Encuentros

The Boo Devils, evolución y revolución

Diez años contemplan la carrera de los Boo Devils y una década da mucho de sí cuando se tienen inquietudes y se vive intensamente el rock and roll. A golpe de grabación, y de cambios de formación, han ido rompiendo corsés estilísticos y mentales, sobre todo los de algunos fans. Todas estas circunstancias y su último lanzamiento, Devil-O-Matic, han provocado este encuentro, un provechoso cruce de emails con Joe, Al y Ángel… ¡Ya habrá tiempo para hacer otro con unas cervezas delante cuando se pueda!

Muchos grupos que empiezan siendo un tanto puristas acaban abriéndose a otros sonidos. Me vienen a la cabeza Imelda May y JD McPherson. ¿Qué opináis en particular de ambos y de su evolución?

AL: Creo que en mayor o menor medida, tanto como JD como Imelda, nos gustan a todos en la banda. Tuvimos la suerte de abrir para Imelda hace unos años y hay que reconocer que tanto ella como su banda son fantásticos. Su voz es de otro mundo. En el caso de JD, su evolución ha sido diferente. Quizá nos sentimos más identificados con su evolución, cuyo último disco a mí personalmente me parece el mejor, con toda esa caterva de nuevos sonidos y pedales… Es realmente interesante. En el caso de Imelda, ella ha tirado por otra historia. Quizá no nos gusta tanto como lo que hacía antes, pero supongo que está siendo consecuente y honesta con lo que le pedía el cuerpo y ante eso hay que quitarse el sombrero.

JOE: Ambos han virado hacia el mainstream, cada cual al lado de su valla y de su continente. Tampoco intuyo transgresión, pero sí expresión en el caso de Imelda y experimentación en el de JD.

¿Cómo os planteáis este asunto en el seno de vuestra banda? ¿Os habéis marcado alguna línea roja?

AL: Esa pregunta no podía llegar en un momento más adecuado. Nuestro sonido ha ido cambiando poquito a poco en cada álbum. Nunca hemos sido una banda de rockabilly. En nuestro sonido siempre ha habido ingredientes de rock n’ roll, country, western, surf, punk o incluso pop si me apuras. ¿Ha habido líneas rojas? Puede que sí. Siempre hemos dicho que la dirección estaba clara, pero la autovía tenía muchos carriles. ¿La dirección sigue clara? Desde luego, pero estamos atravesando una etapa en la que nos estamos replanteando muchas cosas. Como en el caso de Imelda, hay que ser consecuentes con lo que realmente deseamos hacer.

JOE: Con el paso del tiempo y una percepción de la música de modo más global más allá del rock n’ roll, personalmente intento no ponerme palos en la ruedas a la hora de crear y componer, tanto con idea de producir en estudio como de llevar eso mismo a directo. No me asustan los retos ni las transformaciones.

Como todo en la vida, esa amplitud de horizontes sonoros tiene sus ventajas e inconvenientes, por un lado es posible acceder a más público, pero por otro una posible pérdida de público base. De hecho en los conciertos de Imelda May cada vez hay menos tupés, aunque a la vez hay más público. ¿Habéis reflexionado al respecto como fans del R&R 50’s y como artistas?

AL: ¡Claro! A nosotros siempre nos ha pasado algo parecido. Cuanta más gente ha ido viniendo a nuestros conciertos, más ecléctico ha sido el público. ¿Qué es el público base? ¡En nuestros bolos lo habitual es encontrarte una increíble mezcla de rockers, motoristas, heavies, hard-rockers, góticos y gente a la que le gusta la música en general! ¡Y ojalá que siga así!

JOE: Son dos áreas distintas. Como fan escucho muchísima más música de la que podría componer como artista. No sabría ni por dónde comenzar a trabajar puestos a tocar todos los palos, géneros y estilos que me hacen vibrar. ¿Soul, música de cámara, blues del Delta, electrónica…? Ni ser rocker ni ser músico significa cerrar los oídos ni la cabeza a todo cuanto te interesa o te afecta. Las raíces están claras pero la evolución es personal, como el DNI. Cualquier otra cosa, por las razones que fueran, sería traicionarme a mí mismo. Evolución y revolución van de la mano.

¿Cómo es que se os ocurrió recurrir a Fernando Pardo? Es un reputado productor, pero a priori alejado de vuestra escena… ¿Buscabais quizá en él que os ayudara a ampliar ese horizonte sonoro?

AL: Eso mismo. Sex Museum es una banda clave en la escena nacional y Fernando Pardo nos pareció el tipo más adecuado para producir nuestro tercer álbum “The Noble Art of RnR”. Queríamos a alguien que sepa de Rock y de Rock n’ Roll. Y Fernando es una jodida enciclopedia, además de un sujeto fascinante. Que tanto Fernando Pardo como José María Rosillo, ambos con pasado MOD, hayan estado produciendo nuestros discos te dice mucho del tipo de banda que somos The Boo Devils.

