Artículos

Lee Ranaldo, guitarras, bicicletas y raquetas de tenis / #EnRutaEnCasa

Foto: Sergi Fornols

https://www.ruta66.es/tag/enrutaencasa/

Patatas con allioli. Y rebanadas de pan tostado… con allioli. Eso es lo que ha pedido Lee Ranaldo para comer durante nuestra entrevista. ¿Quién soy yo para negarle el disfrute de tan intenso manjar? Lo cierto es que me da igual el hedor que empieza a envolver nuestra charla, estoy hablando con uno de los guitarristas más influyentes del rock estadounidense de los treinta años y autor de uno de mis discos favoritos de siempre, Daydream Nation (1988). Maldita sea, ojalá no hubiera ya cenado y pudiera compartir halitosis de ajoaceite con este tótem del indie rock. Lo mejor de todo es que Ranaldo es un cincuentón afable, nada engreído, accesible tanto para la prensa como para los fans que se acercan con él a lo largo de su estancia de tres días en Castellón. Ha sido invitado a la ciudad por el festival Tanned Tin para realizar dos conciertos, uno acústico y otro eléctrico, con los que presentar los temas de Between the Times and the Tides, uno de los discos más sorprendentes, por lo inesperado de su clasicismo melódico, del pasado año.

¿Qué tal sienta volver a España?

Me siento muy a gusto aquí, tengo una connexión especial con la gente y la cultura de este país. El otro día me puse a recordar con un amigo la primera vez que vinimos con Sonic Youth, en 1988; son veinticuatro años ya de relación, de ir conociendo nuevas ciudades, empapándome poco a poco de vuestra cultura y haciendo amistades en cada nueva visita. Siempre es un placer regresar a tu país. Además, como aficionado al tennis y al ciclismo, conocer España ayuda a entender mejor porqué tenéis deportistas tan espectaculares en ambas disciplinas.

¿Disculpa?

(Risas) Sí, sí, el tennis y el ciclismo son dos de mis grandes pasiones. Y nadie duda que Rafa Nadal es uno de los grandes. Una vez que actué en Mallorca les pedí a los promotores del concierto si me podían llevar hasta su casa para intentar conocerlo. Pero claro, Nadal no estaba.

Esta anécdota sí que no me la esperaba. Aunque quizá sería más sorprendente si Nadal contara algún día que había hecho lo mismo por conocerte a ti en Nueva York.

¿Por qué? (Risas) Siguiendo con el tennis, en esta gira estoy leyendo la biografía de André Agassi y es una jodida maravilla; está perfectamente escrita, es muy hermosa. El tennis me apasiona desde que empecé a practicarlo a principios de los noventa; desconozco qué motivó que me interesara a una edad tardía, pero el hecho es que salíamos de gira y varios miembros del staff también practicaban, así que llevábamos siempre nuestras raquetas encima y cuando teníamos algún día libre localizábamos pistas en las que poder jugar. Más recientemente hemos empezado a llevarnos nuestras bicis; lo mío es la carretera, así que cuando puedo me subo a la bici para hacerme mis 30, 40 o 50 kilómetros.

¿Y escuchas música mientras pedaleas?

Al principio lo hacía, pero a medida que fui poniéndome más en serio, tomando nota de mis registros, pulsaciones y demás, dejé la música de lado y el único sonido que me acompaña es el de la naturaleza y la carretera.

Foto: Jordi Vidal

Tennis y ciclismo, ¿ningún deporte típicamente estadounidense?

La verdad es que no. Te diré que también me interesa bastante el fútbol, el soccer como lo llamamos nosotros. Es un deporte en auge en E.E.U.U. Mis hijos juegan, así que hay que estar informado para no quedar como un tonto (risas). Bueno, de hecho llevo siete años siendo el segundo entrenador del equipo de uno de mis hijos; no puedo ser el primero porque viajo demasiado. El pasado verano vimos un partido del Read Mardid contra el AC Milán, vimos a Cristiano Ronaldo; y también otro de Argentina contra Brasil, así que también vimos a Messi. Ambos en el Yanquee Stadium de Nueva York, una experiencia alucinante, tanto para mis hijos como para mí.

Pasemos del deporte a las nuevas tecnologías, ¿qué tal te llevas con las redes sociales?

