Encuentros

Pablo und Destruktion, “Ahora tengo que aguantar a muchos menos gilipollas”

Pablo García es un paisano nacido en la época equivocada, de mente preclara, valores que ahora se consideran chapados a la antigua y una especial capacidad para predicar en el desierto. Para esta faceta en concreto nació su alter ego, Pablo und Destruktion, que ahora vuelve con Futuros valores (Humo, 2019), más relajado que en su anterior LP, Puro y ligero (Sonido Muchacho, 2018), pero con un cargamento de ideas igual de potentes. El asturiano vuelve a transitar por sus temas más obsesivos, como el amor, la verdad, el engaño y la rabia, desde un punto de vista más centrado en la poesía que en el ruido. Aunque, cómo no, en este LP tampoco faltan los rayos y centellas.

Nos sentamos con él en su cafetería fetiche para las entrevistas, la Pepe Botella de Madrid, y charlamos sobre los cambios vitales de este artista, incapaz de pasar desapercibido, a pesar de sus intentos.

Mira, he querido enseñarte esto antes de empezar…

¿Qué es esto? (Observa la captura de Instagram y la lee con ceja levantada)… bueno… cosas del directo (risas)

Pero tú no has compartido ningún vídeo de UTBH (Un Tío Blanco Hetero), ¿no?

Me citó él.

¿Qué dijo?

Bueno… cosillas. El otro día que fue el debate con Clara Serra fui y quedé el último para la cola. No pude entrar… pero una diputada de Podemos tampoco entró, así que por lo menos…

(Se refiere a un sonado debate entre la política y feminista Clara Serra y el citado Youtuber, a propósito de sus mutuas visiones sobre el feminismo).

¿Lo viste después por internet?

Sí, muy flojo. Por ambas partes.

¿Te esperabas más?

Sí. Bueno, es que en realidad se ve lo que ocurre, que es que UTBH es un feminista liberal. Es una corriente de feminismo que acepta una parte de los presupuestos del feminismo, pero desde la corriente liberal. Por eso defiende, de aquella manera, el tema de que cada una haga con su cuerpo lo que quiera, tema vientres de alquiler, prostitución… lo que él defiende como feminista que es es que existe igualdad real y jurídica entre ambos sexos. En contra de otra corriente de feminismo liberal que puede estar a favor de las discriminaciones positivas varias. Pero en realidad el discurso que tienen es muy próximo, y por eso hay ciertos momentos en los que están de acuerdo y no hay diálogo. Estuvieron súper de acuerdo, me dio la sensación, en el debate. Porque es un rollo más formal que otra cosa. Lo que pasa es que un sector del feminismo, que no es en absoluto liberal, que es bastante totalitario, bastante identitario, bastante clasista (sobre todo es clasista), encuentran en UTBH y en “el cuñao” una forma de ir a atacar al obrero, que es lo que hacen, disfrazándose de feminismo. Ahí es donde está la chicha, a mí es lo que más me interesa. Esa parte.

Me da la sensación de que ya entras menos en este tipo de controversias, que intentas pasar más desapercibido. Ya te ves mayor.

Puede ser. Es que ya tengo unos añinos, a lo tonto. Tengo 36. Me siento más despreocupado para con mi entorno.

Parece como que quieres estar fuera del rollo, pero te meten, te nombran.

Bueno, es que no hay un único rollo del que entrar o salir. Estoy fuera del popete y de las escenillas porque estoy fuera, porque para estar dentro de esas escenillas hay que salir mucho y hay que meter mucho y no tengo ni tiempo ni dinero para hacerlo. Entonces, en ese sentido estoy fuera. Pero estoy dentro de las ideas y de la estrategia político militar que yo sigo con ella, y tratando de dar la batalla con el mayor cariño posible.

¿Te refieres a La Bestia Colmena? (La novela de Pablo und Destruktion, publicada en 2018)

Sí, sí.

Me han dicho que duermes en un bar. ¿Cómo es eso?

Está muy bien. Antes vivía en una copistería transformada en estudio y galería y ahora vivo en un bar. Y el bar lo transformé un estudiete de grabación, que fue donde grabé la mitad del disco. La otra mitad, en Gijón, que es el estudio que tenemos, que también era un bar. Y bien, es pequeñín, pero bueno. Me niego a pagar las millonadas que se pagan en Madrid. Lo dejo aquí.

