que darles más vueltas como “Al mar”, “En la madrugada” o “Detrás del cielo”. En el caso de este disco hay que destacar el trabajo de Guille de MotuMúsica, que nos ha ayudado a vestir las canciones con ideas como coros, sintes, arreglos, etc. También se ha trabajado de manera muy consciente el tema de las percusiones.

Todo bajo una eclecticidad sónica que es ya marca de la casa, zigzagueando con la misma naturalidad entre paisajes fronterizos, psicodélicos y oníricos. Pasando, por ejemplo, de la frescura inicial de «El sol en movimiento» y «Champán francés», centrifugando garage guitarrero y pegadizas melodías pop, al reposado rock «El día que todo empezó a temblar», con un bajo que nos invita a adentrarnos en una road movie por la baja California, desembocando en un par de western crepusculares, la hipnótica «Escafandra Vol. II» y un «Vendiendo Cruces» que hubiera emocionado al mismísimo Ennio Morricone… ¿Cómo afrontáis ese abanico de géneros a la hora de componer las canciones? ¿Cómo se fraguaron algunos de estos cinco temas?

No solemos pensar en “vamos a hacer una canción pop” o “vamos a hacer una western”, hay como una brújula interna que nos hace movernos hacia un lado u otro, suele salir de manera bastante natural. Es lo bueno que tiene llevar tantos años tocando juntos.

A “El sol en movimiento” no tuvimos que darle muchas vueltas, salió bastante fácil y pronto vimos que ese espíritu garage le quedaba muy bien. En esta canción contamos con Carlos Maya que hizo unos teclados sesenteros muy chulos. “Champagne francés” surgió pocos días antes de entrar al estudio y tampoco hubo que darle muchas vueltas. “El día que todo empezó a temblar” sí que se nos complicó un poco, es una canción que, al ser un bucle de sólo dos acordes, exige un pulso muy concreto que no es fácil de encontrar y mantener. Estamos contentos con esta canción, es una de las letras que más nos gustan. Para algunas presentaciones del disco hemos preparado una versión acústica que nos gusta mucho, igual hasta más que la eléctrica.

“Escafandra vol. II” es otra de las canciones donde se nota la mano de la producción de Guille, supo muy bien qué elementos resaltar y qué elementos dejar atrás. La línea de guitarra que compuso Cristina nos recordó a la de la canción “Escafandra” de nuestra demo de 2014, por eso la llamamos “vol. II” aunque, en realidad, las canciones no guardan relación.

“Vendiendo Cruces” también fue de las últimas que terminamos para el disco. En un principio era una canción al uso, con sus estrofas y estribillos, teníamos incluso la letra, pero en el proceso de arreglo decidimos dejarla como un pasaje instrumental, con esas guitarras que evocan a Link Wray. También se nota la producción de Guille, que metió a su antojo unos coros que le dan, si cabe, un aire más épico a la canción.

El canto de Cristina es el que comienza el hechizo por partida doble, para después confluir con la voz de Jose en «Cielo gris», voces que se relevan y toman las riendas a lo largo del álbum. ¿Cómo se hace el “reparto” de canciones? ¿En qué estilos os veis más cómodos vocalmente cada uno?

En realidad no hay reparto de canciones. Vamos aportando ideas y unas salen y otras no. Dependiendo del disco entran más canciones de uno u otro. También hay canciones que aunque en un principio las cantaba Jose, las termina cantando Cristina porque encajan mejor con su voz. Intentamos hacer lo mejor para la canción más allá de quién la cante. Jose posiblemente esté más cómodo en la canción de autor mientras que Cristina es más versátil y se adapta mejor a cualquier estilo.

«Al mar» es otro de esos hits que te llevan en volandas, de ola en ola, a una plácida y soleada deriva, con un largo desarrollo final que en directo se antoja bomba de relojería… Cierto aroma a The Feelies y Galaxie 500… ¿Qué bandas/discos habéis tenido de cabecera durante el proceso de creación de Entre palmeras?

“Al mar” es como si fuera una canción folk que ha sido electrificada y a la que hemos añadido un desarrollo instrumental que cada vez tocamos de una manera. Es un final abierto que nos permite jugar un poco sin saber muy bien qué va a pasar.

La verdad que The Feelies es un grupo en el que coincidimos todos, más que en Galaxie 500, que también nos gustan. No ha habido ningún disco de cabecera durante la grabación o por lo menos no recordamos estar especialmente entusiasmados con nada concreto.

Casi on the road again, ¿qué se suele escuchar en la furgoneta cuando estáis de gira? ¿Qué bandas os unen más a los cuatro y cuáles siembran cierta discrepancia y bromas en el ambiente?

Cuando vamos a los conciertos no solemos escuchar mucha música, solemos pasar el viaje hablando, diciendo tontadas y riéndonos. Somos amigos desde hace años y siempre tenemos cosas de que hablar a parte del grupo.

Como decíamos antes, The Feelies es un grupo en el coincidimos todos. Otros que nos gustan mucho serían Pelomono, Steve Gunn o Limiñanas. Luego cada uno tenemos nuestros gustos, a Jose le gustan mucho tanto Bill Callahan como Thurston Moore, a Cristina Elvis, Say Sue Me, Shannon & the Clams, Black lips,… Iñigo es el más pop y a Berti le van cosas más rockeras y progresivas.

