Catorce años después de que nos dejara Nikki Sudden, su compadre del alma ha decidido que ya era hora de montar una reunión en el otro lado. Como siempre hizo en vida, se ha ido sin despedirse, de hoy para mañana. Uno de los últimos referentes de ese rock inglés canalla que desde los ochenta se emperró en recuperar el legado de un rock and roll olvidado en las Islas.
Oriundo de Birmingham, Kusworth pasó por un puñado de bandas -TV Eye, The Subterranean Hawks, Rag Dolls, los primeros Dogs d’Amour- hasta encontrarse con Nikki y fundar el contubernio de su vida bajo el nombre de Jacobites. A partir de ahí nacieron grandes canciones, con Dave mostrando una asombrosa facilidad para la melodía añeja, al tiempo que una sólida afición por todos los tics menos saludables en la mítica rockera.
Mención aparte merece su carrera en solitario, ya fuera acompañado por Bounty Hunters o Tenderhooks, hasta esas colaboraciones con nuestros jacobitas particulares, Los Tupper, nunca suficientemente reivindicados. Volvió a nuestros escenarios –tras un largo impasse- en 2018 y 2019, cascado pero todavía guerrero, demostrando sobre las tablas que todavía podía llevar las riendas de un buen show de rock’n’roll a la vieja usanza.
Hasta que el 19 de septiembre de este año de mierda cogió la guitarra y la botella de vino, cerró la puerta y nos dejó un poco más huérfanos a todos.
It’s a shame for the angels, Dave!
Eloy Pérez