JOE: Fernando es un rocker de base que siendo aún muy adolescente, precisamente descubrió otras músicas que, además, en el momento iban acompañadas de toda una parafernalia de actitudes, vestimenta, amistades… Su trayectoria en distintas bandas y colaboraciones avala su amplia percepción de miras en esto del rock, el rock n’ roll y más allá. Que Sex Museum indagara en la electrónica viniendo del garage y el hard-rock, redunda en esa falta de complejos y heterodoxia tan necesaria.

¿Qué os ha aportado como músicos y como banda?

AL: La experiencia de alguien que lleva metido en los entresijos del rock nacional desde los 80, mucha energía, mucho buen rollo, mucho saber hacer.

JOE: A mí en particular me ha aportado mucho más en lo personal. Y ese aspecto es el que de verdad ha influido a su vez en lo musical. Diría que es el Bill Murray nacional. Cae bien a todo el mundo y a cada cual le aporta unos gramos de sabiduría y felicidad. Lo sabes bien.

Habéis sufrido algunos cambios de formación, ¿a qué se debieron, diferencias musicales o personales? ¿Cómo han influido éstos en el sonido de la banda?

AL: Personales. Odiamos por contrato a todos los que ya no están en The Boo Devils. Nah, ahora en serio, todos los que han pasado por la banda aportaron mucho en su día. Nos encantaría polemizar porque es más divertido, pero muy a nuestro pesar no podemos. Son gente guay y buenos músicos, que salieron por momentos vitales incompatibles con The Boo Devils y se arrepentirán de ello el resto de sus días. Un fuerte abrazo para todos ellos.

JOE: En abril de este 2020 cumplimos nuestro décimo aniversario. Diez años podría parecer apenas nada, pero si uno se para un momento a ver dónde estaba hace diez años y qué le he ocurrido desde entonces… La vida es la vida, no hay más. Todo cambia constantemente, fluye, evoluciona y se transforma. Y así debe ser en el fondo, es la naturaleza humana.

Es inevitablemente hablar del puto coronavirus y del confinamiento. ¿Cómo lo lleváis? ¿Cómo os está afectando? ¿Nuevas canciones?

AL: Pues cancelando muchos conciertos de la gira y festivales de verano. Una pena, pero es lo que hay. No hay que lamentarse más de la cuenta. Estamos aprovechando para soltar las Homemade covers del apocalipsis en nuestras redes sociales, esto es, versiones medio improvisadas de cualquier cosa que se nos vaya ocurriendo. Sobre todo para matar el aburrimiento. Y también estamos componiendo… Vete a saber lo que puede salir de este arresto domiciliario.

JOE: Llevo aislado en solitario casi un mes a día de hoy y la guitarra es lo último que me apetece coger, la verdad. Estoy francamente preocupado por la situación y personalmente por estar lejos de mis hijas. Me enfoco en lo más cotidiano y diario, intentando no perder la cabeza. Leer, ver películas, comer sano, hacer ejercicio, descansar bien… Soy de los que asimilan todo su entorno desde el estómago. Primero tragar, actuar (o no actuar apenas, desgraciadamente), y solucionar. Cuando llegue la calma, regurgitar.

¿Alguna reflexión social, económica, sanitaria, política o todo junto al respecto?

JOE: En mi casa hay una farmacéutica y una enfermera en primera línea de trinchera, trabajando sin descanso y a costa de mucho sacrificio. También hay niñas pequeñas, personas mayores y de riesgo… Como en casi todos lados, entiendo. Es tan obvio que la salud siempre ha de ser lo primero que resulta insultante menospreciar la política sanitaria. Y la agropecuaria, la educativa…

Ahora lo que importa es resolver este problema y salir adelante, reencontrar la libertad y rehacer la vida. Las cuestiones económicas vendrán después, desearía que acompañadas de políticas y perspectivas más solidarias y universales.

Palpatine must die, en todos los aspectos de esta galaxia muy muy lejana. Crucemos los dedos y que la fuerza nos acompañe.

Vuestro último lanzamiento es un epé… ¿Falta de ideas o de presupuesto para completar un álbum?

ÁNGEL: El ecosistema musical ha cambiado, y ahora te permite funcionar como se hacía en los comienzos del rock n’ roll, publicando singles o EP’s. Tiene sus pros y sus contras pero, en este caso, y para una banda autogestionada como nosotros, son más las ventajas. Sobre todo la de no tener que esperar mucho tiempo para plasmar las ideas que tienes claras en ese momento en formato físico. Además nos hemos dado el capricho de sacar una edición limitada en vinilo, que es el formato del que estamos enamorados desde siempre.

