Jurado es uno de los nombres grandes de nuestra novela negra. No en vano, y como rezan los faldones de sus libros, hablamos del escritor nacional de thriller más leído en todo el mundo. Y eso lo logró gracias a su anterior novela, La Reina Roja, en la que descubríamos a dos personajes tan excepcionales como el inspector Jon Gutiérrez y Antonia Scott, una mujer dotada de una inteligencia fuera de lo común. Juntos formaban una pareja casi hipnótica, de perfecta conjunción y cuya relación – solo profesional, porque Gutiérrez es homosexual – se beneficiaba de una historia atractiva y original. Quizá eso es lo que le falla a esta Loba Negra, segundo libro de esta saga. O quizá no. Porque me da que el autor aquí ha querido conscientemente centrarse más en la psicología de los personajes, y concretamente de una Scott sobrepasada por sus propias circunstancias, que en una historia con mafia rusa de por medio que no acaba de enganchar. Por ello, el ritmo es inferior a su predecesor, y la lectura se hace ligeramente más densa. Especialmente si uno intenta conectar, y ahí está la gracia, con el mundo interno de Antonia Scott. Porque ¿ustedes creen que siendo una de las persona más inteligentes del mundo lo tendrían todo solucionado y no tendrían problemas? Quizá tendrían los mismos o más que el más corriente de los mortales. Y puede, incluso, que necesitaran un Jon Gutiérrez a su lado. Si quieren saber más, lo tienen fácil.
Eduardo Izquierdo