Discomático

Paul Roland – Lair of the White Worm (Dark Companion)

Tal como un buen Amontillado descansa bajo velo de flor antes de ser expuesto a la acción directa del oxígeno del aire, de similar modo han envejecido y madurado las canciones del nuevo álbum de Paul Roland. Grabadas en su mayor parte hace cuatro años, el proyecto quedó en barbecho a la espera de encontrar una unidad temática, hasta que recientemente se forzó a recuperarlo. Desistiendo de encontrar un patrón lírico común, Paul trabajó entonces cada canción individualmente para conseguir un resultado que podemos contar desde ya mismo entre lo mejor de su producción en la última década. Y habida cuenta el elevado nivel que ha mantenido, eso es decir mucho.

Separados por cuatro adecuadísimos interludios instrumentales, los doce temas de Lair of the White Worm destilan tanto su característico vínculo entre lo acústico y lo eléctrico, como los sutiles alientos pastorales y la orquestación moderadamente exótica. Entre el riff marca de la casa en la inicial «Year of the Harlot, Year of the Whore» (con la plaga de peste bubónica que asoló Londres en 1644 como telón de fondo) y las dos versiones de «Into The Lair of The White Worm» que cierran el disco, Paul Roland vuelve a ofrecernos un perfecto tratado de psych rock que, como él mismo apunta en las notas interiores, mira en igual medida a sus obras anteriores -primerizas incluso- tanto como al futuro más inmediato. Su maestría narrativa, fruto de un oficio y un talento parejos, sigue regalándonos retratos e imágenes, situaciones y personajes de una rara, exquisita precisión: por sus versos, en esta ocasión, transitan adivinas y ocultistas del siglo XVI (la Mother Shipton de «Master Boil and Mistress Sore»), mitos griegos revisitados («Leda and the Swan») o ese viajero del tiempo, clásico que incorporar de inmediato a su propia y fantástica galería de personajes, que protagoniza «In Memory of a Time Traveller».

Magníficamente respaldado por una serie de músicos en perfecta sincronización con el director, Paul Roland añade con este disco un nuevo triunfo a una carrera cuya inspiración, para deleite de nosotros, sus fans, no parece tener techo. Y por muchos años.

 

Eloy Pérez

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