Supongo que en cualquier caso habrá sido para ajustar en el estudio los cambios de formación que habéis tenido. ¿Contentos con el resultado?

AL: Sí, bastante contentos. Siempre hay margen para mejorar, es parte de la esencia de la banda, pero el resultado ha sido muy satisfactorio. Este nuevo EP “Devil-O-Matic”, aunque diferente, suena como una ampliación natural del último LP “The Noble Art Of Rock N’ Roll”, y eso es muy buena señal.

Esa variedad de la que habláis, ese (relativo) eclecticismo se palpa en este último lanzamiento con “Ocean Drive”, un tema instrumental con guiños al western. ¿Con o sin rastros de spaghetti? ¿Alguna referencia sonora principal a este respecto?

AL: Eso debería contestarlo Joe, que es el compositor de la canción. Pero sí, Morricone está muy presente en más de una composición de The Boo Devils. Quizá la más evidente se encuentra en el anterior álbum, hablo del tema “Hotspur”.

JOE: Siempre me ha gustado la música instrumental y surf de los 60’s, las bandas sonoras del western clásico, el cine de samuráis y de Kurosawa (de ahí y del fuzz lo del spaghetti, poco más)… De Link Wray, a Shadows, Jack Nitzsche, Marty Robbins, Morricone… Y directo a la batidora de Tarantino. Pero el western es mi género cinematográfico por excelencia, sí. Suelen ser temas sencillos, crudos o elegantes y sin virtuosismo –como todo lo que me gusta hacer-. Una buena melodía, un buen riff, reverb, tambores… “Ocean Drive” sigue la estela de “Go-Go Girl!” y de “Hotspur”, que nació como un instrumental.

También incluís un tema en castellano, ¿es una vía que os gustaría explorar más o que pensáis que se quedará en anécdota?

ÁNGEL: Nos interesa mucho explorar el castellano como forma de expresión y estamos trabajando en ese sentido. Para nosotros el idioma no es una «línea roja» de las que hablábamos con anterioridad y todos en la banda escuchamos desde siempre música en castellano. Hemos encontrado un «reto» interesante en componer en castellano y ver cómo funcionan las melodías y cómo cambia la interpretación de Al, acostumbrados a la relativa facilidad que nos da el «lenguaje universal del rock» que es el inglés.

AL: Había un poco de miedito. Al menos por mi parte. En anteriores bandas he cantado en castellano, pero de eso hace mucho tiempo y fue en una galaxia muy, muy lejana. Dicho esto, el resultado de “Por Amor” ha sido brutal. En Spotify pasa las 60.000 reproducciones y la gente la corea en los conciertos. No hablo del estribillo, hablo de la canción entera. Señales, señales…

Respecto a lo que estáis haciendo en RRSS con las versiones, no sé si conocéis a los Baseballs… Un grupo alemán que se especializó en hacer versiones de todo tipo, hasta de Rihanna, pero pasadas por el filtro del rockabilly… ¿Todo vale por la pasta?

ÁNGEL: Últimamente en redes, debido sobre todo al aislamiento, nos hemos permitido «jugar» un poco «en abierto» y cada uno ha sido libre de compartir un pequeño ejemplo de ideas que le pasan en este momento por la cabeza, pero no es un reflejo de lo que es ahora mismo la banda, ni el objetivo final. No somos partidarios, como se puede comprobar por nuestra trayectoria, de nutrirnos con versiones, pero la historia de la música está plagada de grandes artistas que no componían, como Elvis o Sinatra, y eso no les resta credibilidad.

A mí personalmente me gustan algunas de las versiones de «The Baseballs», y encuentro bastante paralelismo entre el «Umbrella», y la versión de «Somewhere Over The Rainbow» de Gene Vincent o el «Susie Q» de Creedence, dejando aparte si el objetivo final es el “vil metal», o devolver a Chutluh a nuestra dimensión. Las buenas canciones no entienden de estilos.

AL: ¿Todo vale por la pasta? Yeeeeeeah, como bien sabes a las bandas como nosotros nos mueve la ambición por el dinero. Estamos ahorrando para comprarnos una segunda residencia en Malibú Beach. Nah, ahora en serio, las versiones, como todo lo demás, molan pero solo de vez en cuando. Respecto a lo que estamos haciendo ahora mismo durante la cuarentena cada uno en nuestra casa, como te decía, es solo una manera de pasar el rato y hacer el idiota. Yo personalmente voy a lanzarme con alguna versión cuanto más alejada de nuestro estilo mejor. Si no, me volveré loco en plan Jack Torrance.

JOE: Sólo si eres Zappa.

 

Texto: J.F. León

 

 

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda