Encuentros

Ángel Arias por Val del Omar “El rock es un medio de transporte de alta velocidad” / Don Alhambro

Hablar de Val del Omar todavía sigue siendo extraño para mucha gente y, sobre todo, en su ciudad natal, Granada. Dedicar toda tu vida a crear y fabricar máquinas universales y que el reconocimiento se lo lleven otros es inmerecido.
Ángel Arias ha formado Don Alhambro, un grupo que aúna músicos y técnicos con fuertes convicciones que reivindican con descaro y osadía la figura de este tecnólogo y artista precursor de la tercera cultura. Hablamos con él.

¿Quién era Val del Omar y cómo llegaste a él?

Me llevó a él su faceta de cineasta, pero luego me di cuenta de su vida artística y creativa y me quedé asombrado con todas sus invenciones y con esa fusión que tiene entre artístico y tecnólogo. Era un tío que estaba en tierra de nadie, cuando hablaba con los tecnólogos era muy espiritual y artístico y cuando hablaba con los artistas era demasiado tecnológico e iba mucho al detalle.
Había técnicos que se aburrían mortalmente con él porque no entendían una palabra de lo que decía y cuando lo hacía con el aspecto artístico le pasaba lo mismo, siempre se movió en esos dos territorios.
Sus trabajos cinematográficos están preñados de máquinas y de invenciones. Con su película «Fuego en Castilla» desarrolla la tactilvisión o iluminación pulsatoria. Él trata de crear una sensación de tres dimensiones a través de esto.

¿Es cierto que fue el inventor del zoom?

Sí, fue lo que me pilló de él. Se le dedicó una sala en la Filmoteca de Andalucía, la Diputación de Granada editó un tocho llamado «Val del Omar sin fin» junto con una película VHS con dos cortometrajes suyos «Aguaespejo granadino» y la de «Fuego en Castilla» y un libro de poemas llamado «Tientos de erótica celeste», es la biblia valderomariana.

En aquella presentación, conocí a la hija y al yerno de Val del Omar. Me hospedaba en el mismo hotel que ellos, estuvimos hablando del personaje y cuando nos despedíamos en el rellano de aquel hotel, me dijo su hija que su padre inventó el zoom. Yo no me creí nada sobre esto, ¿cómo iba a inventar un granaino el zoom? Lo miré con un escepticismo brutal. Después, cogí el tocho de Val del Omar y leí las reivindicaciones que tiene él sobre su lente de alcance temporal de ángulo variable y vi un plano en un documental suyo realizando un zoom. Te das cuenta de la coherencia que él tuvo durante toda su vida y que él revindicara, un tío que no se arrogaba a nada que no fuera realmente suyo. Sí, el tío insiste e insiste y además lo hace muchas veces, en que él creo un antecesor del zoom.

Total, a mí lo que me cogió fue que, fuera o no verdad en aquel momento, estuviera tirándose un farol o no, que después me di cuenta de que no. El hecho de pensar que era mentira, es una especie de autolimitación que nos imponemos, es como decir que en Granada podemos tener artistas como Federico García Lorca, Enrique Morente… lo que quieras, pero no podemos tener grandes tecnólogos, gente que invente dispositivos que sean universales.

Foto: Javi Linares

Es flipante, tenemos el caso de Emilio Herrera Linares. Otro granadino, amigo de Einstein, científico, pionero de la aviación, general republicano y presidente de la República en el exilio. Pero lo que le ha hecho realmente famoso tiempo después fue que, para demostrar la teoría de la relatividad de Einstein, de hecho estuvo con él cuando vino a Barcelona y Madrid, Herrera quiso demostrar esa teoría tomando mediciones de la radiación en la estratosfera.

Él desarrolló la escafandra estratonaútica. Se trata del prototipo del traje espacial, un granadino inventó esto, la NASA y los rusos se basaron en sus diseños para crear sus trajes para viajar al espacio. De hecho, Neil Armstrong, cuando regresó de su viaje a la luna, trajo una roca lunar que regaló a Cuatro Vientos y les dijo que, sin Emilio Herrera Linares, ese viaje no habría sido posible. De hecho, Herrera Linares había proyectado un viaje a la luna muchísimo tiempo antes.