Me apasiona Instagram (@leeranaldo). Casi nunca consulto mi Facebook, hay demasiada información allí; el día que me meto puedo pasarme tres horas pegado a mi news feed y cuando me doy cuenta pienso que ha sido realmente una pérdida de tiempo. Porque lo cierto es que hay noticias que te interesan poco o nada de gente a la que apenas conoces. Instagram es algo más pausado, subes una imagen cuando te apetece y tiene algo de poesía visual. Siempre me ha gustado la fotografía, es otra de mis pasiones creativas. Mi primer contacto con las redes sociales fue Twitter (@leeranaldo), pero tras el tanteo inicial me acabé aburriendo y actualmente soy muy poco activo. De hecho, tengo vinculada mis cuentas de Instagram y Twitter, así que cuando subo una foto se twittea directamente.

Con todo, son herramientas poderosísimas que han cambiado la manera en que nos comunicamos y también la manera en que accedemos a la información.

Han sido claves para las revoluciones populares de Túnez o Egipto o movimientos muy activos en mi país como Occupy Wall Street. En la última década, Internet lo ha cambiado todo, desde la manera en que elegimos a nuestros presidentes a cómo vendemos nuestros discos. Todo pasa en la red, todo el mundo habita allí. A veces demasiado, es lo que intento controlar con mis hijos, pero es una lucha perdida. Internet es su realidad, han nacido con la tecnología, con el mundo a un clic en la pantalla de su ordenador o su smartphone.

Empecemos a hablar de música, ¿cuándo empezaste a componer las canciones de Between the Times and the Tides?

Aproximadamente un año antes de que el disco viera la luz, son todas nuevas por así decirlo. Siempre he escrito canciones, algunas acababan colándose en un disco de Sonic Youth pero la mayoría acababan guardadas como esbozos o demos en cassette que no veían la luz. Antes de que Lee y Kim hicieran pública su separación, lo cierto es que como banda ya llevábamos un tiempo inactivos, así que aproveché la coyuntura para reactivar mis ganas de dar salida a canciones más melódicas. En la última década con Sonic Youth, cuando entrábamos en periodo de inactividad después de la grabación de un disco y la consiguiente gira mundial, yo aprovechaba para grabar música más experimental, hacer proyectos artísticos de performance o visual art o sacar libros de poesía. Pero nunca hasta ahora había tenido el arrojo necesario para armar un álbum más de cantautor. Thurston exploró ese territorio antes que yo, en Pyschic Hearts por ejemplo, pero yo he tenido que esperar un poco más.

¿Qué artistas o cantautores serían un referente para ti?

Mi educación musical se edificó sobre dos grandes pilares. Por un lado, bandas clásicas de pop y rock, grupos que eran una unidad, no sólo un cantante con un acompañamiento; The Beatles, The Rolling Stones, Grateful Dead o Crosby Stills Nash & Young. Por el otro, artistas más personales como Leonard Cohen, Neil Young, David Crosby, Joan Baez, Bob Dylan. Con los años he ido incorporando y admirando voces contemporáneas como las de Bill Callahan, Will Oldham, Chan Marshall, Conor Oberst o Christina Rosenvinge. Son artistas cuyos discos son radiografías emocionales, una ventana abierta a su yo más íntimo que te ayuda a identificarte con ellos. Con Sonic Youth pude satisfacer mi pasión por las bandas, por la creación en equipo y el directo entendido como la expresión del grupo. Pero siempre supe que en algun momento de mi carrera acabaría por dar salida al otro pilar, a ese tipo de canciones más personales o íntimas que también me cautivaron de joven. Y ha sido muy gratificante mirar hacia dentro para escribir letras sinceras que hablaran de mí de una forma no abstracta.

El disco ha sorprendido a mucha gente, ya desde ese riff inicial tan stoniano.

Los músicos siempre tomamos prestado de otros artistas, eso es así. Cuando saqué esa melodía de guitarra vi claramente que remitía a «Paint it black». Luego la canción avanzó por su propio camino y pensé en modificar el inicio para que no fuera tan evidente, pero al final me pareció que tenía su punto, que era un bonito homenaje y, para qué negarlo, era un arranque que iba a captar la atención del oyente (risas). Pero ya con Sonic Youth hacíamos nuestros velados homenajes a artistas que nos gustaban, un guiño a The Stooges por aquí, otro a Dinosaur Jr. por allá…

Hablando de riffs, ¿cómo dirías que ha evolucionado tu relación con la guitarras, con tus guitarras desde que empezaste?

