Paso por la sala barcelonesa de King Sapo en plena era del coronavirus. Esta vez, y dadas las circunstancias de la reducción de aforo a 30 espectadores, estructuraron el pase en dos conciertos independientes, el primero en formato acústico y el segundo en el habitual repleto de electricidad que se saldaron ambos con el lleno.
Con un solo álbum en el mercado, aunque con un gran bagaje detrás como Eldorado, son una banda con unas grandes dotes técnicas y con un cantante, Jesús Trujillo, cuya garganta reclama atención. Garganta que tomo protagonismo destacado en la parte acústica, mostrando un amplio registro vocal así como una gran expresividad. Y se notó que entre el público había un buen puñado de seguidores que no se cortaron en ayudar a cantar las letras a la banda en esa parte desenchufada, caso de las interpretaciones de «Libre», «Insomnios» o «Hablando con Árboles».
Tras un descanso para adecuar de nuevo la sala tomaron el escenario con todo el poder de la amplificación arrancando a toda mecha con «Afrodita Blues», su propuesta casa las influencias del rock y el hard clásico de los setenta con la mano tendida al sonido de la década de los noventa. Guitarras a cargo de Andrés Duende, rocoso en los riffs, brillante en los solos, y merecido espacio para una sección de ritmo, José Alberto Solís (bajo) y Javier Planelles (batería), a la que da gusto escuchar y ver tocar.
Temas como «Super Psycho» o «Lume» alcanzan otra dimensión en vivo, superando con creces su versión enlatada, teniendo dos pelotazos de calibre en los acordes de «Niño Gurú» y «Hombre Humo» que hicieron las delicias del personal presente así como una sorprendente y magnífica versión del «Natural Blues» de Moby.
Una de esas bandas cuya repercusión es proporcionalmente inversa a su calidad. Buenas canciones, un directo sólido como una roca y una actitud impecable. No sé si alguna vez cambiarán las cosas, lo que sí tengo claro es que lo merecen de sobras. Si no los conoces chequea las redes, te sorprenderán.
Antonio Aguilar
Fotos: Javi M.