Entonces, primero, tipos así no se conocen, nos dedicamos tanto artística como tecnológicamente a mirar hacia afuera, cuando tenemos delante muchas veces las fuentes de inspiración. Teniendo tíos como Val del Omar o Emilio Herrera Linares y viendo el poco caso que se les hace, porque en todo este tiempo que yo conocí a Val del Omar, todo el mundo lo veía con pasotismo: “ah sí… un visionario, un pionero…” pero como que el viejo ya estaba muerto y enterrado.

En la época en la que yo estaba con Lagartija Nick como mánager, en la de Omega, me dediqué a preguntarme: ¿Si yo le contara a un chaval de trece años quién es Val del Omar, le interesaría? Entonces, se lo contaba a chavales de trece años y les interesaba. Por lo tanto, seguía vigente. Hay algo que no es un viejo que ya hizo algo y ya está absolutamente superado. Aquello me animó un montón a seguir manteniéndolo.

En 1998, Lagartija Nick sacásteis el disco “Val del Omar” (Sony Music, 1998). ¿Cómo se recibió aquello?

El disco dio a conocer a Val del Omar a un público que habitualmente no hubiera tenido la ocasión de conocer a ese personaje. Entonces, nos quedamos con una cosa: El rock, o la música, es un medio de transporte de alta velocidad. Nos ayuda a trasmitir ideas, conceptos o sensaciones, mucho más lejos y con más alcance porque trabajamos en el mundo de las vibraciones puras y duras, con los armónicos y disarmónicos.

Ahora, junto con tu hermano Antonio Arias y otros músicos y técnicos, habéis creado el grupo Don Alhambro ¿Cuál es la idea que tenéis con este nuevo proyecto?

La idea de Don Alhambro es reivindicar, ya con más descaro y más osadía, figuras como esa. Entonces, en el espectáculo empiezo reivindicando a Granada. Se dice que Granada es la ciudad de las tres culturas, y eso está muy bien, lo de los árabes, los judíos y los cristianos, eso está muy bien para jubilados y para parejas que vienen a Granada a respirar el embrujo, pero eso no llama a la acción. Y lo que hace falta en el arte son esas llamadas a la acción, de las que cada artista es responsable de lanzar, provocar a la gente algo que les revuelva el estómago y sientan que deben hacer algo al respecto. Porque si se supone que simplemente es un divertimento estético, musical y demás… pues también está muy bien, pero eso lo cuelgas en la pared y te olvidas de eso. Entonces, Granada a parte de las tres culturas, debería reivindicar la tercera, que es la que funde a esa, al científico con el artista y Val del Omar representa ese ejemplo clarísimo.

¿Quiénes formáis Don Alhambro?

Partiendo de esa idea, decidí convocar a mi hermano Antonio, que siempre ha sido altamente valdelomariano y dice que sí a todos los saltos al vacío que le propongo. A Migueline, del grupo Unidad y Armonía , que también salta al vacío siempre que se lo proponga. Y en esta ocasión pues se ha unido también Popi González, un músico como la copa de un pino.
En la primera entrega que dimos en mayo, que fue en el patio elíptico de CajaGranada, una conferencia performance, un poco más coñazo, ahí estaba también David Fernández, que fue batería de Lagartija Nick en algunos discos.
Total, que teniendo ya el combo musical, llamé a Pepe Ruiz, un pedazo de técnico y es el segundo en esta profesión, que ha recibido un premio en la Academia de San Fernando. También trabajamos con Juan Carlos Mariano, que es otro realizador de 3D. Pepe haciendo proyecciones en 3D y Juan Carlos haciendo la realización en directo del evento y grabándolo.
Entonces hacemos esa fusión de un equipo que funda técnicos y artistas, porque realmente lo que Val del Omar defendía era el técnico-artista.
La visión de Val del Omar es muy tecnológica, muy avanzada, pero muy cervantina en su desarrollo. Utiliza términos muy españoles, retorcidos e interesantes.

¿Por qué le diste ese nombre a este proyecto?

