En su séptimo disco, Dear Life, su primer disco en solitario en siete años, Brendan Benson reformula su mezcla única de powerpop e indie añadiendo toques electrónicos y una visión más optimista que en trabajos anteriores.
Siempre ha sido un libro abierto, sus canciones ventanas a su vida personal y estado de ánimo. Sus canciones sobre amores perdidos, autocrítica y tristeza, se ven reemplazadas por otras mucho más alegres que reflejan su felicidad actual. Richest Man Alive y Baby’s Eyes rebosan positividad y exponen sin ambages sus sentimientos actuales. Su adoración por The Beatles, y también por grandes músicos de country, son sus influencias principales, pero esta vez se combinan con otras más inesperadas. I Can Do What You Want Me To, que abre el álbum, y Good To Be Alive vibran con un estilo disco funk, con sintetizadores y marcando una nueva dirección. Son, en parte, el resultado de grabar gran parte del disco en su sótano y con poco equipo, pero no deja de reconocer también la influencia del hip-hop en sus canciones. Después de veinte años en el papel de perdedor, parece que ha entrado en una nueva etapa de gran vitalidad. Una dicha y placer que impregnan sus nuevas canciones.
Texto: Nathan Whittle
