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Blues en la encrucijada: John Németh & The Blue Dreamers, predicando el blues sin descanso

Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.

A sus 45 primaveras el de Idaho es uno de los nombres de referencia del blues contemporáneo. Y se ha ganado a pulso todo lo que tiene. Trabajador incansable, adicto a la carretera y magnífico intérprete Németh recoge lo que lleva años sembrando desde los pequeños clubes hasta los grandes escenarios festivaleros.

A partir aquellos primeros pinitos en el coro de una de las iglesias de su ciudad natal, Boise, para meterse de lleno en la escena de bandas locales durante la adolescencia y lanzarse a la vorágine de las bandas de bar que no paran de actuar para que aquello salga mínimamente rentable. Así que el hombre sabe perfectamente lo duro que ha sido el trayecto, como buen bluesman que se precie. Cargado de premios, menciones y otros honores sigue predicando la palabra del blues con una devoción y una honestidad a prueba de bombas, como ejemplo podemos citar su último paso por Barcelona, en el desaparecido Rocksound, donde a pesar de sufrir una dolencia estomacal ofreció un concierto memorable dejando claros todos sus méritos.

Pero vayamos al grano, que no es otro que su último álbum, Stronger tan Strong, puesto a la venta a finales de octubre del corriente año y que supone su más reciente referencia discográfica. Doce temas que refrendan todo lo escrito anteriormente registrados junto a su banda de directo, The Blue Dreamers, que cuenta con el joven prodigio de la seis cuerdas John Hay que sin cumplir todavía veinte años va dejando un rastro de bocas abiertas por donde pasa. Por su parte, Németh canta tan bien como se espera de él y su interpretación a la armónica es ajustada, cálida y plena de matices.

Les encantan las raíces más profundas, la ortodoxia más pura y recia del género se ve reflejada en «Come and Take It», ritmo entrecortado, riff down home, la escuela Chicago que respira «Chain Breaker» o el soberbio trabajo vocal y de armónica que corona «Work for Love». Pero no esperemos que se pasen los aproximadamente cincuenta minutos que dura la grabación transitando los mismos senderos, ya que su aproximación al estilo acepta el rock & roll, «Throw Me in the Water», «Deprivin’ a Love», el  ritmo y blues, «Sweep the Shack», los aires góspel, la festiva y adictiva «I Can See Your Love Light Shine», o el soul que calienta «Guess Who» y pone en llamas la tórrida «Bars» (cuyo magnifico vídeo está enlazado al final del texto).

Otro gran ejercicio de estilo a cargo de un tipo tocado por el veneno de la música del diablo que los buenos aficionados no deberían dejar pasar. No está el patio para perderse en medianías y obviar a músicos como Németh y los Blue Dreamers que llevan la antorcha con una soltura y una solvencia casi insultante.

Manel Celeiro

Sección a cargo de Eduardo Izquierdo & Manel Celeiro

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