Encuentros

Help Me Devil, predicando sin evangelios

 

Parece que las invocaciones han dado sus frutos, y tras más de cinco años sin noticias de Help Me Devil, Juan Carlos Parlange ha decidido reactivar este siempre atractivo proyecto. Y lo ha hecho no solo retomando aquello que dejó ya perfectamente consolidado, es decir, trasladar la tradición del rock and roll, y sus afluentes, hacia un vibrante conglomerado de influencias, sino catapultarlo hacia una ambientación más oscura, orgánica y por extensión contundente. El disco ha sido editado por https://familyspreerecordings.bandcamp.com/merch

“At Silver Recordings”, título adjudicado a este regreso, y en el que se hace mención explícita a los estudios bilbaínos en el que ha sido registrado, junto a la colaboración en los mandos de Martín “Capsula” y Mario Cobo, impondrá su luciferino espíritu desde el primer instante. Apoyado en una formación abastecida de integrantes de lujo de la escena vasca (Eneko Cepeda, Ricky Ibáñez y Pit Flanagan), este trabajo se añade a la cada vez más extensa y variada carrera de su líder, puesta en marcha en Los Clavos, desarrollada en Bonzos y actualmente con desembocadura en First Girl On The Moon, a la que ahora se suma otro excelso capítulo, en esta ocasión custodiado y alentado por la sombra de ese misterioso ser acostumbrado a entregar talentos a cambio de almas en los cruces de caminos….

Han transcurrido ocho años desde el anterior trabajo de Help Me Devil, ¿ha habido algún hecho concreto que te haya impulsado a revivir el proyecto?

Bueno, por el camino ha habido un par de singles con temas inéditos, y uno de ellos con una de nuestras canciones más queridas “Red Roses From Texas”; pero si, han sido cinco largos años sin publicar nada. Siempre he tenido el regreso en mente, pero fue la aparición e ilusión de las personas adecuadas lo que acabó por decidirme.

¿Qué tanto por ciento, por lo tanto, tienen en el resultado final los componentes elegidos para la banda?

Un cien por cien. Sin ellos las canciones existirían pero serían mucho peores. Han aportado en todo: ideas, entusiasmo, arreglos y por supuesto instrumentación. Me he sentido muy arropado y realmente el talento, cariño y trabajo que han puesto los tres (Eneko, Pit y Ricky) ha sido espectacular. Yo he intentado estar a la altura de su inmensa capacidad componiendo canciones en las que todos ellos pudiesen, como así ha sido, brillar individualmente y aportar lo mejor para cada una de ellas. Además, y lo más importante, es un lujazo ser su amigo. Así que feliz con esta formación.

El disco acaba de ser publicado, en medio de un momento muy complicado que ha llevado a muchos músicos decidir aparcar o atrasar sus lanzamientos…

No ha sido una decisión fácil. Pero retrasarlo más no nos convencía, porque realmente nadie sabe cuánto va a durar esta situación, ni si en verdad volveremos a la “normalidad” de los conciertos. Así que la vida sigue, lo enseñamos, el que lo quiera tener en vinilo puede hacerlo pidiéndolo a nuestro sello, Family Spree Recordings, y el que quiera escucharlo en digital lo tiene en todas las plataformas habituales. Personalmente me ayuda también a pasar página y pensar en nuevas canciones.

¿Cómo te has sentido, siendo un enamorado de la música en todas sus facetas, durante este tiempo encerrado?

Me consuela que las tres cosas que más me gustan de la música: escucharla, componer y grabar, las podré seguir haciendo. Disfruto de los conciertos, pero para mi están en un escalón por debajo de todo lo anterior. El futuro no pinta muy bien. Supongo que toda esta pesadilla provocará todavía un mayor desajuste entre oferta y demanda. Pero tampoco me como la cabeza; he aprendido a vivir día a día. Me ha costado décadas conseguirlo y sinceramente soy más feliz así. Carpe diem total.

Y no poder tocar en directo, ni reunirte con gente para maquinar nuevas ideas, ¿te hace sentir vacío?

Siempre estoy en actividad, ni siquiera ahora que llevo cincuenta días encerrado en casa con mi perro y mi gato me aburro. Los días se me hacen siempre cortos. Tengo un montón de aficiones y pasiones. La música es la más visible y la banda sonora de todas las demás, pero me encanta leer, cuidar el jardín, el futbol americano… y así un montón de cosas.

