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Wanda Jackson, la voz rasposa de una dama dulce / #EnRutaEnCasa

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Dicen que es de bien nacido ser agradecido, y desde luego que Jack White encaja sobradamente en esta máxima. Aparte de liderar a los ahora extintos White Stripes, que fueron un soplo de aire fresco en clave de blues minimalista en el paupérrimo y anquilosado panorama musical de principios de siglo, se dedica devotamente a traer de vuelta a las figuras que le han marcado como músico. El primer sonado acierto fue rescatando a la dama del country Loretta Lynn en el 2004 y ahora ha repetido jugada con la genuina reina del rockabilly Wanda Jackson. Y parece que la cosa ha funcionado de perlas, estupendo, ella se lo merece más que nadie. El soberbio The Party Ain’t Over le ha situado de nuevo en boca de todos, alejándola de los intransigentes circuitos country y rockabillys a los que parecía amarrada de por vida. Su rasposa voz, actitud y jovialidad vuelven a brillar cual diamante sin impurezas. Un renacimiento artístico en toda regla de una artista que le dio un vuelco a la música popular junto a su adorado Elvis Presley, Buddy Holly y otros destacados pioneros en los años cincuenta. Por esto y muchas otras cosas más se le debe gratitud eterna y gozosos debemos sentirnos de tenerla entre nosotros y en tan buena forma. En breve pisará nuevamente los escenarios de la piel de toro y esto ha dado motivo para contactar con esta dama, no sólo superlativa en lo musical, también a la hora de afrontar un cuestionario. Dulce, efusiva y con una jovialidad a flor de piel que muchos con bastantes menos años encima ya quisieran para ellos.

¿Cómo está yendo el nuevo álbum y la correspondiente gira de promoción?

No creo que se pueda decir que yo hago giras para promocionar discos, mis conciertos son los mismos que he hecho toda mi vida. De todas maneras en mis recitales interpreto bastantes canciones del disco intercalados con mis estilos habituales; rock cincuentas, algo de country y un poco de góspel. La verdad es que no me puedo quejar, este disco me está abriendo algunas puertas que anteriormente no me había ni planteado llamar.

Un momento muy dulce por lo que veo.

Tengo 73 años y estoy viviendo los mejores tiempos de mi carrera.

El nuevo disco se llama The Party Ain’t Over. ¿Has querido con este título enlazarlo con tu álbum del 61 There’s a Party Goin’ On?

Si te soy sincera tiene que ver con mi canción más popular, «Let’s Have a Party». La idea fue de Jack White y a todos nos pareció genial.

Wanda & Jack White (Foto: Jo McCaughey)

¿Y cómo empezó toda la historia de este proyecto discográfico junto a Jack White?

Obviamente todo esto no ha salido de la nada. Fue idea de mi publicista contactar con él, aunque la primera idea era hacer un disco de duetos, algo tipo Wanda Jackson y amigos. Hablamos con Jack ya que sabíamos que era un gran seguidor de mi música y del rock & roll original, pero la sorpresa vino cuando dijo que no quería hacer un dueto sino un single y un álbum completo. Imagínate como me sentí al saber que una estrella de prestigio internacional quisiera hacer un disco conmigo.

¿Cómo escogisteis las canciones que entraron en el álbum?

Jack tenía muy claro la dirección que quería darle al trabajo y las canciones que quería incluir, y visto su buen criterio le di carta blanca para que las escogiera el mismo. Sólo tres fueron elección mía.

 

 

Creo que este álbum muestra de una manera muy apropiada todos los estilos que han caracterizado tu carrera.

Pienso lo mismo. Al menos he intentado que cada canción representara un estilo y he grabado una canción que siempre me ha gustado mucho, que es «Rum And Coca-Cola».

Y es la segunda vez que grabas «Rip It Up».

Eso fue idea de Jack, quería que incluyera algo que representara la primera época del rock. Además es una canción que siempre he tocado en mis conciertos.

Uno de los puntos álgidos del disco es la relectura del «Thunder On The Mountain» de Bob Dylan. Que según pone en el libreto del CD fue sugerida por el mismo Dylan.

Eso es cierto. Bob y Jack White son amigos desde hace tiempo y Jack le contó que estaba grabando un disco conmigo en el cual le gustaría incluir una versión de él, pero que le gustaría que la escogiera el mismo Bob. Lo tuvo claro, dijo que «Thunder On The Mountain» ya que apenas haría falta retocarla para que encajara con mi voz. Y era cierto, Jack apenas le tuvo que hacer arreglos para que mi voz cuadrara.

También has grabado una versión del «You Know I’m No Good» de Amy Winehouse. Desafortunadamente ahora está en boca de todos debido a su trágico fallecimiento. ¿Cuál es tu opinión sobre ella como artista y de su prematuro final?

Para mí ha sido un shock y me siento muy apenada de que una persona con tanto talento nos haya dejado tan pronto. Estaba convencida de que estaba consiguiendo reconducir su vida y me ha sorprendido que haya fallecido ahora.

Antes de trabajar contigo Jack White había producido el disco Van Lear Rose de Loretta Lynn. ¿Fue inspirador para ti ese álbum?

