Encuentros

Joe Crepúsculo, saga creativa

Supercrepus (Producciones Doradas, 2008) fue un álbum rompedor, libre, que irrumpió con fuerza en el panorama estatal de hace doce años. Lo hizo cogiendo cosas de Pegamoides y Dire Straits (tal cual leen), creando un producto distinto, con denominación de origen Tarántula, la anterior banda de Joël Iriarte (nombre real de nuestro protagonista), pero sonando 100% crepuscular.

Un puñado de discos después, llega ahora su secuela, Supercrepus II (El Volcán), reafirmando la capacidad de este catalán residente en Madrid a la hora de despachar calidad y cantidad, con pasmosa facilidad. Entre carajillos de anís, emplazados en un céntrico bar de Madrid (detalle a valorar ahora que tanto echamos de menos los bares en algunos sitios), departimos en una prolongada suerte de charla/entrevista, desmenuzando todos los detalles de su nuevo disco, entre otros aspectos del universo Joe Crepúsculo.

¿De qué manera conectas las dos partes de Supercrepus?

Se fraguó cuando estaba con las primeras 4/5 canciones. En ese momento ves que ya empiezas a tener un disco entre manos y te planteas un poco de qué va el disco, qué título poner… Estuve varios meses pensando en ello y de repente vi que algunas de las canciones tenían mucho que ver con Suprecrepus. A partir de ahí, a la que tienes una palanca de movimiento, articulas todo el disco. Obviamente hay muchas diferencias; casi que habría más diferencias que parecidos, pero para mí los parecidos son más importantes… o quizás no. Coincide la temática de las canciones, el hablar del romanticismo de una manera un poco perversa.

Y luego también es el tipo de disco, un disco doble, de una hora, de canciones pop. Sé hacer canciones pop al final. Incluso cuando intento hacer rumba me sale pop. Al final sé hacer canciones. de estrofa y estribillo. Entonces, Supercrepus sería, entre comillas, un manual del pop que a mí me interesaba en aquel momento, y Supercrepus II sería el pop global al que he llegado, el que he sabido hacer y es mi propuesta. Y luego hay muchas diferencias: la primera parte fue grabada en mi habitación, y las primeras tomas valían. Un disco con muchas colaboraciones. Este sin embargo tiene pocas colaboraciones, suena mucho mejor, está grabado en estudio… He aprendido a cantar, o canto un poco mejor. O diferente. No sé, me gustaba darle la continuación a ese disco que tan bien me fue para todo en aquel momento. Me hacía ilusión darle continuidad a un disco así, que además tenía probablemente el mejor título, palíndromo.

El disco lo ha vuelto a producir Sergio Pérez, con quien has trabajado varias veces ya… 

Con Sergio hemos tocado mis canciones en directo desde el principio, hasta que me fui a Mallorca a vivir. De hecho, toda esta aventura del “bacalao” ha sido idea suya, el creó el enfoque que he tenido en los conciertos hasta ahora, aunque actualmente estamos cambiándolo. El disco se hizo así: yo grababa las maquetas en casa, se las enviaba a Sergio, él grababa las baterías en Barcelona, con Marc López, de Medalla, y luego se mandaban las canciones a Pontevedra, a Alberto Martínez del Río. Alberto es un guitarrista que toca en orquestas, muy bueno. Sergio y Alberto son amigos de juventud del mismo pueblo de Asturias, de ahí su participación. Se ha hecho a tres bandas, en tres partes muy alejadas de España.

¿Cómo ha sido el papel de Sergio Pérez en cuanto a la producción?

Tuvo muchas ideas de enfoque, como llevar «Discoteca en ruinas» hacia el sonido Smiths. Luego en temas como «Chococristos», el rollo de que fuera hacia ese funk como de los primeros discos de Prince, eso fue idea de Alberto, él hizo esas guitarras. Hubo una interacción muy buena a tres bandas.

