Antes de escuchar este disco aconsejo un rescate, el cuarto episodio de la quinta temporada de Peaky Blinders. Y a continuación, el análisis sociológico al video-clip de “I´m the man”. Con esos dos antecedentes te puedes sentar a escuchar una obra palpitante, incómoda, sucia, moderna… Jehnny Beth, una de las patas principales en Savages, publica un disco que sin pretensión de mucho más, sacude el legado de dos mujeres que en su día arriesgaron y a quienes, visto lo visto, les salió bien la jugada.
Hablamos de Laurie Anderson y su vanguardia futurista y de un disco concreto, “Broken english” de Marianne Faithfull. De hecho, no siempre hago la pregunta sobre las influencias de cada artista, pero si tengo oportunidad, no me resistiré a resolver la duda. Con Savages entre interrogantes, ha trabajado durante este tiempo con The xx, Anna Calvi o hasta PJ Harvey, tiene su programa de radio y televisión e incluso actúa en la película Un amor imposible. To love is to live, con producción de Flood, es un disco con la tensión muy alta, la voz de Jehnny es grave y agresiva, y en la canasta de este álbum, hay tanto electrónica de subterráneo como rock de origen grasiento. “I am” es una introducción litúrgica, en “Innocence” tiende puentes en busca de concordia, “Flowers” trata los obstáculos de la sexualidad y en “A place above” el sorprendente discurso de Cillian Murphy (sí, el de Peaky Blinders). En “How could you” Joe Talbot de Idles la lía parda, cogen a NIN por el pescuezo y lo parte en dos. También hay lugar para la calma (si bien siempre al filo), el piano de “French countryside” entraría en los catálogos de St. Vincent o Julia Holter. Así que, si quieres el peluche grande en el puesto de la feria, dale tus monedas a Jehnny Beth, apunta y dispara con precisión de cirujana.
Texto: Toni Castarnado
