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The Rubinoos:, «A La Gente Seria No Le Gusta El Pop»

 

Foto: Albert Manau

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Los Rubinoos estarán en España una vez más en enero de 2017. Una excusa inmejorable para dedicarle un par de páginas a este grupo de la costa este de EEUU, no tan popular en su día como otros compañeros de fatigas (Blondie, The Knack…), pero felizmente rescatado del olvido por el empeño de un colectivo de fans recalcitrantes y entusiastas de Japón, Italia, Noruega o España, apasionados del power pop de finales de los 70. El pasado mes de noviembre (2017), dos de sus miembros originales, Jon Rubin y Tommy Dunbar, contestaron una por una y por escrito, a las preguntas de este largo cuestionario. No todos los días tiene uno la suerte de repasar la trayectoria de un grupo tan longevo con dos de sus fundadores y componentes actuales, así que mejor obviar toda introducción, y que sean ellos los que acaparen el protagonismo.

Sois una banda de Berkeley, San Francisco. ¿En qué medida crees que ese hecho os ha marcado musicalmente? ¿Hay algún común denominador entre las bandas de San Francisco?

Jon: Crecimos en Berkeley, al otro extremo de la bahía de San Francisco. La escena musical en San Francisco estaba dominada por Grateful Dead, Quicksilver, Jefferson Airplane y otras bandas de hippy-rock. En cambio, la música que se oía en Berkeley era básicamente funk, jazz y rock convencional. A nosotros nos gustaba mucho Zappa (en particular su sentido del humor), las bandas británicas y el pop comercial que se oía en la radio. Esa combinación no era precisamente habitual en Berkeley. Tal y como yo lo recuerdo, éramos el único grupo de teen pop de toda la región. Además teníamos un sentido del humor bastante corrosivo e impertinente, seguramente achacable a nuestra juventud, y tendencia a reírnos de la gente que se tomaba la música demasiado en serio.

Tommy: El grupo de mi hermano mayor, Robbie, que se llamaba Earth Quake, también nos influyó mucho. Robbie tenía muchos conocimientos de música, sabía componer y tocar la quitarra. Su grupo tenía un contrato con A&M en 1970, y también aprendimos mucho de esa experiencia. Al principio nosotros hacíamos versiones, pero muy pronto empezamos a tener nuestro propio repertorio. En una primera etapa nos parecíamos mucho a Earth Quake, nos gustaba el pop melódico pero también los solos de guitarra de rigor, largos y virtuosos. Sin embargo, también teníamos debilidad por grupos que no tenían nada que ver con lo que estaba de moda, y medio en broma empezamos a tocar versiones de temas como “Sugar Sugar” de los Archies. La gente se ofendía o burlaba al oír ese tipo de canciones, y eso espoleó nuestra vertiente rebelde, típicamente adolescente. Creo que eso fue un factor fundamental, el hecho de ser parte de todo aquel enorme movimiento contra-cultural de la California hippy e intelectualoide, contra el que nos rebelamos a nuestra manera, incluyendo en nuestro repertorio temas de pop descaradamente comerciales.

Foto: Sergi Fornols

¿Por qué os abucheó el público, cuando Jonathan Richman subió al escenario para tocar con vosotros, en aquél lejano septiembre de 1974?

Tommy: Estábamos tocando en Winterland (San Francisco), en el marco de un macro-concierto organizado por Bill Graham. Éramos los teloneros de otras tres bandas, Earth Quake, Link Wray y Jefferson Starship. Empezamos tocando nuestras propias canciones, y nadie nos hacía demasiado caso. Cuando tocamos “Heartbeat –It’s a Lovebeat” de The Franco Family empezaron los abucheos, aunque todavía no se desató la tormenta. A continuación tocamos “Sugar Sugar” y Jonathan Richman subió al escenario, a bailar como si fuera uno de los Archies. En ese punto empezó el lío, aquello era una declaración de guerra para aquel público tan hípster y culto, y los abucheos empezaron en serio.

Cuando empezabais a escuchar música, ¿os gustaban más los grupos americanos que los ingleses?

Jon: Ambos. Yo escuchaba por igual rock and roll Americano y grupos ingleses, todo el santo día. Me identificaba igualmente con ambos tipos de bandas.

