Cada tres o cuatro años, a veces hasta cinco, podemos contar con un nuevo disco de Los Marañones que nos haga la vida más agradable. Esta vez la balanza estilística ha caído del lado más juguetón de la psicodelia, y la jugada les ha salido maestra. Presentan «La Máquina del Tiempo» y ya era hora de hablar con ellos.
Dice Miguel Bañón que el disco anterior de Los Marañones “había sido muy yeyé, y en este queríamos mostrar nuestra faceta más psicodélica y progresiva”. Y es que hay mucha variedad en la discografía de los murcianos, mucha más de la que sugiere el lugar común que suele acoger a los grupos de larga trayectoria. Se les respeta, pero se les escucha poco. Colorista e inspirado, reflexivo pero socarrón, La máquina del tiempo se ajusta a una premisa que Román García, bajista y letrista, resume con salero: “Siempre nos ha gustado la psicodelia y la ciencia ficción, pero todavía más reírnos un poco de todo. Con cariño, claro.”
Casualmente aparecido en un momento inmejorable para reivindicar el escapismo como remedio a la locura cotidiana, sin duda ideal para estos tiempos de vivir entre cuatro paredes, La máquina del tiempo es un nuevo motivo para llevarle la contraria a ese tópico que proclama que lo mejor de un grupo está en sus primeros discos.
Antes de nada, los aspectos técnicos. El disco se ve muy cuidado, todo en su sitio. ¿Cuánto tiempo os llevó grabarlo?
Miguel: Nadie nos mete prisa, así que lo hemos hecho con tranquilidad, durante unos cuantos meses, respetando domingos y fiestas de guardar. Eso te ofrece tener siempre una perspectiva respecto a lo que vas haciendo.
Román: El disco lleva una preparación previa muy estudiada. Hay mucho trabajo de ensayo y planificación, de forma que cuando llega el momento de grabar todas las piezas encajan con facilidad.
Creo que grabáis en casa, al menos gran parte del disco. ¿Influye eso en el sonido del disco, en el cuidado que le podéis poner?
Román: Del sonido y las mezclas se ha encargado Miguel, y se nota mucho la experiencia acumulada. Creo que es más importante tener un buen oído que tener los mejores aparatos del mundo. Y de todas formas, afortunadamente, gracias a la tecnología digital los medios de grabación se han democratizado mucho, y es fácil y relativamente barato tener un buen equipo de grabación en casa con el que se pueden obtener unos resultados espectaculares.
Miguel: Sí, excepto la batería, todo lo demás está grabado en zapatillas de andar por casa. Lo que importa realmente es tener claro lo que quieres y saber llevarlo a cabo. Personalmente creo que hoy en día se suele dar mucha importancia al sonido técnico frente al conceptual. Por ejemplo, hoy existen medios que en los años 60 no podían ni imaginar, y sin embargo se creaban discos con un sonido único, algo que probablemente un exceso de pulcritud hubiera malogrado en más de un caso.
Las canciones parecen unidas por un mismo tema y ambiente sonoro. ¿Fueron surgiendo así, o juntasteis las que compartían ese nexo de unión?
Román: Estamos haciendo canciones desde que éramos muy pequeños, y siempre tenemos guardadas unas cuantas que están esperando su momento. Para nosotros las canciones no tienen fecha, así que a la hora de hacer una selección para el disco, tomamos las que nos parecen apropiadas, sean de cuando sean.
Miguel: Teníamos una idea previa del disco que queríamos hacer esta vez. El anterior había sido muy yeyé y en este queríamos mostrar nuestra faceta más psicodélica y progresiva, de modo que fuimos haciendo, recopilando y trabajando canciones en ese sentido.
¿Hay referencias específicas musicales, cinematográficas o literarias? ¿Componéis con otras canciones, grupos o libros en la cabeza? Conscientemente, digo, que inconscientemente lo hace todo el mundo.
Román: A veces en las letras la inspiración puede surgir del título de un libro o de una película, o de una escena, u otra canción, o lo que sea, pero en general todo acaba siendo una excusa para dejarnos llevar por nuestra propia imaginación y siempre acabamos llevándolo todo a nuestro terreno.
Miguel: Evidentemente hay muchas cosas que nos nutren, pero creo que somos un grupo con una identidad propia forjada desde el inicio, y esta es nuestra principal meta, que cualquier referencia nos lleve a potenciar nuestro imaginario.
Las canciones son largas, muchas por encima de los 4 minutos, algunas de 5 y hasta 6, pero los desarrollos parecen muy estudiados. ¿Hay mucha jam de local de ensayo recortada o los arreglos vienen fijados desde la composición de antemano?
Miguel: Hay un trabajo de preprodución pensado como tal, en el ensayo se van incorporando ideas y desarrollos pero con la grabación en mente. Yo ejerzo de productor, así que éste está en todas las sesiones de ensayo, que grabamos con un móvil (lo peor posible) para poder ver qué arreglos son interesantes y refuerzan la idea. Las canciones se van moviendo de una sesión a la siguiente, nos interesa más esto que tocarlas a la perfección o realizar alardes instrumentales.