Tú les diste vía libre para que metieran mano a las canciones…

A mí me ha encantado, porque en los dos últimos discos sobretodo, en los que yo hacía la producción, siempre estaba metido en el estudio grabando, puliendo… Y de repente, que las decisiones de producción y de mezcla acabaran en manos de Sergio, para mí ha sido muy guay. Yo me dedicaba a que las canciones funcionaran a nivel compositivo y estructural, pero luego Sergio le daba la forma. Por ejemplo, en «Te brilla la cara», todo ese rollo country se lo dio él, grabando él mismo la steel-guitar.

Tú traías la canción en crudo y él la veía más allá.

Claro, y dentro de cómo he sido siempre, digamos “tirano”, a la hora de llevar las canciones como yo quería, me ha gustado mucho que alguien tomara esas decisiones respecto a estas canciones y luego, escuchar el resultado, y que me pareciera tan guay.

El disco es muy ecléctico y entretenido hasta el final. De hecho «Baila hasta morir» es de mis favoritas, y es la penúltima.

La verdad es que es raro cómo durante la composición del disco llegué a canciones así, que nunca había hecho. Además lo digo también por la temática. Ahora que estoy haciendo entrevistas, estoy pensando más en el disco de lo que lo hacía mientras lo componía, y veo la relación entre las temáticas y el momento actual, y parece que se haya compuesto durante la pandemia, cuando en realidad la única canción que se compuso en ese periodo fue «Cuarentena sin ti». Da la sensación que «Calaveras negras», «Ratas salvajes», «Baila hasta morir», tienen esa temática. O «Comiendo shawarmas», que dice eso de “quiero estar toda mi vida en el bar”. La semana pasada justamente, estaba en Barcelona de promo, sin bares abiertos.

Y en cuanto a «Baila hasta morir», salió así. Yo ya sabía que era un ska, y Sergio hizo la línea de bajo. Yo creo que se fijó mucho en The Clash. Al final Sergio sabe que me encanta la música de los 70. Fleetwood Mac. Dr. Feelgood… Y cuando decide llevar «Destruir la sociedad» a ese sonido, está pensando en Dr. Feelgood. Yo al principio tenía trompetas en los estribillos, y él me dijo “mira, voy a hacerlo con harmónicas, porque me suena más a Dr. Feelgood”. Para mí son un grupo de infancia, mi padre me los ponía mucho de pequeño. Mis gustos musicales están muy influidos por lo que ponían mis padres. Cogiendo esos nombres y también Aerosmith y Dire Straits, podríamos crear un mapa de referentes del disco.

Tengo curiosidad por saber si tu estilo vocal grave viene dado por el hecho de componer en casa, por las limitaciones domésticas a la hora de cantar a cierto volumen, o por que es lo que te sale de forma natural.

Sinceramente, no lo sé. También tengo un registro agudo, que no me sale mal. No sé muy bien porque he usado ese grave. En «Calaveras negras», por ejemplo, canto agudo y grave a la vez. Muchas canciones las doblo así, por ejemplo también en «Comiendo shawarmas». Tal vez canto grave porque tengo la sensación de que mi voz destaca de una manera mucho más interesante, respecto a lo que puedo aportar cantando agudo. También es cierto que en estudio es una cosa y en directo, otra. En directo, de hecho, hago estrofas en grave y estribillos en agudo, y funciona.

Nunca me he considerado un gran cantante, y he intentado suplir mis limitaciones de esa manera. Pero no sólo eso, sino que te diría que la mía es una voz muy peculiar, de alguna manera, y sé que a mucha gente le supone una barrera que hace que no le guste mi música. Y más como he cantado en muchos discos. A veces de manera muy chirriante. Creo que todavía sigo buscando mi voz. Ahora, en los ensayos con banda que estamos haciendo, estoy viendo cómo es mi voz realmente. Descubriéndola. No sé, tal vez es una cosa que tendría que haber hecho mucho antes, pero estoy contento de dar este paso ahora. Ahora repito las tomas las veces que haga falta, buscando el mejor resultado. Creo que quien escuche los discos que he hecho en orden, verá que hay una evolución. Yo quiero intentar mejorar y hacer las cosas mejor siempre.

