Encuentros

Pablo Solo, «la línea que separa la arrogancia de la falsa humildad es muy fina»

 

Tras la disolución de The Puzzles, el cántabro Pablo Fernández se transforma en Pablo Solo y se lanza en solitario con “Alondras”, un precioso compendio de canciones grabadas en su propia casa que vio la luz el pasado marzo a través de Folc Records. El disco, de escucha amena y fascinante, muestra a un compositor prolífico y en estado de gracia.

Si te pregunto que me digas quién es Pablo Solo, la pregunta es sencilla, ¿te pongo en un compromiso o esto da pie a una sesuda tesis doctoral?

Lo cierto es que autodefinirse es una tarea bastante complicada. En la música la línea que separa la arrogancia de la falsa humildad es muy fina. Me veo como un compositor con las miras muy altas pero con los pies en el suelo al mismo tiempo.

Te estrenas en solitario después de la disolución de The Puzzles, en los que militaste durante sus once años de existencia. Junto a Iván González, fuisteis los dos únicos miembros fijos de la banda y me parece que era un proyecto de una enorme entidad por lo que entiendo que la ruptura no debió de ser fácil. ¿Resurges de las cenizas cual ave fénix o realmente todo ha sido un proceso más tranquilo y sosegado? ¿La puerta de The Puzzles está entreabierta o ha quedado directamente tapiada?

En realidad fueron más de once años. Empecé a escribir canciones con Iván mucho antes de formar la banda en serio y nos dejamos la vida para que funcionase, pero no fue así. Así que no fue nada fácil tomar la decisión. La verdad, ahora mismo no veo posibilidades de que The Puzzles vuelva en algún momento, pero como dice Nat King Cole: I’ll never say «never again» again.

La evolución en el sonido de The Puzzles había alcanzado un alto nivel de complejidad. De aquel maravilloso beat con armonías vocales de los primeros EPs evolucionasteis hasta “Ringa Belle” que es un disco magnífico, lleno de efectos, de psicodelia y de estructuras muy elaboradas. Me parece que “Alondras” sigue esa línea, quizá con algo menos de barroquismo. ¿Qué queda de todo aquello en Pablo Solo? ¿Existe conexión entre “Alondras” y “Ringa Belle” o hay que leer ambos discos con independencia?

En cierta manera creo que “Alondras” sigue la línea de “Ringa Belle” aunque más «de andar por casa» (y nunca mejor dicho). “Ringa Belle” fue un proyecto mucho más ambicioso en cuanto a producción, arreglos y demás, pero la premisa era que los temas fuesen buenos. Esa premisa se ha mantenido en “Alondras” aunque es una propuesta más intimista.

Creo que si escuchas los dos discos seguidos puedes hacer fácilmente la conexión, aunque a simple vista no se parezcan. Es inevitable. Ten en cuenta que “Ringa Belle” fue grabado en un 80% por Iván y por mí. Hay muchos temas en los que sólo participamos él y yo.

Es cierto que el disco transmite intimidad, se nota que es un proyecto muy personal y tengo entendido que lo has grabado en casa, tocando tú todos los instrumentos. Además, leo en la nota de prensa que, paradójicamente, “Alondras” recoge un periodo de tu vida en el que buscabas alejarte de la música. ¿Cómo afrontaste esa reclusión, esa huida? ¿Si hay música hay esperanza?

Todo empezó de manera bastante fortuita. Cuando dejé The Puzzles estaba realmente hastiado de todo lo relacionado con la música pero se abrió una ventana que llevaba tiempo cerrada; empecé a hacer canciones sin pensar en que pudieran formar parte de un repertorio. Creo que recuperé la ilusión con la que comencé a escribir canciones a los quince años o así. Tengo la suerte de poder defenderme en los «instrumentos básicos», así que cogí todos esos temas y los empecé a grabar por pura diversión en mi casa con la única ambición de enseñárselos a mis amigos y tocarnos alguno de vez en cuando en el local.

Si no me equivoco, “Ringa Belle” no llegó a editarse en vinilo, pero ahora Folc Records ha apostado por tu proyecto en solitario, aunque la financiación del disco la lograste vía crowdfunding. ¿El mecenazgo limita los medios o aporta libertad? ¿Cómo ha sido la relación con Folc Records?