Las Culebras, Astrovandals, Black Lagun, Reina Republicana y Tristessa… Ya que estamos en la furgoneta, miremos un momento por el retrovisor: ¿Cómo nace Juárez? ¿Cómo recordáis aquellos años iniciáticos previos y aquel cruce de caminos donde os encontrasteis como banda?

Jose y Berti tocaban en Astrovandals y al disolverse el grupo y montar Juárez llamaron a Iñigo a la batería. A los pocos ensayos entró Cristina para convertirse en parte esencial del sonido. Este verano ha entrado también Izaskun a los sintetizadores. Llevábamos tiempo queriendo reproducir en directo esos sonidos espaciales pero no encontrábamos a la persona adecuada. Ahora podemos decir que el sonido de los conciertos se acerca mucho más a lo que queremos.

Parece que fue ayer cuando empezamos. La verdad que, como seguimos con la misma metodología de trabajo, tampoco tenemos la sensación de que haya gran diferencia con el principio. Lo único, al conocernos más, se hace más cómodo trabajar.

¿Cómo veis la movida pamplonesa en estos últimos años?

Aquí en Pamplona hay un montón de grupos de todos los estilos, y desde hace tiempo, parece ser. Está bien porque hay grupos para todos los gustos. También hay unos cuantos bares como El Nébula, el Txintxarri, el Cavas, el Toki, el Infernu o el Garazi que han estado programando muchos grupos, tanto de aquí como de fuera y eso ha dado mucha vida a la ciudad, aunque ahora las cosas están como están.

¿Qué bandas poco conocidas nos recomendáis?

Pues Jon Ulecia & Cantina Bizarro es una de las mejores bandas de la ciudad, con la que compartimos local de ensayo y bajista. Germán Carrascosa y la Alegría del Barrio también tienen unos directos arrolladores, además son compañeros de sello en Caballito Records, como Río Arga, Los Jambos y Brecha. Piedra, que son de reciente formación, hacen música instrumental, Kabbalah son antiguas compañeras de Cristina de Las Culebras, Pape, Exnovios… podríamos nombrar un montón de grupos, la verdad.

Volviendo a Entre palmeras y a la pista del mismo nombre, un estallido pop-punk que es pura combustión instantánea… ¿Quizás «Entre palmeras» sea el tema más explosivo que hayáis grabado hasta el momento?

En grabación tal vez sí, pero algunas canciones de “Escafandra” y “Caléndula” sí que suenan muy explosivas en directo. En directo Juárez siempre ha sido bastante explosivo, aunque hemos tenido altibajos.

Cantáis que “Entre palmeras mejor…”. Por curiosidad, ¿dónde se encuentran esas palmeras de la canción?

Cristina suele ir con su familia a pasar unos días al año a Lanzarote, momento esperado por todos. Las palmeras están allí.

Más contrastes y mismo magnetismo en la negritud brillante de la recta final: Balacera de sintetizadores en la absorbente y cegadora cuenta atrás de «Estrella negra», para pasar, tras la titular, a la elegante languidez de «Detrás del cielo» donde es todo negro… Hasta llegar a «La guerra de los mundos», ocho minutos de krautrock y psicodelia en vena que en vivo no nos dejaran tocar el suelo. Detalladnos un poco las historias que encierran estas tres canciones.

“Estrella negra” fue la primera canción que grabamos para el disco, la grabamos a parte del resto en navidad de 2019 como una especie de villancico. Era la primera vez que trabajábamos con Guille en la producción y quedamos muy contentos con el resultado, nos dio el impulso para meternos a grabar el resto del disco.

“Detrás del Cielo” habla de cuando las cosas no salen bien y el miedo y las dudas aparecen. Esta canción también la teníamos compuesta hacía tiempo pero no acabábamos de encontrarle una manera de tocarla que nos convenciese. Por fin se la encontramos.

“La Guerra de los mundos” también fue de las últimas que terminamos. Nos gusta mucho quedarnos en un acorde y dejarle libertad a Cristina para que meta guitarras a su antojo, puede que sea una de las señas de identidad más características de Juárez.

Y por último, aunque ya sabemos que el futuro es más incierto que nunca y todo puede cambiar en un parpadeo, ¿cómo se presenta la puesta de largo del disco? ¿Alguna fecha a la vista?

Si todo va bien el sábado 5 de diciembre estaremos tocando en la sala Maravillas de Madrid, y el domingo 27 de diciembre estaremos junto a Jon Ulecia & Cantina Bizarro en el Zentral de Pamplona dentro de la programación del festival Santas Pascuas. Las entradas para Pamplona ya se han agotado, el aforo era bastante reducido. Será un día especial ya que habrá un montón de familiares y amigos y será el primer concierto en casa con el nuevo disco. Alguna cosa más hay en el aire pero todavía está por confirmar.

¿Qué le diríais al público que aún no conoce a Juárez para que se sumerja en este Entre palmeras?

Que si le gusta el pop, la psicodelia o el western se de una vuelta por nuestro bandcamp o las plataformas digitales en las que está el disco. Hemos puesto lo mejor de nosotros en este trabajo y estamos muy contentos.

Texto: David Pérez

Fotos: Gorka Beunza

 

 

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