Tommy: Nos gustaba cualquier cosa que oyéramos en la radio, o que descubriéramos gracias a nuestros hermanos mayores, o en casa de amigos. Jon quizá tuviera “Get Your Ya-Yas Out” de los Stones o “Aqualung” de Jethro Tull, mientras que en mi casa escuchábamos discos de la colección “Cruisin”, o “We’re Only In It For The Money” de Frank Zappa.

¿Podría hablarse de un pop estrictamente americano? Y en tal caso, ¿cuáles deberían ser considerados los fundadores del pop en Estados Unidos? ¿Beach Boys? ¿Monkees? ¿Archies?¿Big Star? ¿Flamin’ Groovies?

Jon: Por supuesto que hay un pop Americano. Ahora bien, determinar quiénes son sus fundadores es una cuestión imposible de dilucidar. Depende de la época en la que te fijes, se podría decir que Frank Sinatra, Elvis, Chuck Berry, Motown, The Beach Boys; que incluso los Monkees son los padres del pop americano actual.

Si analizamos vuestro disco de versiones de 2002, “Crimes Against Music”, de las 13 canciones incluidas, solo cinco son temas originales de bandas o solistas británicos. Los demás son de autoría Americana. ¿Significa eso que tenéis más influencias americanas que británicas?

Tommy: básicamente es una colección de versiones que nos pareció divertido hacer. Si hubiéramos querido dejar un testamento de las canciones que más nos han influido, el resultado habría sido muy distinto, y habría incluido cosas de los Beatles, The Beach Boys, The Hollies, Phil Spector, Motown, The Stones, Earth Quake, por mencionar tan sólo algunos nombres. “Crimes Against Music” fue una idea del capo de Airmail Records en Japón, Hiroshi Kuse. Nos preguntó si nos apetecía hacer un disco entero a base de versiones, y pensamos que sería divertido.

En vuestros inicios a finales de los 70, ¿con qué bandas americanas de vuestra generación os identificabais más?¿The Romantics? ¿The Knack? ¿Blondie? ¿Paul Collins? ¿Plimsouls? ¿Moon Martin? ¿The Motels?

Jon: Yo no diría que me sentía exactamente identificado con ninguno de esos grupos. Nos gustaba mucho Blondie, y algunas canciones de algunos de esas bandas, pero a mí me gustaban más Elvis Costello, los Sex Pistols o Van Halen. Y por lo que se refiere a grupos americanos, con quien más me identificaba era con los Ramones. O con los Dictators.

Tommy: También nos gustaban los Motels, porque Martha Davis era una amiga de la bahía de San Francisco. Por lo demás, básicamente nos dedicábamos a escuchar canciones de los 60 o cualquier cosa que sonara en la radio.

Yo, que empecé a escuchar música a finales de los 70, siempre he pensado que los años del post-punk y de la new wave, tanto en EEUU como en GB, fueron años irrepetibles, en los que coincidieron infinidad de grupos y artistas originales. ¿Idealizo esa época, como suele hacer la gente con la música que escuchaba en su juventud, o realmente fueron especialmente fértiles esos años para el pop?

Jon: El punk provocó una reacción contra el status quo y dejó como legado algunas cosas interesantes, aunque no tengo claro que fuera más productivo que la primera mitad de la década de los 50 o que la mitad de los 60.

Tommy: Es verdad que todos llevamos grabado en la memoria aquello que amamos en nuestra infancia o juventud, ya sea música, arte o cualquier otra cosa. Recuerdo que, cuando yo tenía unos 14 años, un pintor amigo de mis padres me dijo que los pintores que más le habían marcado eran aquellos que descubrió en su niñez. La música que escuchábamos mientras crecemos y desarrollamos nuestra personalidad tiene una importancia enorme. Nada puede comprarse con la canción que oímos la primera vez que dimos un beso, nunca dejaremos de asociarla con un sentimiento positivo, a no ser que fuera un beso muy malo. Yo he descubierto mucha música que me gusta tanto como la que oía en mi juventud, pero en muchos casos me recuerda a alguna canción que oí en mi adolescencia. Por ejemplo, me encantan las canciones italianas de los 60, o artistas como Françoise Hardy, que he descubierto recientemente, pero en ambos casos, se trata de música similar a la americana de los 50s o 60s, que siempre me ha encantado.

¿Qué recordáis de la “Armed Forces Tour” de Elvis Costello, en la que hicisteis de teloneros? ¿Cómo era Costello? ¿Seguís en contacto?