Regresando al disco, resulta fiel a la esencia de este proyecto, que se nutre de las raíces rockandrolleras, pero apuesta por un sonido más crudo, imponente y orgánico que nunca, ¿es la respuesta a una necesidad por sumergirse más en las raíces o no había nada premeditado?

Todos los discos de Help Me Devil están grabados tocando todos a la vez; y creo que es la manera idónea para la música que hacemos. Aumenta el feeling, hay espacio para que a veces aparezca la magia y, sin duda, el sonido termina teniendo más carácter. Desde ya el primer disco (grabado con Matt Verta-Ray en su estudio de Nueva York) tuve clara la línea “estética” de la banda; Matt reforzó esos conceptos e incluso apostamos por lanzarlo en mono, lo cual fue un acierto y una tentación que tengo en cada nuevo disco que grabo.

A partir de ahí sigo con esa línea clara, pero también siempre con la flexibilidad necesaria como para que lo realmente importante sea aquello que resulta mejor para la canción, y no ningún mandamiento escrito en piedra.

También tu voz se ha adaptado a dicha musicalidad con una forma de interpretar más cruda, más salvaje, ¿ha habido un trabajo en ese sentido?

La voz me va cambiando con la edad y con el desgaste. Nunca he fumado pero son muchas horas de ensayos, conciertos, y al final se va endureciendo. Además todo lo aprendido con First Girl On The Moon también me ha ayudado para encontrar más registros y personajes. Pero es cierto que en Help Me Devil es donde más a gusto estoy con mi voz, donde sale más natural y realmente donde más disfruto -y menos sufro- cantando, tal y como le pasaba a Lennon escuchando las grabaciones.

En todos los discos de Help Me Devil hay un versión, con colaboración de por medio, de Hasil Adkins, ¿cómo surge la idea de seguir ese patrón y por qué esta vez el turno ha caído en Matt Horan, es una decisión tomada en función del tema elegido (“I’m in Misery”) o su presencia ya la tenías clara?

La primera vez que lo hicimos fue fruto de la oportunidad y de la necesidad, porque yo creo que hay que ser americano para meterse en el personaje de Hasil, y a mí me daba mucho respeto grabar la voz. Así que Matt Verta-Ray se ofreció y cantó genialmente “Chicken Walk” en el primer disco. En el segundo fue Brian, de Daddy Long Legs, a quien conocía de verle en Nueva York en casi todos los conciertos a los que yo iba. Daddy Long Legs aún ni habían grabado su primer disco, ni por supuesto girado por España, pero yo había visto su inmenso talento y tuve claro que le quería cantando y tocando la armónica en el disco. De hecho para la historia ha quedado su emocionante solo en “Behind the Eight Ball, un solo que Brian me ha confesado es el favorito de su madre, lo que evidentemente es todo un honor.

Y ahora, para este ultimo disco, tuve claro que quería a Matt Horan de Dead Bronco. Help Me Devil hemos tocado bastante con ellos y siempre me ha parecido un cantante fabuloso. Así que vino al estudio y grabó la canción a la primera en una sola toma. Un crack.

Llama la atención que precisamente abrís el disco con dicha versión, un puro blues del Delta espectacular y lleno de energía, parece que querías comenzar con una declaración de principios…

El orden fue un cierto reto. Hicimos varias pruebas. Y el definitivo, quizás el más arriesgado, nos parecía que funcionaba muy bien; así el disco crece según lo vas escuchando y también cuanto más lo escuchas. Además, siempre he contado que la idea inicial de Help Me Devil fue hacer Delta Blues pero como blanquitos, lo que significa que al final lo aceleramos y sin darnos cuenta nos encontramos tocando Rock & Roll. Por eso esta primera canción enlaza con esa filosofía, con el nombre y la estética global del grupo y también con la textura del conjunto del disco.

Creo que las letras, el tipo de historias, encajan perfectamente en la idiosincrasia del álbum, ¿has buscado acoplarlas al ambiente musical con el que estabas tratando o eran las cosas que querías contar?

Mi manera de componer puede que sea extraña, pero siempre lo hago igual. Primero tengo el título de la canción (tengo una lista con un montón de ellos), y cuando encuentro unos acordes que me encanten como para formar un estribillo con ese título entonces compongo el resto de la música de la canción. Finalmente, cuando ya he ensayado con la banda el tema y veo su estructura definitiva, paso a escribir toda la letra basándome en el universo de la novela negra y la literatura Pulp, que siempre nos ha rodeado como banda. Así que realmente es la elección de una frase como título para una canción la chispa que enciende todo el proceso.