¿Cómo es la vida en un bar convertido en estudio?

Me levanto a las 7 de la mañana para ir a la M30 y tardar una hora en llegar a mi curro, en Arganda del Rey. Ahora mismo soy clase obrera empobrecida. Tengo tres trabajos, de profe, de técnico de sonido y de músico, y vivo en un bar. Pa que luego me digan que soy un privilegiado y tal.

¿Cómo se lleva pasar de llenar la Joy a tener tres trabajos?

Tengo que aguantar a muchos menos gilipollas ahora. (Risas). Y eso no tiene precio.

¿Crees que eso te afecta compositivamente?

Claro, desde luego. Estoy dentro de la dimensión de la realidad en la que tengo que estar en estas circunstancias. Hay un secreto que cualquier aldeano sabe, que es que la vida parte de la muerte, siempre, en todos los casos. Entonces las plantas nacen del cucho, que es muerte licuada. Cualquier cosa en la realidad, sea lo que sea, exige un sacrificio. Todo. Nada aparece en la realidad, sean palabras, o sean personas, o sean plantas, si antes no ha habido una muerte que la nutra. Entonces, yo me he cargado a la parte de estrellita que podía haber, y de ahí nacen otras cosas. Canciones, también. Ya no de estrellita, porque no lo he llegado a ser, pero vamos, no me interesa y ahora ya lo sé. Y lo viví un poco y me la suda y realmente la vida de famosillo es miserable. Y básicamente para lo que me sirvió darme a conocer es para que me dieran chapa por ahí, en los bares. Porque luego a los conciertos tampoco venía mucha más gente, tan solo en Madrid movía algo más. Pero siempre estuve haciendo conciertos para 30 o para 40 en otros sitios. Entonces se sacrificó una parte, nació otra. Y dependiendo de lo que quieras sacrificar, nacen unas cosas u otras.

En tu caso, te has quitado la barba y has vuelto al bigote.

Bueno. Es un sacrificio.

La canción “Ser profesor”, ¿la compusiste antes o después de convertirte en profesor?

Era un trabajo para clase mientras me hacía el máster (risas). Sí, sí.

Cantas, “Es importante conocer nuevas tecnologías”.

Efectivamente. Y “no mentir y no creer en mentiras”.

¿Cómo cuáles?

Abre el periódico o enciende el teléfono y escoge.

¿Alguna que te haya afectado de forma catártica?

Muchas. Estaba abrumado por la cantidad de mentiras. Además, una cosa es mentir… (por eso digo no mentir y no creer en mentiras). Porque mentir es chungo, pero mentir siendo consciente de que estás mintiendo y creer en la mentira como forma de poder es lo peor. Y yo creo que se ha impuesto en los últimos años en las tendencias políticas mentir a sabiendas de que estás mintiendo y utilizarlo como estrategia para tener más poder. Y eso no está bien, queridos amigos (risas).

Bueno, pero ha ganado “Peblo”, al final.

Bueno, pues ya veremos lo que nos trae.

¿No te alegras?

Hasta que hagan algo…

Han subido el salario mínimo.

Bueno. Ya veremos qué más cosas hacen.

Sin embargo, en otra canción dices “vamos al Valle de los Caídos…” ¿Tu crees que esta canción le podría gustar a Santiago Abascal?

No creo. Porque luego digo “comer, pasear e hincharnos a follar”.

Pero eso también es muy de hombre, muy de Julio Iglesias.

Ya, pero irse al Valle de los Caídos de domingueros a follar… bueno, últimamente tengo dos nuevos grupos de haters. Por un lado “voxistas”, que no los había tenido hasta ahora, que se enfadaron con la canción de “Gijón”, no sé por qué. Porque aparece Rambal, y Rambal es marica, y le estoy cantando a un marica, se enfadaron. Y los asturianistas, también, por no cantar en asturiano, en la canción de “Gijón”, también. O sea, una misma canción provocó el odio de los pablistas y los voxistas, que en realidad no son tan distintos.

Bueno, es que la de “Gijón” es contundente.

Y “Credo paisano”, la del Valle de los Caídos, también, ¿eh? Yo creo que es más contundente.

Ya, te quería preguntar qué hay en Segovia. En ese tema también cantas “vamos a Segovia”, como si fuera un lugar mágico…

Bueno, es una ciudad castellana, se come bien, es tranquila… (risas) Para dar una vuelta con la persona amada está muy bien.

