Encuentros

Oscar Jerome y la introspección de lo urbano

 

 

El músico londinense despega su carrera en solitario con Breathe Deep, un álbum lleno de sonidos tomados del jazz, el hip-hop y el funk, entre otros. A pesar de su rechazo por las etiquetas, Oscar Jerome parece haberse convertido en la nueva esperanza del jazz fusión.

Breathe Deep es tu primer álbum en solitario. ¿Fue diferente crear algo por tu cuenta y no dentro del colectivo afrobeat Kokoroko?

Bueno, fue bastante diferente porque con esa banda era todo bastante equitativo entre los miembros, ¿sabes? Aún hay un montón de elementos colectivos dentro de lo que hago, pero claro, aquí soy yo el que produce la versión demo, el que escribe… en última instancia, depende más de mi.

¿Es más personal, cierto?

Sí, definitivamente es mucho más personal. Sobre todo en las letras, donde hablo de aspectos personales de mi vida. Sin embargo, creo que hay cosas a favor y en contra de esta forma de hacer música. Por ejemplo, a mi me parece necesario recibir comentarios, feedback, de otras personas, porque a veces puedes quedar atascado en una canción o una idea. Creo que también me gustan las producciones colectivas porque yo mismo soy una persona sociable. No es lo mismo trabajar solo durante semanas que rodeado de gente. Por ejemplo, este álbum contiene colaboraciones de músicos que son excelentes. No podría haberlo hecho sin ellos, de ninguna manera. En cierto sentido, por eso, me siento aún parte de un colectivo: sigo teniendo gente que me apoya y que está detrás mío. Quizás el principio, a la hora de crear, sí que es realmente lo más solitario de todo el proceso.

Siempre afirmas que tu música proviene de tu propio entorno: todo aquello que te rodea, tus amigos, la forma en que escuchas las canciones, South London… Me preguntaba si lo que produces es una historia íntima de tu vida o si tan solo partes de esos elementos a la hora de componer.

Depende de sobre lo que escriba en ese momento, realmente. A veces, por ejemplo, puede ser algo de un carácter más político o humanitario, que puede no ser tan personal, pero que a su vez me afecta emocionalmente. Sin embargo, en esos casos soy consciente de estar escribiendo algo que es mucho más grande que yo, que me trasciende. En otras ocasiones sí que hablo de situaciones más personales, como ciertas historias de amor o familiares pero en esos casos, de hecho, muchas veces me siento extraño hablando de situaciones tan íntimas.

Sin embargo, por ejemplo, haces múltiples referencias a South London en particular, que entiendo que es el lugar donde vives.

 Sí, sí, es donde vivo. Pero tiene que ver más con esta comunidad musical a la que siento que pertenezco, aunque algunos músicos vivan en otras zonas de Londres.

También sueles hablar muchas veces de ti mismo como un ‘artista blanco’ por la música que tocas, ya que tiene raíces africanas o afroamericanas [jazz, blues y hip-hop]. ¿Esconde esto una preocupación por ser visto como alguien ilegítimo’ a la hora de tocar estos géneros? Entiendo que, en parte, tiene que ver con lo que muchos critican de ‘apropiación cultural’.

Bueno, la apropiación cultural tiene algo que ver, sí. Pero tampoco me clasificaría como un ‘artista blanco’, es que simplemente soy blanco. Aún todo, sí creo que como tal tengo que navegar con cierta sensibilidad, tienes que ser consciente de algunos de los hechos que esconde la industria musical: siempre están más dispuestos a promocionar música negra con una cara blanca. La apropiación [cultural], de hecho, es algo que sucede en todas partes y en todo momento, pero yo creo que como artista no puedes tan solo ‘recibir’ si no también ‘dar’ de vuelta a la comunidad. No sé si me explico, pero esa es mi impresión.

Sí, claro, lo que me preguntaba era si sentías que estabas robando o algo a la comunidad negra.

Bueno, es que es algo que ha pasado muchas veces, sobre todo si te fijas en algunas estrellas del rock de los años sesenta. Muchos de los artistas americanos de blues, cuya música vendían, no recibían nada de dinero por parte de la industria.

¿Crees que estás muy metido en los aspectos políticos de la industria o en general?

Bueno, sí, es posible. Quiero decir, no soy un experto en política, pero sí tengo en cuenta —y me preocupo— por la posición en la que estoy en el mundo y la de la gente que me rodea. Me preocupa ser consciente de mi situación para utilizarla y crear un impacto positivo. En muchos casos no hay una elección; tener una, de hecho, es un enorme privilegio que se tiene como una persona blanca.

Entonces no eres un activista, pero eres consciente de tu posición, ¿no?

