Encuentros

Ezra Furman, judaísmo punk queer al desnudo

Una de las abanderadas más célebres del movimiento queer y trans género americano actual nos muestra su lado más salvaje en su novena obra de estudio, Twelve Nudes. Con tan sólo 33 años y nueve discos en su haber, la carrera de este artista afincada en Chicago y de marcada personalidad parece haber despegado definitivamente. Después de componer la banda sonora para la primera temporada de la serie de Netflix, Sex Education, presenta un disco que bebe de la esencia del punk y nos muestra una persona rica, honesta y profundamente cabreada con las injusticias que le rodean. La llamamos para hablar de todo ello y este es el resultado de nuestra charla.

¿Podríamos decir que este nuevo disco es, en esencia, Ezra Furman al desnudo?

Ha habido dos motivos diferentes para incluir la desnudez en el título del disco. Quería que mi álbum estuviera emocionalmente desnudo, sin los adornos, la ropa y las joyas de Transangenic Exodus. Yo quería estar desnudo. También me inspiró la poeta Anne Carson, quien escribió un largo poema llamado The Glass Essay. Trata del cuerpo humano y del dolor. También aborda cuestiones sociales sobre diferencias de clases. Una obra muy inspiradora. Eso es lo que el álbum representa para mí, estar desnuda y ser honesta sobre el dolor.

Twelve Nudes es un disco muy agresivo y directo comparado con el resto de tu obra. ¿Eso se deba a que te pilla alto de autoestima o realmente cabreado?

Un poco las dos cosas. No puedo quejarme de cómo me va a nivel profesional. Es un periodo de mi vida que me siento bien tanto a nivel artístico como a nivel personal. Por otro lado, si miras a tu alrededor sobran motivos para cabrearse. Hay mucho que hacer en temas de salud, medio ambiente, todo tipo de discriminaciones para todo tipo de minorías… En ese sentido recuperar el espíritu punk de mi adolescencia me ha ayudado a canalizar mi rabia cuando pienso en todo ello. Al acabar de grabar mi anterior disco el cuerpo me pedía escuchar punk, supongo que para canalizar mis iras y miedos respecto a lo que pasa en la sociedad. Es inevitable que tus preocupaciones influyan en el proceso creativo.

Lo lógico es que la música refleje las inquietudes y miedos del artista…

Correcto. Para mí es natural. Puede ser directa o indirectamente, pero ha de reflejarlos.

Me decías que has recuperado en cierta manera el espíritu punk de tu juventud. ¿Qué bandas escuchabas de joven?

El espíritu punk, en verdad lo he conservado toda mi vida. De joven escuchaba Green Day o The Misfits y enloquecía con su música y me inspiraba a ser más libre, a romper muros, pero yo el punk lo he visto más siempre como una filosofía, como una manera de pensar y de ser y eso va mucho más allá de lo musical. El punk es uno de esos elementos que siento que me definen.

Otro de esos elementos que van con tu persona es la conciencia de género. Además es un aspecto que ha ido evolucionando a lo largo de tus nueve discos…

Cierto, con el tiempo he ido evolucionando. Ahora soy más abierto sobre mi género, mis preferencias sexuales y mi identidad religiosa, cosas de las que me he avergonzado en el pasado. Estoy más abierto al respecto con las personas que amo en mi vida privada también. ¡Todo es mucho mejor ahora!

¿Ese despertar en tu identidad religiosa a qué es debido? No es el primer disco en que hablas de ello abiertamente.

No ha sido un despertar reciente el de mi religiosidad. Desde muy joven he tenido consciencia religiosa y me he hecho cientos de preguntas acerca de la vida que tan sólo han encontrado respuesta a través de esa espiritualidad. Lo que ha pasado es que ahora hablo de ello y antes no. Era uno de los aspectos de mi persona que ocultaba a los demás pero esa intención de explorar preguntas difíciles de responder siempre ha estado ahí y espero que siempre esté ahí.

Un judío punk y queer. ¿No hay algunos de los dogmas de la religión que chocan con tu lado punk queer?

Yo no lo veo así. Es cierto que en el mundo de la música vives rodeado de gente que no entiende cosas como que prefiero evitar trabajar los días de culto u otras de las costumbres que comportan seguir una religión, pero a nivel más profundo yo me tomo la religión como algo alejado de la autoridad. Para mí religión no significa jerarquía, significa algo mucho más profundo que me permite hacerme y responder preguntas que tan sólo a través de un diálogo interior puedes llegar a responder. Es cierto que si te tomas la religión como algo institucional puede llegar a chocar, pero en mi manera de afrontarla pongo el foco en toda la riqueza y contenido espiritual que puede llegar a aportarme.

Volviendo al tema de la conciencia queer, ¿crees que tu manera de vestir, de ser y de comportarte como artista ha podido ayudar a algunas personas a reconocer ciertos pensamientos y sentimientos que tenían ocultos?

Creo que sí, mucha gente que no ha salido del armario viene a mis shows. La gente en general quiere ser más consciente a nivel social, pero en mi país nunca ha sido fácil para muchas personas mostrarse tal y como son. Después de algunos conciertos me he encontrado con situaciones y comentarios de algunas personas que muestran que hemos ayudado a que se planteen algunas cosas. Espero que nuestra banda, nuestros shows, nuestras conversaciones, estimulen ese impulso: seamos las personas que queremos ser, aunque sea solo por una noche. Todo ser humano tiene un valor infinito y es insustituible.

Texto: Rubén García Torras

 

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