Román: En el ensayo a veces nos dejamos llevar sin ponernos límites, pero luego todo se va aclarando hasta que la canción toma forma. Algunas canciones pueden acabar con un desarrollo instrumental largo que en unas ocasiones acaba fundiendo y en otras mantenemos íntegro, porque nos parece que están pasando cosas interesantes todo el rato.
Los teclados cobran mucha importancia, con sonidos de mellotron, cuerdas, y además aparecen detalles exóticos tanto en la canciones como a modo de interludios musicales: cantos orientales, fanfarrias… ¿De dónde sale la idea? ¿Podría ser un intento de darle unidad al disco, que sea algo más que una colección de canciones?
Miguel: Sí, lo de los interludios es un recurso que ya habíamos usado en algunos discos previos. Se trata de reforzar el carácter narrativo y unitario del disco como tal. Y este se prestaba bastante a ello.El mellotron también lo habíamos usado en otras ocasiones, me parece que, frente a otros arreglos de cuerdas o vientos reales, éste aporta un toque onírico muy apropiado para el disco. También hemos introducido sintetizadores e instrumentos indios en algunas canciones.
Román: En otros discos hemos intentado conscientemente limitar la instrumentación a la que somos capaces de interpretar en directo (la guitarra de Miguel, el piano y el órgano de Carlos Campoy, la batería de Pedrín, y mi bajo), pero en éste nos hemos dado un poco más de libertad. Partiendo de esa instrumentación básica, hemos añadido otras texturas para darle un poco de color y profundidad al sonido.
El tema más o menos común a todos los temas son los viajes en el tiempo, el espacio y la mente. ¿Quizás una intención, buscada o espontánea, de escapar de la realidad?
Román: Nos sentamos en nuestra habitación y dejamos viajar a la cabeza a ver a dónde nos lleva cada vez. Cada viaje, real o imaginario, en el espacio o en el tiempo, es un aprendizaje.
Miguel: Creo que es algo que nos caracteriza y es una constante en casi todo nuestro cancionero. Nos gusta ir de la realidad cotidiana a mundos fantásticos y remotos, y viceversa.
Abunda la imaginería psicodélica, mucho levitar, flotar en espiral, el más allá, laberintos, dimensión sideral, energía vibracional… ¿Cuánto hay de parodia y cuánto de atracción real por “el otro lado”?
Miguel: Este disco nos ha salido más reflexivo que otros, pero, en un ejercicio de introspección nos reconocemos bastante irónicos y, con frecuencia, pretendidamente naif . Hay frases que dan una pista clara, como “en la burbuja de luces penetro entrando de bruces” o “Desde una estrella fugaz cómo voy a salvar nuestra situación” o “El fin del mundo ya llegó, me gusta verlo junto a ti, soy feliz. tan feliz”. Supongo que hay un tipo de humor que nos caracteriza. Sí, hablamos de flipadas, de sentimientos que nos transportan a otros estados de consciencia… pero hay algo de ·”no seas tan sublime, no te lo tomes tan en serio, que no es para tanto”.
Román: Siempre nos ha gustado la psicodelia y la ciencia ficción, pero todavía más reírnos un poco de todo. Con cariño, claro.
No sé si estáis hartos de que llegue un periodistilla de tres al cuarto (ejem) y os pregunte el secreto de seguir después de tantos años sin triunfar (aunque el triunfo sea precisamente eso, seguir…).
Román: Nuestro objetivo la primera vez que nos juntamos a hacer esto era hacer canciones y grabarlas. Y es lo que seguimos haciendo, con la ventaja de que ahora nos escucha más gente que los cuatro amigos a los que le poníamos las cintas que grabábamos. Cada vez que alguien nos dice que le gusta lo que hacemos, es un triunfo.
¿Qué creéis qué ocurriría si un grupo nuevo publicara un disco como La máquina del tiempo? ¿No pensáis que se le haría mucho más caso? Lo digo porque acaba de pasar mi hija por aquí, oyente desprejuiciada, y me pregunta que si lo que suena es algo de Vetusta Morla.
Miguel: Ja, ja. No lo creo… estoy convencido. Aunque la pregunta es un supuesto y me cuesta responderla de otro modo. Probablemente seamos demasiado indie, pero en sentido literal y primigenio. Quizás somos poco clasificables y esto nos hace difícil de enmarcar en alguna corriente establecida por parte de la mayoría de los medios. Puede que haya quien tenga una imagen predeterminada de nosotros o nos encasille en algo que no somos por la supuesta necesidad de meternos en algún saco. Yo aconsejaría que oyeran nuestros discos sin prejuicios, como si fuéramos jóvenes y guapos.
https://losmaranones.bandcamp.com/
Texto: Carlos Rego