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Héroes para siempre, 25º aniversario de «Avalancha»

 

 

Se cumplen 25 años de la publicación de “Avalancha”, el que fuera el álbum más potente y hard rockero de la emblemática banda zaragozana. Un disco que hizo historia y que abrió las puertas del rock ortoxo a toda una generación de jóvenes imberbes, entre ellos un servidor.

La pubertad es la época de la inocencia y de las primera veces: la del primer sorbo de cerveza, la primera calada a un cigarrillo, la del primer beso… Es una franja de la vida en la que uno se convierte en una esponja que lee, observa y escucha determinadas cosas que aunque no se de cuenta en ese momento van a conformar lo que seremos en un futuro. Y es en esa franja de primeras veces cuando llegué por sincronicidades de la vida al disco “Avalancha”, de Héroes del Silencio.

Fue en las navidades de 1996, en un pequeño pueblo de la Extremadura profunda cuando coincidieron varios de esos momentos iniciáticos. Por un lado, era la primera vez que entraba en una discoteca, si a aquello se le podía llamar discoteca; y por otro, era la primera vez que probaba una cerveza — la moral en los pueblos hace 25 años era mucho más laxa que ahora —. Una conjunción de factores ideal para alimentar la receptividad en un impresionable púbero recién abierto al mundo.

Recuerdo traspasar la puerta de aquella cutre discoteca ochentera, imbuido por los sopores alegres del alcohol como si de un paso iniciático se tratase, cuando escuché un pegadizo y rockero riff de guitarra in crescendo junto a un timbre de voz oscuro y engolado que me atraparon por completo. Hasta ese entonces, no había escuchado nada igual en vida, tampoco había escuchado mucho, la verdad sea dicha, pero aquello era diferente. No solo fue la guitarra y aquel timbre de voz tan personal; fue el mensaje que lanzaba en aquella primera estrofa: “Amanecí con los puños bien cerrados y la rabia insolente de mi juventud”. Aquél riff y aquella voz con ese mensaje contestatario fueron como una especie de revelación. Supe desde el primer instante que aquello que estaba escuchando era algo especial que de una forma u otra influiría en mi vida.   Efectivamente se trataba del clásico de Héroes del Silencio, “Iberia Sumergida”, perteneciente a su disco, “Avalancha”, publicado pocos meses antes de aquella revelación personal y que recientemente acaba de cumplir 25 años.

Aquel tema de la banda aragonesa se me quedó clavado en la mente como una espina. Había despertado en mí mucha curiosidad y de vuelta a la ciudad decidí indagar sobre el grupo. Tras investigar un poco un compañero del colegio me pasó una cinta de casete con la grabación de “Avalancha”. Fue llegar a mi casa esa misma tarde después del colegio y darle vueltas y vueltas a esa cinta en la cadena de música del salón de la casa de mis padres a todo volumen. Desde ese momento, fueron muchas las tardes y las noches en las que la música de Héroes del Silencio me acompañó. La dureza y energía de canciones como “Parasiempre”, “Días de Borrasca” o “Rueda fortuna” apuntalaron esa insultante necedad de creerse invencible en los momentos de desbordamiento hormonal. Y otras como, “La chispa adecuada” , “En Brazos de la Fiebre” o “Morir todavía”, de carácter más onírico, me acompañaron en aquellas veladas de introspección adolescente en la soledad de mi cuarto. En este sentido las letras de Enrique Bunbury, tan excesivas, tan barrocas y enrevesadas siempre ayudaron mucho, ya que esa inteligibilidad permitía extraer de ellas la lectura que mejor se ciñera a tu estado vital del momento. Pero antes de seguir rebozándonos en el charco de la anecdótico y la melancolía hagamos memoria para ver en qué momento se encontraba la banda en aquel lejano 1995.

Héroes del Silencio, venía de una gira internacional larguísima (más de 140 conciertos) con su anterior Lp, “El Espíritu del vino”, donde ya habían surgido los primeros roces y discrepancias importantes entre los miembros del grupo, en especial por el rumbo musical que debían asumir en un futuro antes de entrar en el estudio y que se vieron agravados por cuestiones de convivencia (mucho km juntos encerrados en una furgoneta). Si el ‘Espíritu del vino’ era un disco de carácter disperso y barroco donde cada uno de sus miembros plasmó sus inquietudes musicales. En el próximo, para evitar esa disparidad de criterios encontrados se trató de buscar ese punto de intersección común donde todos coincidieran y se encontraran cómodos: ese punto en común fue el rock ortodoxo. Con ese firme propósito se tomaron unos meses de catarsis y reflexión comunal en Benasque, en el pirineo aragonés y componer el próximo disco. Durante varios meses estuvieron grabando maquetas y perfilando lo que sería el grueso del álbum antes de marcharse a grabar a EEUU.

El resultado de esa catarsis musical y personal fue “Avalancha”. Grabado en los estudios Soundcastle de Los Ángeles, bajo la producción del mítico y legendario Bob Ezrin (Pink Floyd, Alice Cooper, Kiss…) y publicado el 18 de septiembre de 1995. “Avalancha” fue un álbum de hard rock pétreo y denso; de riffs musculosos y una fuerte carga de crítica político-social en las letras de Enrique Bunbury. Este disco fue a su vez su testamento, la guinda a un legado musical legendario dentro del rock en español, que culminaron con otra mastodóntica gira mundial que comenzó pocos días después de la publicación del álbum en Milán, y que les llevaría a recorrer 27 países entre Europa y América realizando casi 150 actuaciones.