Por supuesto, saber que Jack había trabajado con otra mujer de mi edad y que encima el álbum fuera exitoso me dio muchas fuerzas a la hora de afrontar este reto.

¿Volverías a trabajar con Jack de nuevo?

Sin dudarlo, su punto de vista es muy bueno a la hora de trabajar y de escoger canciones.

Hace poco se realizó un documental sobre tu figura, The Sweet Lady With The Nasty Voice. ¿Qué opinión tienes sobre él?

Me parece un trabajo estupendo realizado con mucho cariño, aunque no estoy convencida del título, no creo que yo sea una dulce dama (Sweet Lady). (Risas)

En mi opinión es un título óptimo pero creo que el metraje se queda corto.

Te podrás resarcir con mis memorias que ahora mismo se están escribiendo

¿Cuándo estará eso disponible?

No hay fecha aún. Es un proceso largo y estamos en tratos con editoriales.

En la década de los cincuenta, tú misma, Elvis, Little Richard y Eddie Cochran entre otros revolucionasteis la música popular. ¿Eras consciente por aquel entonces de que estabais haciendo historia?

Creo que nos dábamos cuenta de que estábamos creando algo nuevo y fresco. Y también conseguimos un público nuevo, pero eso no sucedió hasta la irrupción de Elvis, que arrastró a la juventud a los conciertos. Su popularidad fue tan grande que sustituyó a las audiencias adultas por los adolescentes, que empezaron a comprar discos e ir a recitales. Pero creo que todos juntos revolucionamos la industria musical, la pusimos patas arriba, fue tan importante que la música ha perdurado hasta el día de hoy.

Al mismo tiempo también luchasteis contra el poder establecido, que decía que hacíais la música del diablo.

La verdad es que no entendía nada. Cantaba para los adolescentes, sobre cosas con las que se podían sentir identificados. Y además yo lo tuve especialmente difícil al ser mujer, no entendían que una chica pudiera cantar ese tipo de música. La prueba es que mi gran éxito «Let’s Have a Party» no tuvo lugar hasta 1960 y yo llevaba grabando desde 1956, me costó mucho conseguir difusión en la radio.

De hecho creo que en el Grand Ole Opry tuviste ciertos problemas con Ernest Tubb, debido a algo relacionado con un vestido y tus hombros.

En ese show no estaba permitido que las mujeres enseñaran sus hombros, pero yo no lo sabía. Así que me presenté con un vestido que dejaba al descubierto mis hombros y Ernest Tubb me dijo que de ninguna manera podía salir al escenario de aquella manera, finalmente me tuve que poner una chaqueta encima, lo cual me disgustó muchísimo pero necesitaba promocionarme. Hace poco volví a actuar allí junto a Jack White y me desquité actuando con los hombros al aire (risas).

Todo parecía muy inocente entonces, una inocencia que parece haber desaparecido del todo en el rock & roll.

Los cincuenta fueron la última época de inocencia, pero no sólo en la música sino en la conciencia general de América. Poco después las cosas empezaron a cambiar y el rock siguió ese camino, llegó Vietnam, las protestas, la rebelión de la gente joven…Muy diferente de los cincuenta donde hacíamos canciones sobre cosas poco serias; el amor, desengaños…ya sabes cosas inocentes.

Durante un tiempo fuiste muy cercana a Elvis ¿Qué cosas te enseño él como cantante y músico?

Lo más importante es que siempre me alentó a cantar rock & roll, cosa de la que yo no me veía capaz, ya que yo procedía de un bagaje country. Estaba convencido que podía hacerlo muy bien. El sacó de mí a la Wanda Jackson que todos conocéis, la intérprete de rock & roll. Aunque me encanta tocar country, creo que mi mejor faceta es la rockera. Otra cosa que me enseñó es a no tomarme demasiado en serio, que me lo pasara bien en el escenario. Ese era el Elvis joven, jovial y sin problemas.

Uno de tus grandes éxitos es «Fujiyama Mama». ¿Fue una sorpresa que esa canción llegara a número uno en Japón?

Totalmente, piensa que por aquel entonces no había todos los canales de promoción que existen ahora y me enteré cuando me ofrecieron hacer una gira por ese país. No gané mucho dinero, pero si más que actuando en mi propia tierra. Posteriormente he vuelto en más ocasiones, pero ya eran otras circunstancias. Además para muchos japoneses «Fujiyama Mama» es como su himno nacional.

En cierta manera fuiste una pionera. Ya que hoy en día es lo más normal del mundo que los músicos de rock hagan giras por Japón. Siendo además un mercado importante.

Creo que en este aspecto puedo decir que abrí puertas para muchos que vinieron después.

Para finalizar y volviendo a tu último trabajo. ¿El título de que la fiesta no se ha acabado significa también que tenemos Wanda Jackson para rato?

Por supuesto, disfruto con mi trabajo y encima mi salud aún me lo permite. ¿Por qué tendría que dejar de hacer algo que amo tanto?

 

Texto: Xavi Martínez

Artículo publicado en el nº 286 de octubre del 2011

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