Faltaba ponerle un nombre a todo esto, un nombre que tuviera alguna entidad. Yo, la verdad, es que soy muy bueno poniendo nombres porque le doy muchas vueltas al asunto y ya he bautizado varios proyectos que no vienen al caso. Hay un artículo de Federico García Lorca de 1928 en una revista que publicaba junto con otros intelectuales que se llamaba “Revista Gallo”. El artículo se titula “La Historia de este Gallo”. Ahí habla de un granadino que se llama Don Alhambro, un personaje que ha vivido en el exilio, en Inglaterra, en Londres, el cual decide volver a Granada y dedicarse a mascar hojas de arrayán, a beber agua en esta Jerez de las mil aguas y a girar sobre el eje de su bastón. Esa es la descripción inicial que hace de Don Alhambro.

A mí el nombre ya me pilló, puede ser como muy potente o puede ser muy tonto al mismo tiempo. Porque cada vez que le decía a la gente que íbamos a hacer un grupo llamado Don Alhambro, muchos se preguntaban para sí mismos sobre ese nombre. Hay otro pasaje en el artículo en el que Lorca dice que Don Alhambro se da cuenta de que Granada necesita ser como la campanilla en las manos de un charlatán, que necesita vibrar, que necesita un grito nuevo, que necesita reconstruirse, que necesita salir del sopor en la que vive inmersa. Si te das cuenta, esto lo escribe en 1928, estamos exactamente en el mismo punto. Hace falta un revulsivo, hace falta esa llamada a la acción, que yo creo que es la que necesita Granada. Y sobre todo reivindicarse con un par de cojones, hablando pronto y mal.

Si te reivindicas tienes que conseguir que te escuchen, Don Alhambro estáis consiguiendo eso. ¿Queréis dar también el ejemplo de esa osadía o descaro?

Todos los sitios en el planeta tienen algo que reivindicar. Hasta el pueblo más pequeño tiene un héroe, tiene un loco, tiene un listo o tiene un tonto. Todos tienen a alguien que hizo algo, aunque fuera varear un olivo, pero lo mismo hizo magia o hizo arte con eso, o hubo un milagro, o algo que se salía de lo normal… hubo magia en algún momento. En este caso, se trata de reivindicar con descaro a Granada, pero no como la ciudad de los bares. El proyecto “GRX ciudad del Rock”, intenta, con mucho ahínco y de una forma muy acertada, reivindicar el papel de la música en Granada. Pero, basándose en un circuito de bares, eso está muy bien, pero hace falta, yo creo, otro complemento.

Si tú quieres organizar conciertos… imagínate una banda que toca con guitarra eléctrica y batería, tú le dices “podéis tocar en el bar de Eric, pero tienes que llevarte un cajón” ¿Por qué coño tiene que tocar un tío que toca la batería un cajón para poder tocar en un sitio público? Entonces, hay un compromiso, es que sino… no tocas, a veces hay que ver lo que tú estás cediendo a cambio de que. Tú tocas la batería y necesitas tus timbales, tu doble bombo, tu caja, tu charles y tu configuración. Ves que dices, “joder, el guitarrista tiene que tocar con una acústica y el batería con un cajón” eso está muy bien si un día te apetece hacer un acústico, pero ¿qué pasa cuando quieres tocar a pleno rendimiento, tal y como lo has planeado? ¿Dónde están los sitios? Entonces, el circuito de bares para encontrarte a los músicos tapeando está muy bien. Esto no es una crítica a ello, pero lo es en el sentido de que hay que ir más allá. Hay que potenciar esto.

Foto: Archivo Val del Omar

Por ejemplo, turísticamente, Granada gracias a Val del Omar podría arrogarse tranquilamente el privilegio o el título de ser la cuna del zoom. Un tío en la Alhambra quiso firmar el Sacromonte y el Albaicín. En tono bromista, el otro día decíamos en el espectáculo “El ZO-OOM”, eso se le ocurrió a mi hermano dos minutos antes de salir, decía “bueno, si estamos en Graná que no es el zuum es el ZO-OOM” entonces nos pareció divertido.