A mí lo que más me gusta es que reivindiques el concepto de “señora”. Cantas, también en esa canción, “bésame como besa una señora”. Porque siempre que se utiliza es despectivo.

Uno tiene que aspirar a convertirse en señor o señora.

Pero tú ya eres un señor.

Por eso ayudo a los demás a que lo hagan.

“El agua a quien más refresca es al muerto de sed”. Estabas lúcido en esa.

Sí. Y “de la tierra más seca nace el mejor romero”. Hay muchas frases así. Esa del agua es mía, la del romero, no. Es así popular. Pero también tiene que ver con estos sacrificios y estas dinámicas que decía, que cuando realmente te quedas sin algo, te controlas, ahí hay una especie de moneda de cambio, que no es la económica, y que tiene que ver con sacrificarse uno mismo. Que está muy bien y que sirve para abrir otras puertas que no se abren con perras.

¿Qué te has quitado tú, en qué te has sacrificado?

En varias cosas. Ideas, hábitos, comunidades.

Y el whatsapp…

Bueno, eso ya me lo quité hace mucho. Y luego estuve sin smartphone. Para hacerme profe tuve que volver a pillarlo, porque me pillé dos GPSs, o “tom tom”, pero no funcionaban, entonces no sabía llegar al curro en Madrid. Y me tuve que pillar un móvil. Pero Whatsapp, no.

Tu vecino Rodrigo Cuevas también le canta a Rambal en su último disco.

Sí, y su disco se llama Manual de cortejo y yo meto una canción que habla del cortejo.

Algo pasa en Asturias. ¿Será que el apocalipsis ha terminado? Te he leído decir algo así y me ha llamado la atención.

Ojalá volvamos a hacer la reconquista, en este caso Rodrigo Cuevas y un servidor. Mejor Rodrigo, yo prefiero estar en la sombra. Yo prefiero influirle.

Tiene un vestuario más currado que el tuyo.

A mí no me gusta llamar la atención. Y bueno, los hay periódicamente, los apocalipsis. En principio ha habido cinco, que coinciden con las grandes extinciones.

¿Y cuál ha sido la última?

De grandes extinciones, con la última glaciación. Hay una que no es carnal, que es espiritual, a partir de internet, bastante importante. Es la que se encarnan cosas que antes no estaban encarnadas. Ahora pasa una cosa, y es que se le da cuerpo a cosas que antes no tenían cuerpo, y se mete dinero en lugares donde antes no entraba. Entonces, el capitalismo se ha extendido a las esferas privadas, al ámbito de lo familiar, por ejemplo, donde no operaba con tanta crudeza como ahora. Y todo, la política, la religión, se basa en el dinero. Entonces, en lugar de sentarte en la iglesia y ponerte de rodillas, vas a yoga. En vez de regalar lo que te sobra a tu vecino, que le pueda servir para algo, lo vendes en Wallapop. Etcétera, etcétera. Vas metiendo dinero donde no existía y vas poniendo cuerpo a cosas que antes eran incorpóreas. Pero, para bien o para mal, son parciales estos apocalipsis.

¿Tú crees que lograrán entenderte algún día?

Sí, yo creo que las canciones me las entienden bastante mejor que los discursos (risas). A ver, yo creo que cantando se crea conflicto también, y yo tengo mala hostia. Pero queda patente que lo hago desde el amor, que es verdad. Y en los discursos no queda tan patente, sobre todo cuando los periodistas me sacan de contexto frases sueltas, que lo suelen hacer mucho y con mucha mala hostia. Entonces parece que voy con ánimo de provocar. Tampoco me interesa faltar al respeto o enojar a gente que está encantada con sus cosas. Con su realidad. Yo estoy con la Santina de Covadonga y ellos están con quien tengan que estar. Entonces yo, como portavoz de la Santina, que es a lo que me dedico, voy a tratar de expandir su discurso y ser un núcleo irradiador de la Santina de Covadonga. Puedes poner ese titular si quieres, aunque en Ruta 66, no sé yo. Aquí hay que hablar más de rock.

¿Ya has hecho algún milagro en nombre de la Santina?

Tengo unos cuantos. Pero no los puedo contar yo. Ya te llegarán.

 

Texto: Elena Rosillo

 

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