En mi caso el mecenazgo ha sido la única vía para llevar a cabo el proyecto. Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que aportaron, suena a tópico pero sin ellos no hubiera podido hacerlo. Con Folc Records no sólo he sacado “Alondras”, hay un single anterior, “Name the Lad”, editado hace siete meses. Mi idea era sacar un LP doble pero como no les vi muy convencidos les engañé sacando un single antes y al poco el LP, jejeje. Aún me quedan ocho temas grabados del supuesto doble LP pero no creo que vaya a sacarlos ya. Y bueno, formar parte de un sello que saca material de tanta calidad es un orgullo.

El disco lo coproduces con Borja Juanco, que ya colaboró con The Puzzles. ¿Hasta dónde ha llegado su influencia? ¿Cómo ha sido ese trabajo conjunto siendo “Alondras” un proyecto tan personal?

Borja y yo nos conocemos de la época de “Ringa Belle”. Estaba formando los Estanques con Iñigo, que en ese momento estaba tocando en directo con nosotros. Hicimos buenas migas. Cuando tuve todos los temas grabados le invité a escucharlos y parece que le gustó lo que oyó, así que me propuso volver a mezclar el material desde el principio para, sin perder esa atmósfera casera, editar el material de manera más seria. Así que cogimos todo y, entre su estudio en Somo y los estudios Moon River nos lo mezclamos todo de principio a fin. Veinticuatro temas en cinta, ¡la locura!

Como dices, Borja Juanco ha trabajado también con Íñigo Bregel y Los Estanques que, aunque están afincados en Madrid, son de origen cántabro y, de hecho, los tres, Borja, Íñigo y tú, provenís de un círculo afín. ¿Qué tiene Santander? ¿Hablamos de un “Santander Sound”?

Será el pasto que toman las vacas de Cantabria. La leche que tomamos allí es como la poción de Astérix.

Varias de las canciones de “Alondras” recuerdan al ambiente intimista del gran Malcolm Scarpa. ¿Es una referencia de cabecera? ¿Eres también de los que reivindica su música, en mi opinión nunca suficientemente valorada?

Precisamente fue Iñigo el que me puso su música cuando vino a escuchar mi disco. La verdad es que flipé con la calidad de los temas. El tío es como el puto Ray Davies pero muy personal al mismo tiempo. Vamos, ¡palabras mayores!

El disco bebe de los sonidos de los años sesenta, que a día de hoy siguen siendo una fuente inagotable de ideas. ¿Asumimos sin concesiones que es la mejor década de la historia del rock?

Para nada, lo gordo de verdad viene de antes, muchos años atrás. Lo que pasa es que en los sesenta espabilaron como nunca y supieron reciclar de una manera súper interesante y creativa. Aparecieron unos cuantos genios que pillaron todas las semillitas y mucho terreno sin cosechar y dijeron «Esta es la mía.» Pet Sounds, Pepper’s, Odessey and Oracle, y un largo etcétera es puro reciclaje, pero imagínate escuchar eso de repente. Le volaban la cabeza a la gente. Por supuesto, yo no escapo de esa influencia. Aún recuerdo la primera vez que escuché el Pet Sounds y el Pepper’s con dieciséis años, imposible no flipar. Son cosas que se te graban y salen a la superficie de una forma u otra.

En directo te presentas en formato “one-man band”, que es una propuesta que suele asociarse bien a sonidos circenses, bien a músicos de blues más o menos académico, tipo Hombre Lobo Internacional o Belly Hole Freak, por citar dos actuales. ¿Ese formato tiene un punto de catarsis, de hartazgo vital, de simple ahorro económico o de curiosa experimentación? ¿Qué puede esperarse de un concierto de Pablo Solo?

Pues sinceramente, los cuatro factores. Llegó un momento en el que dije «A la mierda, me lo banco sólo.» Formar una banda comprometida y mantenerla es más complicado que sacarse una ingeniería, por lo que se ve. El factor económico es importante también, de esta manera puedo permitirme arriesgar más. Salir a tocar hoy en día es muy complicado, muchos gastos y mucha organización. Si sólo cuento conmigo, los números y las fechas encajan más fácilmente. En lo que respecta a la experimentación también es muy interesante. Se trata de coger los temas desde el esqueleto y ver cuánto puedes hacerlos crecer tú sólo en el escenario. Mi premisa aquí es que el rollo «one-man band» no se quede en un simple espectáculo. Intento que los temas suenen lo más redondos posible y que la gente se olvide del formato y escuche las canciones. No obstante sigo disfrutando mucho de tocar con gente. He hecho varios bolos con Borja al bajo y actualmente me acompaña Goyo Chiquito al contrabajo cuando la situación lo requiere.

 

Texto: Miguel Sáez Martín

Fotos: Sara Núñez

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