Hombre, es cierto que este disco está muy trabajado en ese aspecto, salta la vista…

Sí, es que tú escuchas Supercrepus, y tal vez pueda ser muy guay la capacidad de mezclar muchos tipos de canciones pop del disco, y si llegas al punto de que te de igual la manera de cantar, ves que las melodías están bien. Pero tienes que pasar esa frontera, y que te dé igual esa manera “chirriosa” de cantar. En este punto quería conseguir lo mismo respecto a las canciones, pero cantando lo mejor posible. Imagino que a la gente a la que le gusten esos discos le parecerá impostado, pero bueno, yo intento hacer las cosas lo mejor posible.

Además cada disco es una historia y aporta cosas distintas a tu carrera. Es lo interesante, ¿no?

Sí. Además me da la sensación de que esos discos no los hice yo. Ha pasado tanto tiempo y he ido a tantas ciudades diferentes, que… no sé, me da la sensación de que yo soy el que está aquí contigo ahora. Y lo anterior, sí, lo hice, pero me veo como si hubiera sido una oruga, y ahora estuviera empezando a ser una mariposa. Pero vamos, qué te voy a contar. Todos los músicos dirán lo mismo, que el mejor disco es el último y toda la pesca.

Cuéntame sobre la banda que estáis preparando.

Son la banda de Aaron Rux, los Crying Cowboys. Una banda internacional, ya que Aaron es estadounidense y Josh inglés. Pero dejando de lado eso, que queda muy bien decirlo, son muy buenos músicos. Ya estamos ensayando y está quedando muy guay. La intención es tocar las canciones del nuevo disco, al menos 12 o 13, más unas 6 antiguas, como por ejemplo «Mi fábrica de baile», que tiene un punto súper funk. «Pisciburguer», o «Rosas en el mar», que está cogiendo un rollo muy «I shot the Sheriff». Es como que de repente tiene un groove que no te imaginabas que tenía. Estoy súper contento.

Tema letras, tengo la sensación de que tienes canciones que versan sobre temáticas concretas, pero que en muchos casos también, utilizas frases que son como imágenes que se sintetizan en una frase. Como por ejemplo: “como un rayo que atraviesa las heridas”, que son frases potentes que se prestan a muchas interpretaciones…

Bueno, yo siempre intento simplificar muchísimo. Para bien o para mal estudié Filosofía, y después pensé que era algo que no me serviría de nada en la vida, porque he trabajado de cosas que no tenían nada que ver, pero después me di cuenta de que el trabajo más reconfortante que he tenido, que es la música, sí que tiene que ver con eso. Tengo la sensación de que la música que he hecho, sobretodo las letras, aunque han tendido hacia la parte más simple, siempre he querido meter elementos desconcertantes, o elementos conceptuales, dentro de lo simple. Muy pronto me di cuenta de que tenemos un idioma muy complicado para cantar.

El castellano es una puta mierda en ese sentido. Tú intentas poner un verso de Espronceda y te vas a dar cuenta de que lo tienes complicado. Con el catalán es diferente, tiene más monosílabos, es un idioma diferente. Entonces lo que tenemos que hacer es ser muy cautos a la hora de hacer letras. La simplicidad va muy bien, yo siempre he intentado que las letras sean sencillas, y dentro de esa simplicidad, meter elementos muy desconcertantes. Yo siempre he buscado intentar joder al máximo, sin que la gente se diera cuenta. Intentar meter elementos perturbadores y que en un momento en el que la gente estuviera bailando, notara que tenía “el pene metido en el culo”, esa era mi intención con las letras. No sé si lo he conseguido, pero era mi intención.

Se te encaja mucho dentro del indie, cuando en realidad no encajas para nada en esos parámetros de lo que podríamos considerar el indie español estándar. Lo cierto es que has tenido muy buena acogida en ese mundillo.