Tommy: aquello fue una oportunidad increíble, tocar en 56 ciudades en tan sólo 10s semanas. No sólo acumulamos un montón de horas de vuelo, ante públicos a los que nunca habríamos podido acceder, sino que pudimos pasarnos horas viendo tocar a Elvis y a sus Attractions. No se mostraron especialmente amables con nosotros, quizá nos veían como a un atajo de punks, niños mimados de California. Así que no seguimos en contacto. En realidad nunca fuimos amigos, es normal, no paraban de viajar, estuvieron de gira durante años, así que es lógico que no se esforzaran en conocer a sus teloneros. Aun así creo que Elvis Costello tiene un talento increíble, es uno de los mayores compositores de los 70 o los 80.

Jon: En mi opinión, los Attractions estaban en su punto más álgido en aquella época. También recuerdo a Steve Naïve volcando sin querer una pecera de agua salada en la recepción del hotel en Nueva York. Como penitencia tuvo que dormir en el bus el resto de la gira. Costello me parece un cantante increíble, además de un gran compositor y guitarrista.

¿Qué bandas actuales os gustan?

Jon: Si te soy sincero, no escucho casi nada de lo que se hace hoy en día.

Tommy: A mí hay canciones de Fountains of Wayne que me encantan. A veces oigo alguna cosa que me gusta mucho, pero en general es la música de hace 50 o 60 años la que realmente me apasiona.

¿Cómo fue fichar por Warner Bros en 1983, después de haber publicado vuestros primeros discos a través de un sello mucho más modesto (Beserkley)? ¿Y qué tal la experiencia de ser producidos por Todd Rundgren?

Jon: Siempre habíamos pensado que fichar por una multinacional era como venderse al diablo. Pero al final tuvimos diferencias importantes con Beserkley, y lo cierto es que nos pareció genial ir a parar a Warner. En aquella época se decía que era uno de las multinacionales que mejor trataba a los artistas. Todavía soy amigo de alguna de las personas que trabajaba allí.

Tommy: fue una época extraña para todos nosotros. Al y Donn se negaron a trasladarse a LA, así que básicamente Jon y yo nos quedamos reducidos a dúo. Nos presentaron a un montón de productores, pero nuestro manager conocía a Todd, y finalmente nos decantamos por él, porque necesitábamos un grupo, y los chicos de Utopia podían tocar las partes de batería, bajo y teclados.

Jon: Todd tiene un talento increíble, pero elegirlo como productor no fue una decisión acertada en aquel momento. The Rubinoos LP Collection Volume 2 está a punto de salir, e incluirá una version muy diferente, y mucho más interesante, de Party Of Two.

Foto: Xavi Mercadé

¿Fue muy traumática la separación en 1985?

Jon: En realidad aquello no fue una separación, sino un paréntesis. Yo empecé a cantar con un grupo de Doo Woop acapella que se llamaba The Mighty Echoes, y que de hecho todavía existe.

Tommy: Jon, Al y yo grabamos algunos temas en el sótano de la casa de un amigo en San José. También algunas demos o maquetas en diferentes estudios. Yo colaboré en muchas ocasiones con el grupo de acapella de Jon. Donn y yo estuvimos en una banda de versiones llamada The Straight Jackets, luego, cuando volví a Berekley, Donn, Al y yo hicimos algunos conciertos y grabamos un CD con el nombre de Vox Pop, y así sucesivamente.

Jon, tú fuiste durante aquellos años manager de Kevin Gilbert, que acabó produciendo uno de vuestros discos (“Paleophonic”). ¿Qué recuerdos tenéis de Gilbert?

Jon: A excepción de Tommy, Kevin es sin duda el músico más brillante con el que he tenido la suerte de colaborar. Vale mucho la pena conocer su música. El disco que nos produjo sigue siendo el que más me gusta de toda nuestra discografía, él es para mí el mejor productor con el que hemos trabajado. Y por cierto, “Paleophonic” también está incluido en Rubinoos LP Collection Volume 2

¿Qué propició el reencuentro del grupo? Da la sensación de que fue más una reacción a agentes externos (ediciones de material antiguo o iniciativas de viejos fans) que algo que surgiera de vuestra parte, de forma proactiva.

