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The Hip Priests – La Nube (Bilbao)

El Punk Rock tiene su vertiente peligrosa, sin ello no sería lo que es. Pero a veces hasta el peligro es excesivo y cuando corre mucho la sangre pues como que la cosa deja de tener su atractivo. En este caso por un accidente que pudo haber acabado en tragedia. El vocalista de The Hip Priests tiene muy claro que el contacto con el público es fundamental, esa cercanía en sala pequeña y para lograr esa comunión La Nube es el mejor local de Bilbao.

Pero a veces suceden accidentes. He aquí que llegando a los cuarenta minutos de concierto, dos tipos tienen la brillante idea de levantarlo por los pies, levantarle y pasarse por el forro las más elementales leyes de la física, con lo que en un mal movimiento Nathan Von Cruz se precipita de espaldas desde un altura considerable, se estampa contra el suelo de cabeza y tiembla la sala. La banda seguía interpretando “Cheers to me” (suponemos que acostumbrada a la hiper actividad de Nathan) hasta que vieron que se lo llevaban al baño. Hielo, sangre a tutiplén, ambulancia, hospital y siete grapas en la cabeza. Muy punk pero poco agradable. Se marchó ovacionado y medio conmocionado, porque un accidente es un accidente y lo estaba dando todo y muy bien, por cierto.

Así que nos quedamos sin concierto sin llegar a cuarenta minutos. Y fue una pena porque The Hip Priests enchufaron la velocidad desde el primer minuto, facturando un punk rock que recordaba muy mucho a Turbonegro y que bebe de fuentes sagradas como Dictators, Hellacopters, Gluecifer o sus compinches Electric Frankenstein. Vamos, que hablan un lenguaje por todos conocido y seguido. Los cinco con un look de banda motera y un evidente glamour rockero, guitarras on fire y un bajo que marcaba el camino a seguir con paso firme. El inicio fue intenso, empalmando “Vodkacoma Casanova”, “Stand for nothing” y “Sha Na Na nihilist”, tres de sus temas más conocidos, con lo que el respetable entró en calor bien rápido.

Con Nathan Von Cruz confundido entre las primeras filas, los otros cuatro sacerdotes del Punk Rock seguían a lo suyo, escupiendo riffs cortos y cortantes, con un ritmo de apisonadora punk y sudando actitud. “Zero fucks given” sonó bestial y le siguió la motera “Jesus died so we could ride”, un título de canción que roza la perfección.

La potencia de “Social hand grenade” antecedía a “Deja F.U.” y a la tralla de “Livin´, breathin´, lightning” a dobles punteos y coros a tres voces. Y, sin imaginarlo, nos acercábamos al final. Eso sí, con clase, pues un brindis con toda la audiencia daba paso con “Cheers to me” al accidente y fin de fiesta. Las noticias al día siguiente fueron al menos positivas, siete grapas en urgencias, de alta al hotel y a seguir con esa gira telonenando a Supersuckers y aprovechando fechas sueltas para ofrecer su show en solitario. Sacando algo positivo del descomunal susto es que nos quedan ganas de volver a verlos porque el concierto estaba siendo muy Punk Rock (en todos los sentidos).

Texto y foto: Michel Ramone

 

 

 

 

 

 

 

 

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