Nunca he visto ninguna relación entre yo y el indie, sinceramente. Ni con Tarántula la tuvimos, ni yo la he tenido… De hecho, ¿qué es el indie? Vamos a delimitar el indie, al menos aquí en España. El indie es lo que no es rap, lo que no es rock, lo que no es heavy, lo que no es punk. Ahí tenemos el indie. Cuando hicimos Tarántula, yo no sabía ni lo que era el indie. En el indie podemos meter a Hidrogenesse, Astrud… A bandas que están a medio camino entre muchas cosas.

Sobretodo a bandas incómodas, y yo creo que yo soy una propuesta incómoda, en el sentido de decidir dónde va metida. He hecho muchísima música indie, si por ello nos referimos a pop. La palabra indie es equívoca, para empezar. Yo me siento más cómodo dentro del punk, o incluso del heavy. Yo soy más de Metallica o AC/DC, que de cualquier propuesta indie.

Supongo que también ocurre que, por ejemplo, la gente que va a festivales indie a pasarlo bien, se encuentra con tu propuesta y se puede olvidar de todo pasando un buen rato bailando. En ese sentido, tú encajas perfectamente.

Sí, si el indie es eso, yo encantado de estar allí. Aunque yo nunca me he considerado indie.

Sí, sí, para nada digo que lo seas eh, pero es que me parece muy curioso.

Es súper curioso.

También te digo que me parece fantástico que un público acostumbrado a propuestas más dóciles, se sienta cómodo con tu música, normalizando propuestas que retan más al oyente.

Para mí es una gozada tener esa acogida. Al final es el público que me ha acogido y si no fuera ese, no sería ningún otro, ni heavy, ni rap, ni punk. Yo encantadísimo. Pero sí que me parece curioso, porque no es el estilo en el que me habría metido. Yo quizás me hubiera metido más en la rave, o no sé, pero es que también he estado perdido siempre. En la música, en los estilos. He ido a conciertos de todo tipo, y nunca he sabido cual era mi estilo. Me gusta el jazz, me gusta el punk… Me gusta todo. Y si el indie es el estilo que me ha acogido, yo encantado.

Por último, tú siempre has sido súper prolífico. De hecho, el otro día pensaba que, probablemente, ningún artista español ha creado y grabado tanta música en estos 12 años, desde que empezaste a hacer cosas en solitario.

No era esa mi intención. Yo sólo he seguido mi ritmo. Tampoco me parece tan agresivo. Estoy pensando en Woody Allen, y el cine es mucho más bestia en cuanto al trabajo que hay detrás de una película, respecto al de un disco; por ejemplo. Me gusta trabajar, porque mis padres me inculcaron eso. Mi asunto era tocar los fines de semana y entre semana, grabar. Para mí no es concebible levantarme por la mañana y ponerme a ver una serie. Yo tengo una dieta muy estricta a nivel de ocio. Tengo que trabajar, hacer cosas, y si no lo hiciera así, me sentiría mal. Yo solamente puedo ver películas por la noche, o después de comer, en fin de semana. Yo tengo que estar haciendo cosas activas. Tengo la sensación de que mi cerebro algún día se va a apagar; así que ahora que está activo, cuanto más lo aproveche, mejor.

O sea que te impones un horario creativo estricto, a lo Nick Cave…

Sí, ahora mi horario de trabajo matinal es de 8 a 12h, soy una persona muy solar. Y sólo bebo café, nada de beber alcohol mientras. Eso después. Para crear no me gusta mezclar con nada. Ahora hago eso, trabajo de 8 a 12h, me voy de 12 a 14h a correr o al gimnasio, como, y después limo lo que he hecho antes. Me gusta mucho ese horario.

Próximos conciertos:

24 NOVIEMBRE
Teatro Calderón
Madrid

28 NOVIEMBRE
Sala BCN (Montjuic)
Barcelona

Texto: Daniel González

Fotos: Silvia Coca

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