Un melenudo sueco que vive en Larv, un villorrio perdido de por ahí arriba, con un currículum anterior en bandas de death metal, a priori no parece el candidato idóneo para el disco folk del año. Pero visto lo visto, a fe que opta, y con nota. Pronunciemos no obstante la palabra folk con todas las reservas posibles, porque el amigo McKee (nacido como Joakim Oskar Malmborg) se ha marcado un trabajo tan variado como punzante. Una escucha de prueba ya discrimina los tres primeros temas respecto a lo que vendrá después. Instrumentación rural, con sonido chirriante a bobina y óxido, y una modulación vocal entre Gareth Liddiard y Tom Waits. Con guiño a su pasado metálico, incluso, en los berridos de «Cattle And Wolves», aviso a navegantes que pudieran esperar melodías más aseadas para un ocasional careo. Una ráfaga inicial que abre hueco entre tus discos de Jimbo Mathus y Father John Misty.
Porque tras ese inicio por todo lo alto, el tono desciende para transitar por una meseta maravillosamente melodramática, inspiradísima en lo melódico -«I’ve Been Building», «Humming On The Porch»- que desemboca en los más de siete minutos de «Woman From Tarnava», tal vez la mejor canción que vayan a escuchar este deprimente invierno. Un nudo espectacular y adictivo antes de llegar a un desenlace que remite al inicio, de nuevo. Tanto con «Anxiety Blues» (que cabalga bajo la alargadísima sombra de 16 Horsepower, y no es el único momento) como con la demolición descontrolada a la que somete la clásica «House of The Rising Sun», se cierra de forma más o menos circular un álbum excéntrico y excesivo pero, al mismo tiempo, de una lucidez extraordinaria.
Y aunque estemos de acuerdo en que el sur de Suecia no es Kentucky, y puede que el viejo McKee todavía no haya terminado de montar su destilería, dudo que ningún lunático de los Apalaches dejara de dar el visto bueno a esta descarriada muestra de country, blues y rock sin afeitar. Servidor tras tamaño descubrimiento ya está a la busca y captura de Black Birds (2011) y A Letter to a Sick (2014), sus dos eps anteriores, así como de Wooden Songs (2012), elepé en toda regla.
Con que sean la mitad de buenos que este último, ya valdrá la pena.
Eloy Pérez
