Encuentros

Javier Colis y Juan Pérez Marina, improvisando el ruido de vivir

Foto: Alberto del Viso

Se les podría presentar como si de un combate de boxeo se tratase, dos púgiles que en vez de puñetazos y juegos de pies utilizan únicamente la pulsación sobre las cuerdas de sus guitarras. A un lado Javier Colis, proveniente de Mil Dolores Pequeños, Demonios Tus Ojos, Forastero…; en el otro, Juan Pérez Marina, acompañante de Corcobado y componente de Leone. Currículums que delatan en ambos casos un gusto por retorcer el espíritu ya de por si turbio del rock. Una confluencia que, por lo tanto, y como así se manifiesta en su primer disco, Sangre Fácil (Discos Belamarh), juega con la electricidad y su inabarcable capacidad para componer escenarios donde domina un libre e incontrolable espíritu de corrosivo enigma.

Haciendo paradas en la sutilidad de “El pasado que nos espera”, el misterio que planea por “Que parezca un accidente”, el ruidismo de “No me gano el alma” o el arrebato hard blues que escupe “Was Ist Das!”, el dúo nos enseña el largo camino (21 escalas) para situarnos frente al borde del abismo. Ahora falta por discernir si estamos ante la banda sonora definitiva para dejarnos embaucar por él o para eludir su llamada. Mejor que sean ellos mismos quienes nos lo expliquen…

Por hacer un poco de genealogía del proyecto: sois dos músicos que, pese a venir de entornos diferentes, compartís un sentido musical común, consistente en, de alguna manera, explorar los márgenes del rock. Dicho esto, ¿cómo os conocéis y sobre todo en qué momento o situación visteis claro que teníais que hacer algo juntos?

 Javier: Venimos de entornos no tan diferentes. Al final no somos tantos los que nos movemos en el espacio del rock de vanguardia y/o experimental, y desde que nos conocimos parecíamos estar abocados a colaborar en algún proyecto. Fue un amigo común, el fotógrafo Alberto del Viso, quien nos propuso organizarnos un concierto por el placer de vernos tocar juntos. Aceptamos el reto y…aquí estamos.

Juan: Ambos compartimos un lenguaje musicalmente común que consiste en dar una vuelta de tuerca a la música y huir de convencionalismos. Cuando se nos presentó dicho ofrecimiento no dudamos en lanzarnos a hacerlo.

¿Tuvisteis claro que ibais a dar el salto a grabar un disco o todo ha ido surgiendo poco a poco?

Javier: Hemos ido evolucionando a través del transcurso de los acontecimientos. Como te decía, tras la propuesta de Alberto del Viso, nos juntamos para ver cómo se nos daba eso de tocar juntos. Decidimos dedicarlo básicamente a improvisar y desde el primer minuto vimos que teníamos mucho entendimiento y que todo fluía de forma sencilla y espontánea.

Después de ese primer concierto tuvimos otras propuestas y hemos hecho unos cuantos antes de la salida del disco. Como vimos que nos entendíamos muy bien decidimos entrar en el estudio a ver qué pasaba, y resultó una grabación mágica. Hay que decir que lo grabamos con Miguel Lorenzo (Influx Estudio), con quien he hecho buena parte de mis discos desde hace quince años y con quien tengo una relación óptima, tanto desde el punto de vista profesional como personal. Trabajo muy a gusto con él y además siempre saca un sonido increíble. Sabía que Juan también se iba a encontrar a gusto porque grabar en Influx es como andar por casa. Una maravilla. Es un estudio en Béjar, un pequeño pueblo de Salamanca, y realmente no hay mucho que hacer por allí, así que la concentración es máxima.

Juan: En este proyecto nunca ha habido ideas preconcebidas, ha sido todo un proceso siempre muy orgánico. El disco lo grabamos en dos días de encierro durante el mes de Julio del año pasado y creo recordar que nuestro primer concierto juntos fue unos meses antes de dicha grabación. Lo que sí es cierto, es que tras los conciertos siempre comentábamos que algo muy interesante sucedía cuando tocábamos juntos, y que no podíamos dejar de pasar la oportunidad de registrarlo.