Tommy: es verdad, fue algo reactivo, un sello de la costa este llamado One Way Records nos pidió permiso para publicar las demos de Basement Tapes. Más tarde, otro sello, Big Deal, nos preguntó si teníamos más material inédito, y de ahí salió Garage Sale. La buena acogida de ambos discos nos llevó a hacer un concierto-reencuentro en San Francisco.

¿En qué ha cambiado la carrera de los Rubinoos después del paréntesis de 1985? ¿Os lo pasáis mejor ahora?

Tommy: Básicamente nos parece un milagro ser capaces de generar suficiente interés como para seguir saliendo de gira todo el tiempo. Ya no nos preocupa nuestra carrera, sencillamente nos lo pasamos bien juntándonos y tocando. Como ahora vivimos en diferentes puntos del estado, es la mejor forma de vernos y pasar tiempo juntos.

Jon: Siempre me ha gustado tocar, pero creo que ahora me lo paso mejor que nunca. Voy mucho más suelto, y hasta me atrevo a chapurrear mi español con nuestro sufrido público. Grabar también se ha convertido en algo muy divertido, sobre todo cuando Tommy y yo tocamos instrumentos de viento.

¿Cómo ha cambiado la escena musical desde los 70? Sacar un disco en aquella época debía ser mucho más difícil, la gente estaba menos informada… Ahora hay mucha más información, pero la gente compra menos discos.

Tommy: Grabar un disco era mucho más complicado entonces, no era tan simple como encender el ordenador y ponerte a grabar. El alquiler de los estudios era muy caro, producir un disco era algo complejo, casi mágico. El sistema actual tiene ventajas y desventajas, antes tenías que estar muy preparado, ensayar mucho antes de poner un pie en el estudio. Hoy en día la tendencia es grabar primero y corregirlo o mejorarlo todo después, sobre la marcha.

Jon: Antes era difícil fichar por una discográfica, muy caro grabar un disco, y no había ni la milésima parte de música que se publica hoy en día. Las portadas eran mejores, se cuidaba mucho su diseño y la información que acompañaba al disco, uno tenía la sensación de obtener mucho más que ahora, a cambio del dinero que pagabas al hacerte con él. Una de las cosas más interesantes de aquella época es que uno tenía que buscar la forma de dar con discos viejos, para educarse musicalmente. Hoy tan solo es cuestión de darle al ratón de tu ordenador. Es muy cómodo, pero me parece menos divertido o emocionante. Creo que hoy en día no escucho tanta música actual porque hay demasiada, no es fácil absorberlo todo.

Aparte de los EEUU, España y Japón son dos países que os han tratado muy bien en los últimos años. ¿Por qué creéis que tenéis una legión de fans tan leales en ambos lugares?

Tommy: A lo mejor es que no pueden entender nuestras letras, en todo caso es maravilloso que exista ese público, que haya gente que quiera escucharnos.

Jon: La gente en Japón y en España tiene un gusto musical impecable.

¿Qué otros países os han sido especialmente propicios?

Jon: Gran Bretaña e Italia.

Tommy: Nos encanta tocar en Italia y también en Noruega. Ojalá podamos volver pronto a ambos.

¿No os parece curioso que la humanidad se organice o autodefina en función de sus gustos musicales? ¿Qué tipo de individuo se decanta por el power pop? ¿Hay algún rasgo en común entre todos nosotros? No nos vestimos de ninguna forma en particular, la música que nos gusta siempre va a contracorriente de las modas, y sin embargo, nos mantenemos firmes, a pesar del paso de los años…  

Jon: Los fans del Power Pop son muy variopintos, lo único que tienen en común es su amor por las buenas melodías, las canciones de pop bien compuestas, y que saben cómo divertirse.

Tommy: Si te soy honesto, nunca he pensado en ello desde el punto de vista de los fans del power pop. Sí he pensado muchas veces, en cambio, que es absurdo que la gente se tome tan a pecho la cuestión de los gustos musicales. Me refiero a rivalidades atávicas, como la de los Beatles vs Stones. En mi opinión, que te guste Adele o Rat Scabies no tiene la menor importancia, para mí la música es como la comida. ¿A quién le importa si a mí me gusta el tofu con ketchup? Yo me aburriría mortalmente si sólo pudiera comer un tipo de comida, o escuchar un tipo de música.

Texto: Alex Fernández de Castro

Artículo publicado en el nº 344 de enero del 2017

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