¿Las canciones que forman este trabajo son el fruto de lo compuesto a lo largo de este tiempo de silencio del proyecto o han sido creadas pensando en la idea de este disco?

Fueron hechas expresamente para este disco. Tengo muy pocas canciones en el cajón. Cuando me pongo con un proyecto estoy centrado totalmente en ello. En este caso se compusieron en tiempo record, creo que una semana, y la banda las arregló en tan solo dos días. Una hazaña al alcance solo de gente como ellos tres.

El título del álbum hace referencia al lugar donde ha sido grabado (Silver Recordings), ¿es una forma de dejar clara la importancia que ha tenido ese propio proceso de grabación, y la presencia de Martín Capsula y Mario Cobo en él?

El titulo ya lo tenía pensado antes de entrar a grabar. Tengo mucho cariño a ese estudio porque me ha permitido conocer a alguien tan grande como Martín y he disfrutado muchísimo de cada experiencia con él, por eso llevamos ya cuatro discos y dos singles grabados, entre Bonzos, First Girl On The Moon y Help Me Devil, en poco más de dos años. Encima me gusta mucho donde está ubicado, los sitios a los que vamos a comer (en mi caso albóndigas con patatas en el Berebar), la tropa con la que te cruzas…. todo resulta muy inspirador.

Contar además con Mario Cobo, productor también de los dos singles previos, a quien considero un gran amigo, casi un hermano, y alguien con un gusto y talento exquisito, fue un regalo. Por así decirlo Martín es el Rock y Mario el Roll, me gustaba la idea de juntarles y ver qué pasaba. La famosa teoría del choque de piedras.

Así que el titulo del disco es un pequeño homenaje a un sitio muy especial para mí pero también un guiño a esos discos que amo tipo “At Sun Records” “Elvis at Stax”, etc.

A pesar de esa evidente mirada al pasado que hay en vuestra música no sois para nada una banda revivialista que pretenda fotocopiar viejos sonidos, ¿es una actitud de la que huís conscientemente?

Pues si. Cuando entramos en el circuito europeo de Rock & Roll conocí a gente maravillosa, y muchos han terminado siendo grandes amigos, pero también descubrí en otros un cierto talibanismo. Muy respetable porque todo el mundo necesita su religión, pero no es la mía. En cada década hay bandas, momentos, escenas, canciones, películas, y libros que me fascinan, y por tanto me resulta imposible tener esa mentalidad reduccionista. Y no es casualidad que el resto de la banda piense exactamente igual y no estemos todo el día con los evangelios en la mano.

Tienes entre manos en los últimos tiempos muchos y diversos proyectos, ¿a qué necesidades o sensaciones responde el hecho de poner en marcha o activar uno u otro en un determinado momento?

Me gustan tantos tipos de música que me resulta muy difícil encasillarme. Para la gente puede ser desconcertante, pero yo lo necesito. Así que los proyectos van surgiendo de una manera natural según aparecen las circunstancias adecuadas. Me ayudan a aprender cosas nuevas, a salir de mi zona de seguridad, y al final todos los proyectos se acaban beneficiando de estas experiencias porque van llenando mi mochila.

Por ejemplo, mi single en solitario (Parlange, “El hombre que camina solo” ), grabado en Nueva York con Matt Verta-Ray, me permitió encontrar otra voz, empezar a escribir en castellano y disfrutar de llenar las canciones con trompetas. Todo va sumando.

Y a la hora de componer, ¿cuando estás centrado en un proyecto eres capaz de pensar solo en él y todo lo que haces va encaminado a él o te surgen ciertas ideas que decides apartar para otro tipo de “empresas”?

Nunca me he considerado un músico como tal. No tengo ni el talento ni la disciplina técnica. Puedo pasarme meses, como es el caso actualmente, sin tocar la guitarra. No necesito practicar, ni hacer escalas, porque lo poco que sé, acordes de misa y power chords, no se me va a olvidar. Pero durante todo ese tiempo sí que voy llenando mi cabeza de ideas, de vivencias, de muchas lecturas, y solo cuando hay que ponerse a componer retomo la guitarra. Eso sí, cuando llega ese momento me pongo día y noche, me destrozo los dedos y la garganta -porque compongo cantando siempre por encima- hasta que van apareciendo todas las canciones. Y sí es cierto que en ese proceso creativo a veces aparecen ideas que descarto porque no coinciden con el objetivo concreto en el que estoy centrado.

 

Texto: Kepa Arbizu

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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