Miguel Lorenzo hizo un trabajo increíble a la hora de abordar un proyecto tan peculiar como éste. Grabamos todo en directo en la misma sala mirándonos constantemente e improvisando las canciones al tiempo que estas quedaban registradas. Después de la grabación, no hubo edición alguna ni correcciones. Aunque seleccionado de entre siete horas de grabación, el material es absolutamente bruto.

Aún así el disco tiene una duración más que considerable, ¿había en esa decisión algún tipo de declaración de intenciones en cuanto a la naturaleza del álbum o simplemente fue el resultado de la selección que os pareció adecuada?

Javier – En el estudio registramos casi siete horas. Después de escuchar y analizar lo que habíamos grabado hicimos una selección para el disco de una hora y diez minutos sin pensar si era mucho. Creemos que es un disco que necesita atención para disfrutar de todos los matices, pero que también se puede dejar puesto para que te acompañe.

Juan: El disco, idealmente, se entiende mucho mejor siendo escuchado en su totalidad, de forma continua y sin distracciones. Así todo, no hemos incluido nada que no consideráramos que mereciera absolutamente la pena ser escuchado.

Y con un trabajo de estas características, ¿qué actitud esperáis, o sería deseable, por parte del público? No sé si lo habéis pensado…

Javier: Una obra queda incompleta sin un oyente, un espectador. Se queda en soliloquio. Yo espero que sea un disco que guste a mucha gente. Eso quiero creer.

Juan: Espero que tenga una buena recepción y que podamos transmitir el cuidado y atención al detalle que hemos tenido realizándolo.

A la hora de poner en marcha un proyecto así, ¿tuvisteis en mente algún tipo de referente claro al que acercaros, pienso en Lee Ranaldo, Marc Ribot, los Bad Seeds, Nels Cline, incluso cosas actuales como Pelo Mono, o no barajasteis esa posibilidad?

Javier: Bueno, influencias llevamos muchas a cuestas. Esas que dices y, evidentemente en mi caso, Robert Fripp, Fred Frith, Snakefinger y muchos otros (no necesariamente guitarristas), pero no pretendíamos parecernos a nadie ni emular nada en concreto. Creo que tenemos estilos y personalidades propios y marcados. Sencillamente nos dejamos llevar por el placer de tocar juntos.

Juan: A estas alturas resulta imposible no dejar entrever nuestras influencias en todo lo que hacemos, en mi caso añadiría Rowland S. Howard, Robert Quine, Arto Lindsay… la lista es infinita. Quizás en este caso, y por la naturaleza del proyecto, hemos sido aún más nosotros mismos.

A la hora de conjuntar vuestras personalidades, ¿diríais que cada uno ha aportado un tipo de sonido más o menos concreto al disco o ha respondido a una libre tormenta de ideas?

Javier: Hemos dejado que fluyera la imaginación y la espontaneidad. Sin cortapisas.

Juan: La única máxima en este proyecto ha sido la de confiar en la improvisación y no tener unas pautas marcadas a la hora de tocar juntos.

Aludís constantemente a la improvisación como motor de las canciones, pero, ¿ha habido también algún proceso de pautar y de organizar esa espontaneidad?

Javier: El ochenta por ciento es improvisación pura y dura por ambas partes. En el otro veinte restante alguno de los dos empieza con alguna rueda de acordes o arpegios que ya tiene compuesta y el otro improvisa encima. No obstante hay que tener en cuenta que ambos llevamos loopers con las que nos vamos grabando sobre la marcha, y hay veces que pueden estar sonando diez guitarras simultáneamente, y que al hablar de improvisación no nos referimos a estar haciendo solos encima de los acordes o arpegios del otro, sino de crear una pieza musical.

Juan: Es cierto que quizás contemos con algún recurso a la hora de comenzar una canción, pero las ramificaciones de este punto de partida son siempre distintas dependiendo del momento, desembocando cada vez en el algo totalmente distinto. En “Sangre fácil”, de alguna manera, el error sería tratar de reproducir de forma exacta algo que ya hemos hecho antes, porque de esa forma se perdería la esencia del proyecto.

