La manía de encorsetar la música por géneros hace que quien lea ciertas referencias pueda tener reticencias a la hora de enfrentarse a una banda o artista. Es el caso de los Bilbaínos Wreck Totem, encastrados en el mundo stoner desde su reciente irrupción. Pero no nos engañemos, lo suyo es rock de guitarras densas, paisajes abiertos, melodías especiales y una base conjuntada como el interior de una roca. A Curse For The Living es su primer largo, que continúa al EP homónimo editado hace un par de años, y el salto cualitativo es más que evidente. Desde que pinchamos el tema inicial («Soul Searcher») se desata una tormenta de riffs tras otra, pero el disco es un va y viene de emociones, ejecutado por una banda que ama lo que tiene entre manos y que crece a cada paso, pues no son estos los mismos Wreck Totem que vi en Getxo en 2018, pese a que ya entonces sonaban bien y prometían crecer. Moisés Molina (guitarrista y vocalista), Julen De La Vega (bajista) y Lander Cadenas (baterista e interlocutor en esta entrevista) han firmado un disco importante para este nefasto 2020. De tanto en tanto la luz vence a la oscuridad. ¿Una canción? «Vincent Hangman», o lo que es igual, los inicios de la New Wave Of British Heavy Metal en su encarnación más pura buscando las canciones perdidas de Sir Lord Baltimore.
Lleváis ya un tiempo rulando. Pero quiero que nuestros lectores de Ruta 66 sepan cuando y porqué formáis la banda. Y claro, el sonido, ¿lo teníais claro ya desde un principio?
Antes de Wreck Totem, Moi y yo solíamos quedar muchas noches e improvisábamos, dejando que fluyeran ideas y echando unas risas entre tragos de whisky. No fue hasta finales de 2014 que los dos decidimos empezar a trabajar en serio y montamos la banda.
Al año siguiente Ioritz Ipiña se unió al bajo, y con la formación ya cerrada nos centramos en grabar el EP y lanzarnos al mundo. El sonido estaba decidido. Flipábamos con Black Sabbath y los sonidos desérticos californianos de Fatso Jetson y Kyuss, así que a pesar de estar influenciados por muchos otros fijamos nuestro rumbo hacia los creadores del Heavy Metal y el Stoner Rock. Rumbo que se afianza todavía más en el otoño de 2018, cuando Julen de La Vega entra en la banda a las 4 cuerdas.
¿Qué otras bandas del estado se podrían considerar hermanas del sonido de Wreck Totem?
Desde Suances están Wet Cactus que suenan como un cañón. Una descarga de energía cojonuda. Recuerdo que la primera vez que les vimos fue teloneando a Yawning Man y fue una revelación increíble.
Los asturianos Acid Mess, que se mueven en terrenos mucho más psicodélicos y son unos musicazos de la leche. Componen de forma muy elaborada y publican próximamente un nuevo disco, Sangre de Otros Mundos. Estamos deseando escucharlo y sentirlo en directo.
También, las bandas hermanas Chivo y Chamán, que tienen una contundencia acojonante. Compartiendo sección rítmica, beben de los creadores del Stoner y lo demuestran con una descarga sonora que sacude hasta el último extremo del cuerpo.
Y por último están Wicked Wizzard. Hemos tenido la suerte de compartir escena con ellos muchas veces y unas cuantas cervezas. La noche que presentaron Warlords of the Dark Realm, su última obra, fuimos invitados a abrir el recital. Este grandísimo trío, ganadores del último villa de Bilbao, lo hace increíblemente bien y es una auténtica gozada verles en acción.
Aunque lo fácil es recurrir al Stoner Rock como referencia obvia, ¿qué otras influencias compartís los tres miembros del grupo?
Podrían resumirse en Black Sabbath, Kyuss y Led Zeppelin. Además, las distintas influencias de cada uno hacen que los temas ganen a la hora de componer y siempre sea divertido encontrar el punto en común que nos guste a todos. Julen tira más hacia el Heavy Metal, Moi hacia el Funk y yo hacia el Blues y Hard rock. La mezcla hace que los temas se inclinen cada vez hacia distintos sitios y eso es lo que al final da riqueza a la música.
Primero un EP de presentación y ahora un álbum completo. Poco a poco. ¿Qué esperáis del público de este país? ¿Lo veis complicado tal y como están las cosas o el sueño de la banda sería empezar a moverse para despegar hacia otras fronteras?
La idea era encontrar nuevos oyentes por el territorio nacional, conocer otras bandas en la misma dinámica que nosotros y difundir Wreck Totem todo lo que pudiéramos. Había unas cuantas fechas cerradas y otras muchas a cerrar, incluso un par de viajes internacionales en el horizonte, pero entonces llegó la pandemia y tiró por los suelos todos los planes. Tuvimos la suerte de poder presentar A Curse For The Living el día 7 de marzo antes de que empezara a ponerse feo todo el asunto.
Fue un duro golpe cambiar las expectativas de esta forma, pero seguimos muy ilusionados, trabajando en nuevas ideas y recuperando algunas del pasado, haciendo muchas jams e incluso hemos publicado nuestro primer videoclip este verano, dirigido y montado por Unai Minguez. Así que no hay apocalipsis que nos pare; seguiremos al acecho a la espera de ese subidón de adrenalina que significa poder saltar a un escenario.
¿Estáis contentos con el resultado del disco? Personalmente, creo que hay un cambio y un salto respecto al EP. Más madurez, mejor sonido, mejor compenetrados.
Estamos muy contentos con el álbum. La verdad que ha sido toda una experiencia positiva. Nos hemos tomado el tiempo necesario para colocarnos de nuevo en frente de los micros con energía y las ideas claras, pero creemos que ha merecido la pena.
Además, no se nos ocurre mejor manera que haberlo hecho con James Morgan de Magic Box, pues ha sido un auténtico placer. Conocimos a James en un concierto que dimos junto a Wicked Wizzard. Nosotros habíamos tocado justo antes y él se acercó a donde estábamos para llevarse un EP. Nos dijo: “Me encantaría capturar vuestra energía en el estudio”. Así que cuando estuvimos preparados teníamos claro donde queríamos grabar el nuevo material. El proceso ha sido todo un viaje con el que estamos muy satisfechos e invitamos a todos los que quieran a darle una escucha a A Curse For The Living.
Texto: Sergio Martos