Sí, supongo, es difícil trazar una línea definida entre esta clase de términos… al fin y al cabo, creo que es positivo tener una plataforma desde la que poder lanzar apoyos e información que puedan crear impactos positivos, ¿sabes? Pero a eso también tiene que seguirle una acción.

Hablando de ser autoconsciente, has escrito varias canciones acerca de aceptarse a uno mismo y ser consciente de uno mismo, como «Do You Really» y «Gravitate». ¿Es esto porque, como solista, te consideras más leal a ti mismo?

«Gravitate» es más sobre el hecho de aceptarse a uno mismo, pero «Do You Really» es más introspectiva, habla más de masculinidad tóxica y de que no eres suficiente para ti mismo, esta clase de proyecciones y esos asuntos.

Sin embargo, también has hecho referencia varias veces al vestuario del video de la canción, así como al hecho de que tu hermano esté dentro del circuito drag. ¿Es una influencia para ti en el sentido de presentarse uno mismo como realmente es?

No lo sé, es posible que en cierto modo. Mi hermano juega con las fronteras del género, que es una idea muy construida. En ese sentido, él me ha hecho cuestionar mis propias posiciones de poder, la masculinidad… sin embargo, tampoco creo que sea consciente en el sentido de vestirse de este modo porque es más femenino.

¿Crees que el urban jazz es el único modo en que el jazz puede volver a revivir, ser joven de nuevo?

 Encuentro el término “urban jazz” bastante problemático, es como una manta enorme usada para un montón de música, pero sin explicar nada. Además, históricamente el jazz es urbano, proviene de ciudades como Nueva York. En cuanto a la pregunta, yo creo que el jazz es un arte que evoluciona constantemente, siempre cambia. Es como si se moviese en olas, piensa en los ochenta y los noventa con el “acid jazz”. Yo creo que siempre continuará existiendo porque siempre habrá músicos virtuosos que pretendan transformarlo. Permanece relevante en cada ola que lo cambia o evoluciona. Sin embargo, personalmente, yo no califico a mi música jazz, a pesar de la gran influencia que me ha dado, ya que he estudiado el género durante cuatro años [Grado de Jazz en el Trinity College of Music].

¿Cómo la definirías?

Lo cierto es que no lo sé [ríe], simplemente intento crear cosas que me gustan. No me gusta definirme, sobre todo, porque nunca sé lo que voy a hacer a continuación: quién sabe si lo haré más lo-fi, más punk… dentro de Breathe Deep, de hecho, hay un montón de géneros mezclados, desde música latinoamericana hasta folk. Intento crear a partir de ellos, pero no replicarlos.

Así que, básicamente, sigues tu instinto.

Sí, eso creo, simplemente intento crear música que me gusta de cualquier manera posible.

Has sido influenciado por personas como Miles David, George Benson… ¿Cuáles son los artistas actuales que te han influenciado? Sé que, por ejemplo, has colaborado con músicos de Ezra Collective.

He tocado con muchísima gente, pero sobre todo creo que la influencia que he recibido proviene de la escena general londinense. El productor Maxwell Owin me ha influenciado muchísimo. Sin él no produciría mi música de la misma manera, sin duda. Pero, claro, como digo, escucho a mucha gente. Ahora mismo, de hecho, estoy con un montón de canciones de Joni Mitchell.

Tu álbum es una mezcla muy interesante de géneros, como dices. El jazz, por ejemplo, puede ser visto como ‘alta cultura’ por algunas personas, pero también hay música de carácter mucho más popular, como el sonido originario del hip-hop.

Es algo que siempre ha pasado tras la creación de la propia música jazz, yo creo, sobre todo por la gran carga intelectual que siempre ha tenido. Creo que hemos abierto tantas puertas que no sé si podremos responderlas [ríe]. Hace años, por ejemplo, podías mencionar que ibas a un concierto de jazz y te respondían con unos gestos que eran casi de asco. Ahora, sin embargo, esas mismas personas me piden entradas para esos mismos conciertos. Creo, quizás, que se está volviendo un poco más joven.

Creo que has llegado a afirmar que tú comprendes la armonía gracias a la influencia de la música jazz. ¿Qué has extraído del resto de géneros?

He adquirido eso del jazz, desde luego, pero también muchas otras cosas, como la capacidad de improvisación, comunicación y, sobre todo, una gran cantidad de disciplina a la hora de practicar y tocar durante un buen rato. La música afrobeat, sin embargo, también me ha ayudado con el sentido del tiempo y el ritmo. De otros géneros, como el soul o el folk, probablemente me hayan ayudado también a estructurar canciones y a crear determinados ambientes dentro de éstas. Toda la música, en cierto sentido, me ha ayudado en uno u otro sentido.

 

Texto: Pelayo de las Heras Álvarez

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