Cualquiera diría que este tipo es del Liverpool de los Beatles, proque se ha marcado con este uno de los discos de sonido Americano del año. Algo tendrá que ver en ello la producción de Ethan Johns. Y no crean que yo soy de los que siempre alaba la misma. DE hecho suelo ser bastante crítico con algunos de sus trabajos, pero aquí le da a las canciones de Vincent estrictamente lo que necesitan. Aunque no está de más darle la mayor parte del mérito a un artista que ha reunido aquí una colección de canciones memorables y que, por qué no decirlo, se ha atrevido a transgredir algunos de los cánones del género. Como, por ejemplo, meter dos temas que rondan los nueve minutos como «The Kids Don’t Dig God Anymore» o «Husk Of A Soul». Mucho más habitual es encontrarse con un acordeón fronterizo (ahí está la espléndida «The Ending») o unos adecuados violines («This Town»), aunque se hace difícil destacar algo en un compactísimo conjunto. Ya está muy trillado decir que otros nombres más reconocidos del cotarro matarían por canciones como estas, pero es que es una verdad como un templo. Y es que la música tiene estas cosas. Cuando menos te lo esperas llega un nombre semi desconocido y se saca de la manga un discazo como este que sabes que va a desgastar la aguja de tu plato como pocos.
Eduardo Izquierdo