Pero, ¿por qué?… tú les dices a los políticos “coño, aquí hay molla, se podría utilizar esto como reclamo turístico – aquí nació el zoom -.” De hecho, Granada es una de las ciudades con más zoom del planeta, yo vivo en el Albaicín y, si yo me tuviera que parar cada vez que alguien se está haciendo una foto, no llegaba a mi casa en un año. Está todo el mundo haciéndose fotografías. Hoy, gracias a Dios, hay más selfies, entonces ya puedes pasar por delante, ya sabes que no puedes pasar por detrás, antes no podías pasar por delante, ahora sí. La ciudad está preñada de zooms, pero la gente se queda achantada, todavía los granadinos no se creen que en Granada nació el zoom, pero ¿por qué no lo decimos? Si esto fuera en otro sitio, en los Estados Unidos por ejemplo, ya habría un pedazo de estatua con un pedazo de zoom del quince.

El otro día en el espectáculo de presentación de Don Alhambro homenajeando a Val del Omar también dijiste que creó una realidad virtual cuya gloria se llevó su semejante americano Morton Heilig ¿Cómo fue aquello?

Se conoce a Morton Heilig como el padre de la realidad virtual, pero tío, esto fue en el 1961 cuando sacó su “Sensorama Simulator”, que era una cabina donde te metías, tenías tres pantallas de televisión, unos ventiladores y un manillar, era una como una especie de fotomatón y secador de pelo desde donde dentro manejabas todo.

Val del Omar, unos años antes, en 1957, ya en Turín, había propuesto su “Ámbito Sensorium”, en el tenías que quitarte el calzado y ponerte unas babuchas que tenían unos diodos que te daban descargas eléctricas en los pies, y en la butaca neumática, llamada “Poltrona faratractol”, tenía diafonía abajo, arriba y a sus laterales, aparte de diafonía en la sala, una fuente frontal y otra trasera de audio, en el suelo y en el techo, pero es que en tu butaca también tenías una diafonía personalizada.

¿En qué consiste la diafonía que desarrolló Val del Omar?

Son dos fuentes de audio enfrentadas, una frontal y otra trasera. La frontal es documental… Imagínate que estás viendo una película, lo que oyes por la PA es el audio de la película, pero por detrás estás oyendo sonidos no descriptivos que representan la voz de la sangre, los cuales intentan chocar con lo que estás oyendo de la película.  No se trata de un estéreo, ni un cuadrafónico, ni un 5.1. Ya pueden ser dos fuentes, dieciséis, treinta y dos o sesenta y cuatro, pueden ser las que quieras. Lo que pretende Val del Omar es crear un relieve psicológico.

Esto le vino cuando él trabajaba en aquella iniciativa educativa surgida en la Segunda República, llamada “las misiones pedagógicas”. Él se encargaba de las proyecciones por la noche. Su grupo estaba formado por profesores, intelectuales y demás que llegaban a los pueblos donde no existía la luz eléctrica siquiera. Llevaban un gramófono, reproducciones de cuadros del museo del Prado y varias cosas más. Durante el día, les enseñaban y les dejaban allí materiales como el gramófono, discos o las reproducciones. Y, por la noche, el programa del cine era primero una película educativa para campesinos “Cómo terminar con la chinchilla en la patata” y luego ponían “Luces de la ciudad”, de Charles Chaplin.

Foto: Archivo Val del Omar

Entonces, ahora mismo nos cuesta un montón de trabajo entender cómo reacciona alguien que nunca ha visto una película en su vida. Aquí nos vamos ahora a un multicines y nos quedamos sentados tan tranquilamente y entendemos el código cinematográfico. Pero alguien que no ha visto nunca una película, cuando ve a un personaje en la pantalla que desaparece por la izquierda, sigue mirando por ese lado porque no entiende a donde coño ha ido el personaje. Son reacciones muy viscerales.

Hay un documental sobre esto mismo en África, que no recuerdo como se llama. En él aparece gente revolcándose en el suelo, gritando, gimoteando. En las misiones pedagógicas, la gente veía el cine de pie y no sentado, con los niños a cuestas amamantándolos, la gente gritando y chillando, dando codazos y empujones. Reaccionando visceralmente a la película de una forma muy primitiva.