Todo lo que he ido expresando a través de la música, y en concreto a través de la guitarra, sigue dentro de mí; la angustia o la rabia de mi juventud todavía palpita en las yemas ya maduras de mis dedos. Pero con los años mi conocimiento del instrumento en sí y de sus posibildades es mayor, la connexión es más íntima o profunda que antaño. Durante muchos años la idea fue usar la guitarra de forma agresiva, mientras que ahora me he decidido a usarla como nunca antes y así ver qué otras maneras tengo de expresarme con ella. Y por el momento lo que me está descubriendo es casi o igual de fascinante que cuando empecé a agredirla hace cuarenta años. Cuando Sonic Youth empezamos no había muchos grupos haciendo lo que nosotros hacíamos, creo que teníamos algo especial y único que posteriormente fue recogido por otros grupos que entendieron nuestra propuesta y supieron adaptarla a su propio lenguaje, a sus ansias de comunicar. Fíjate en los chicos que tocaron anoche, Lisäbo, tremendos. A eso me refiero, hay jóvenes bandas ahondando en lo que nosotros y otras bandas coetáneas hicimos hace treinta años, ¿qué sentido tiene que yo siga haciendo eso ahora, qué puedo aportar de nuevo en ese sentido?

¿Es este disco como un nuevo comienzo para ti?

Exacto. No hay nada más aburrido que repetir lo mismo una y otra vez; hay que evolucionar para no perder el interés, para mantenerse creativo y hambriento. Lo hice anteriormente con la performance de guitarra Contre Jour; otro nuevo comienzo, una nueva vuelta de tuerca a mi relación con las guitarras. Soy un guitarrista experimental, así que Between the Times and the Tides sería mi experimentación dentro del territorio cantautor.

Sonic Youth

Miras hacia delante pero también hacia atrás, como demuestra el recientemente autoeditado directo de Sonic Youth Smart Bar – Chicago 1985. ¿Por qué ahora y por qué precisamente ese concierto?

En los últimos tres o cuatro años hemos estado trabajando intensamente en poner orden nuestro inmenso archivo. Desde los primeros cassettes, pasando por todos los demás formatos imaginables, tanto de audio como de vídeo. Ha sido, está siendo un proceso de conservación laborioso pero necesario, digitalizar el pasado para que el tiempo no lo erosione y se pierda para siempre. La idea es editar parte de ese archivo y pensamos que sería interesante empezar por aquellos conciertos que mejor representen las distintas etapas de nuestra trayectoria. La mayoría de la gente está familiarizada con nuestros álbumes, pero cuando nosotros los reescuchamos hoy en día nos cuesta reconocer a veces unas canciones que a lo largo de los años hemos sometido a todo tipo de transformaciones y manipulaciones en directo.

¿Dirías que los conciertos dibujan un perfil más certero sobre la personalidad o la esencia de un grupo?

Los álbumes son como postales o instantéaneas de un momento concreto, mientras que la experiencia en directo ofrece un retrato en movimiento de la realidad de una banda. Encontramos grabaciones muy buenas de muchos de nuestros conciertos a lo largo de los años, así que pensamos “¿no sería genial poder editar los retratos en movimiento de Sister, Washing Machine, The Eternal, Goo o Dirty?”. Será una nueva serie de directos, al estilo de la serie SYR de lanzamientos más experimentales u otra que ya estamos planificando con la música que hemos compuesto para bandas sonoras. Sin olvidar, claro está, las reediciones deluxe de nuestra discografía, con tomas alternativas, caras B, etcétera. Mirar atrás para seguir hacia delante.

¿Algun concierto en España que recuerdes con especial cariño?

Es difícil elegir solo uno. Queremos editar un DVD de Daydream Nation que incluya filmaciones de cómo lo tocábamos cuando vio la luz, a finales de los ochenta, y de conciertos más recientes, de los últimos años. Sin duda deberíamos incluir imágenes de cuando lo interpretamos íntegramente en el Primavera Sound; ese fue un show realmente especial. Al mismo tiempo, recuerdo actuaciones bastante intensas de nuestras visitas en 1988 y 1990; pensar quiénes eramos en esa época como banda y vincularlo al inicio de nuestra relación con España es algo bonito, sin duda.

Texto: Roger Estrada

Artículo publicado en el número 303 abril de 2013

Lee más artículos clásicos en: https://www.ruta66.es/tag/enrutaencasa/

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda