Encuentros

Alfredo García (ex Buenas Noches Rose), una fantástica historia

Bajo las estelas de centenares de aviones con origen y destino en Barajas, Alameda de Osuna se convirtió en caldo de cultivo para una numerosa cohorte de bandas, encabezada a mediados de los 90 por Buenas Noches Rose. El prometedor combo implosionó tras tres discos de nervioso rock setentero, dando origen en su diáspora a formaciones como los celebérrimos Pereza o Le Punk.

Estos últimos – comandados por el entonces conocido como Alfredo Fernández – transitaron por el mestizaje cercano a las atmósferas latinas. Tras su separación, y una ristra de EPs bajo el alias de Alfa, el guitarrista y cantante madrileño recupera su nombre real y lanza Aicrag Oderfla, primer larga duración en solitario de una azarosa trayectoria artística y personal que abarca tres décadas.

¿Qué ha sucedido desde la publicación de El Predicador Eléctrico y Santa Cecilia Y El Diablo en 2015?

Vivía en Lavapies, y curraba en Universal como freelance. Cada poco sacaba un disco y tocaba lo que podía en directo. Entre el hastío y la desgana, di un volantazo y me fui a Asturias, a la aldea de mi familia. Con mi novieta, Rakel, nos hicimos con una furgo vieja, montamos una casita dentro y nos piramos a Portugal. Estuvimos tres meses de viaje y me enrolé en una banda de versiones de Dylan y Cohen… toqué en Oporto un par de veces para ingleses borrachos que coreaban “Hard Rain” como si fuese el himno del Manchester. Volví a casa, Rakel y yo nos separamos y empecé a grabar Aicrag Oderfla. Ahora soy un agropunk, tengo una huerta y un perro. Soy el jefe.

Todo el mundo te va a preguntar por qué un disco bajo tu nombre a estas alturas.

Soy consciente, pero me da igual.

¿Por qué el salto al formato álbum después de años publicando EPs?

Mi etapa como Alfa fue de aprendizaje. Fue muy importante la figura de Miguel Herrero, un sabio musical con un estudio precioso en Avilés y síndrome de Diógenes con los instrumentos antiguos. Yo tenía mucha experiencia en directo y poca en estudio. Grabé esos EPs con Miguel para aprender a producir, siempre había salido de las grabaciones con un puntito de frustración. Necesitaba controlarlo todo, plasmar lo que sonaba en mi cabeza. Cuando sentí que lo había conseguido, me cambié el nombre e hice Aicrag Oderfla.

Se percibe un asentamiento en el rock americanizado, con toques soul y folk, fiel a tu esencia de cantautor eléctrico. ¿Qué te motivó a alejarte del eclecticismo de Le Punk?

Es circunstancial, quizá en el próximo disco no sea así. Dependerá de las músicas que descubra, de mis vivencias. Hacer tangos con la vida que llevo ahora no tendría sentido. Donde me lleve el destino habrá una banda sonora, y tomaré de ella lo que me interese para expresarme.

Mención honorífica para el cuidado con las letras del que haces gala. ¿Llegan por lo general las palabras antes que la música?

No hay fórmula. Las cosas se cuelan en mi cabeza y toman forma a su ritmo. Las letras salen con algo de melodía asociada y viceversa, pero hay casos en los que un riff te empuja hacia un tipo de lírica, y supongo que al revés… ¡una respuesta gallega en toda regla!

La soulera «La Fantástica Historia» es el single de presentación. ¿Qué te hizo decantarte por ella como punta de lanza del disco?

No la elegí yo. La gente que me acompaña en este proyecto me convenció de que era la adecuada. Es una canción con estrella, con referencias al pasado y fácil de digerir.

El 25 de abril se estrena en la sala Galileo Galilei ¿Quién cojones son Buenas Noches Rose?, documental sobre BNR dirigido por Francisco Gené Cort. ¿Cómo te sentiste participando?

Resulta bonito que se acuerden del trabajo de uno. Es una locura que unos fulanos gasten dinero y tiempo en hacer algo que lo único que les va a reportar es una satisfacción personal. Paco y todos los que están en el ajo se están pegando un curre por la cara tremendo, solo para honrar la obra de otros.

La banda es, si me permites la analogía marveliana, uno de los «what ifs» por excelencia de la escena rock española de las últimas décadas. Teníais potencial, calidad e imagen a espuertas. ¿Qué os faltó para conseguir el éxito multitudinario?

No era el momento ni el sitio. Éramos demasiado críos y no sabíamos lo que había detrás de la puerta del local de ensayo. No tuvimos suerte con la gente que nos rodeaba: los que debían haber puesto cordura se comportaron como buitres. Y a Jordi (Skywalker, vocalista) se le fue la olla. Aunque la cosa tiene mucha más miga… ¡da para un documental!

No puedo evitar mencionar al elefante en la habitación: Tras años de rumores, hay quien intuye por primera vez posibilidades reales de una reunión. ¿Se equivocan los profetas?

Normalmente sí, pero la historia del grupo es tan endemoniada que quién sabe lo que puede pasar. Las cosas bien cerradas molan más, pero cerrar bien las cosas no ha sido una costumbre en BNR.

¿Qué hay en las cartas de tu futuro inmediato, saldrás a la carretera a presentar Aicrag Oderfla?

Tendrá que ser algo humilde, acorde con nuestros posibles, pero tocaré siempre que pueda. Si no, ¿todo esto para qué?

Texto: Pepe Velasco

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