Y en el aspecto interpretativo, ¿ha habido algún reparto de papeles más o menos estricto, tocándole a uno ser la parte más melódica y a otro aquella más solista, o al contrario habéis optado por la total libertad y alternar roles?

Javier: Total libertad y alternancia de roles constante.

Juan: Incluso dentro de la misma canción cambiamos los roles en varias ocasiones. No seguimos los clásicos papeles de guitarra solista y rítmica.

Las diferentes piezas del álbum, pese a tener ese ambiente común de intrigante sobriedad, resaltan por su variado tono (bucólico, fantasmagórico, ruidista,sutil, hard-blues…). Teníais claro que un disco como éste debía de jugar la baza de la diversidad…

Javier: Cuando entramos en el estudio ya sabíamos cómo sonábamos juntos porque habíamos hecho unos cuantos conciertos, pero no teníamos ni idea de qué íbamos a grabar, ni llevábamos nada preparado. Buscábamos que surgiera algo fresco y, a poder ser, sorprendernos a nosotros mismos.

Juan: En el disco hay canciones más delicadas y otras más violentas. No queríamos ponernos cortapisas a la hora de tocar, y creo que por ello hay mucha heterogeneidad en el resultado. Me interesa mucho crear paisajes sonoros que me trasladen a mí, y deseablemente al oyente, a otros lugares.

Muchos de esos paisajes sonoros parecen tener casi un sustrato cinematográfico, ¿había algo de eso en vuestra cabeza?

Javier: La música instrumental tiene tendencia a crear imágenes al no estar sujeta a la letra de una canción. En ningún momento pensamos en hacer algo cinematográfico. Todo surgió de forma natural.

Juan: A mi me encanta la música clásica y los ambientes cinematográficos por ejemplo de compositores como Angelo Badalamenti o Howard Shore, pero en este caso no hemos buscado reproducir nada, al menos no de forma consciente.

Dada precisamente esa falta de letras, y de la imposibilidad de hilvanar historias, me han sorprendido mucho algunos títulos de canciones como “El pasado que nos espera”, “Es peligroso asomarse al interior”, “Gente encantadora, gente tediosa” o “Danza del dedo gordo”. ¿De dónde nacen esos títulos y hasta qué punto, y de qué forma, se relacionan con el contenido musical?

Javier: Al ser música instrumental nos apeteció darle al disco también un contenido literario a través de los títulos. Que no fueran títulos rutinarios o descriptivos, sino creativos. Todos ellos conforman una especie de intrahistoria dentro del concepto global del disco.

Juan: Básicamente surgen de las emociones que despiertan las composiciones. Por cómo se ha creado el disco, los títulos de las canciones nacen a posteriori.

El álbum ha sido editado por Discos Belamarh, sello pequeño pero muy cuidadoso con las cosas que edita, ¿entendíais que un disco como éste tenía que ser editado por un sello así o fueron las circunstancias propias del mercado/industria musical las que os llevó a hacerlo con ellos?

Javier: Cuando tuvimos el máster lo enviamos a unas cuantas compañías a las que pensamos que podría interesar. Fue Discos Belamarh quien primero se interesó y no lo dudamos pues es un sello con criterio y al que le suponemos un público ecléctico, abierto y con buen gusto.

Juan: Es un disco arriesgado, y nos pareció que encajaba bien con nuestras expectativas.

¿Hay que esperar que haya más volúmenes de esta colaboración o de momento ya os habéis quedado saciados?

Javier: Yo creo que este proyecto puede tener mucho recorrido. Apostaría que nos quedan muchos conciertos por hacer y algún que otro disco más. Veremos.

Juan: Considero que aún nos queda mucho por explorar juntos, seguro que este disco tendrá continuidad.

https://sangrefacil.bandcamp.com/releases?fbclid=IwAR28xxithBEy7JQhV4UnOENGtx5_09RsM1aGBdmPRlntStG_gv63-0wpOp0

Texto: Kepa Arbizu

 

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda

Síguenos en Twitter