“Avalancha”, fue un disco incomprendido por la mayoría de la crítica y de los seguidores del grupo. Aquellos que desde sus inicios tildaron a la banda maña una y otra vez de “comerciales” o “vendidos”, también criticaron “Avalancha” por todo lo contrario. Tacharon al grupo de haberse “americanizado” en exceso en este último disco, y de haber perdido su esencia y personalidad para convertirse en una banda más. Muchos seguidores tampoco entendieron este viraje hacia el rock más puro donde la guitarra de Juan Valdivia o la batería de Pedro Andreu, cobraban más peso y casi más protagonismo que la voz de Enrique Bunbury en algunos momentos. Sea como fuere “Avalancha”, fue un auténtico éxito de ventas, alcanzando el doble disco de platino en España y disco de oro en Alemania, Suiza, México y Argentina.

En octubre de 1996, Héroes del Silencio, anuncian su disolución en una rueda de prensa en Perú, lo que cayó como un jarro de agua fría a su legión de seguidores, entre los que se encontraba un servidor, ya que desgraciadamente por edad no me correspondía la oportunidad de haber podido acudir a unos de los conciertos de la gira antes de que de forma repentina anunciaran su disolución. Lo cual acrecentó más mi credo en torno a la banda y me dejó huérfano de testosterona heroica.

Con todo esto y en definitiva, podríamos decir que “Avalancha” y Héroes del Silencio se convirtieron en la banda sonora de mi adolescencia. Gracias a ellos comencé a tirar de la cuerda, a ver que ellos tenían otras influencias que también me podían interesar. Por aquel entonces las cosas no son como ahora e internet era una entelequia; hoy tenemos a un click y en pocos segundos la discografia completa de cualquier banda underground del pueblo más remoto de Australia la profunda. Pero antes funcionaba de otra manera, a través del boca a boca, de los consejos de algún Dj radiofónico, de las orientaciones que te diera el dueño de tu tienda de discos habitual o de revistas especializadas. Pertenezco a aquella generación que sufrió la reconversión de lo analógico a lo digital y en mi adolescencia había que patearse las tiendas de discos físicas para encontrar lo que hoy tenemos a una búsqueda de Google.

A finales de los 90, el centro de Madrid era un vergel de estas tiendas de discos.   Héroes del Silencio era un grupo con una cantidad infinita de los denominados bootlegs o discos pirata. En aquellos tiempos, ‘pirata’, tenía una acepción diferente a la que entendemos hoy, y hacía mención a la edición clandestina de discos no oficiales con material inédito de un grupo: caras b no publicadas oficialmente o grabaciones ilegales de sus conciertos como era en el caso de héroes . Hay que recordar que los de Zaragoza fueron la banda de rock patrio más internacional, con giras interminables que abarcaban españa, centroeuropa y américa, incluida EEUU. Durante mi adolescencia se convirtió en un ritual patearme las tiendas de discos del centro de Madrid buscando esa discografía pirata como una especie de tesoros escondidos. Fue en estos bootlegs, donde descubrí los medleys en los que la banda intercalaban compases del “Rock an roll” de Led. Zeppelin, el “Paranoid” de Black Sabbath e incluso algún verso del legendario bluesman John Lee Hooker. Temas y artistas que me hicieron bucear más allá de lo que escuchaba en ese momento y que me han traído hasta aquí.

Avalancha fue el disco que me cambió la vida, el que me abrió la puerta a un mundo de melomania. No es quizá un inicio tan cool como hacerlo con “Dark Side of The Moon” de Pink Floyd, “Blonde and Blonde” de Dylan, o el “Sticky Fingers” de los Rolling Stones. Y posiblemente los más puretas y talibanes de la ortodoxia heavy-blues-rockera se rasguen las vestiduras o esbocen una medio sonrisa de desdén. Pero para mí, fue el disco iniciático que me abrió a todo un océano de música virgen por descubrir. ¿Recordáis aquella sensación de escuchar a Led Zeppelin por primera vez? ¿O el momento sublime en que descubristeis “Dark Side Of the Moon”? Esos momentos los he vivido gracias a que la pasión por Héroes del Silencio y por conocer sus influencias me hizo tirar de la cuerda. Además, en estas primeras veces, aunque en ese instante no seamos conscientes de ello, siempre vienen acompañadas de lugares, momentos o personas especiales, como si la vida tratara de subrayar la importancia de ese instante. Es como esos olores u objetos que te retrotraen a un momento determinado de tu infancia. Aunque también es cierto, que simplemente puede que cualquier tiempo pasado sea mejor y sobrevaloremos aquel recuerdo porque el desguace de la memoria lo retoque a nuestra imagen y semejanza, pero ¡y qué más da! … Lo que importa, es que aquella conjunción de factores: desde el ampuloso y arpegiado riff de guitarra;`pasando por aquella voz tan personal cantando esa estrofa contestataria, junto a aquél estado alterado de conciencia, fueron el elemento disruptor que me sacó del redil de la manada y el primer paso hacia lo que soy hoy. Aunque solo sea por eso ”¡Viva Avalancha!”

Texto: Javier Ganel

 

 

 

 

 

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