Val del Omar, que estaba proyectando y a veces explicaba, se dio cuenta de que tenía delante la película pero que, detrás suya, estaba la voz de la sangre. Era la reacción instintiva de un código cultural y genético de la gente que estaba viendo eso. Entonces desarrolló su idea de la diafonía pensando en eso.
O sea, tú lo que oyes y ves frontalmente, es lo que está pasando delante de ti, y, lo que hay detrás, son tus ancestros conectándote con esto.

Cómo tenía que impresionar aquello… ¿Has podido realizar alguna diafonía en directo?

En 2010 hicimos una mini gira del disco “Val del Omar” y yo me encargué de llevar la diafonía. Lagartija Nick iba tocando y yo me encargaba de lanzar un refuerzo de PA trasero con efectos o paisajes sonoros que hacían un choque, que a veces acompañaba o atacaba directamente a lo que estaba sonando por delante. Creas más intensidad en el espectáculo. La gente piensa que con el sonido 5.1 o 9.1 ya se ha superado, pero para nada.

¿Por qué crees que la mayoría de los inventos de Val del Omar no le dieron mucho dinero o no llegaron a buen puerto?

Déjame que te diga algo, no sé si conoces el concepto del Dynabook, el libro dinámico. El Dynabook es el prototipo de ordenador portátil, en los años 60 de la empresa de fotocopiadoras Xerox. Viendo que quizá el mercado de las fotocopias terminara en algún momento o decayera sustancialmente con las comunicaciones electrónicas, decidió reunir y financiar a un montón de científicos para que pensaran en el futuro. De esos laboratorios de Xerox PARC, nació el Dynabook, el sistema operativo que todos conocemos como el de Macintosh y el ratón, el cual se diseñó para los niños, ya que no podían teclear comandos con UNIX, aún no existía LINUX. Entonces, se diseña para facilitar el trabajo de los chavales, lo hacen portátil para que puedan irse a un parque, programar sus propios juegos e intercambiárselos. De ahí salió también la metáfora de escritorio, la pantalla de alta resolución y una cosa que se les escapó a todos: la conexión a internet.

Steve Jobs siempre se lamentó de que vio el ratón y el escritorio, pero no vio internet. La idea original de Dynabook todavía no se ha hecho realidad, lo que estamos consumiendo son versiones limitadas de lo que podría llegar ser algún día la idea del Dynabook. Con Val del Omar pasó un poco lo mismo, con su teoría del desbordamiento panorámico de la imagen, con la de la tactilvisión, el latido lenguaje, etc… Tiene montones de teorías y patentes, lo que pasa es que ninguna le dio nunca un duro.
Las pequeñas televisiones con microfilms que se venden a los turistas como souvenirs. Es lo más parecido a una patente de Val del Omar. El resto fueron invenciones que no llegaron a buen puerto o que eran prácticamente irrealizables.

Foto: Archivo Val del Omar

¿Qué crees que pensaría ahora Val del Omar viendo el mundo en el que vivimos y recordando todas sus máquinas? ¿Cuál sería su mensaje?

Hay muchas cosas que aún no están realizadas, todavía queda mucho camino. Si tiramos de sus investigaciones, todavía queda mucha tela que cortar. El problema es que vivimos muy acomplejados. Val del Omar lanzó un mensaje que no se ha recogido y es que vivimos en una época, por primera vez en la historia, en la que el ser humano acepta tecnologías sin cuestionarlas. Nosotros instalamos aplicaciones en nuestro móviles, funcionan con sistemas operativos que no podemos leer o manipular y no las cuestionamos.   Val del Omar decía que esto es como si cogieras unas gafas que están graduadas para una visión que no es la tuya. O te vas a tener que adaptar a esa deformación o deberías cambiarle los cristales. Era un grito que decía “ya está bien de que inventen los rubios, vamos a inventar nosotros”.

Hace unos años, se filtró el código fuente de una de las versiones de Windows. Cuando realizan el código se escriben unos comentarios que no se ejecutan, sino que están ahí en el código fuente para que otros programadores o el mismo programador se acuerden de lo que hicieron, cómo lo hicieron y por que lo hicieron. Había comentarios xenófobos, racistas, machistas… eran absolutamente impresentables.
Nosotros consumimos un software de gente que lo mismo está jodida de la cabeza. Por ejemplo, consumimos un software que maneja un avión que te va a llevar de vacaciones a Berlín, que escribieron un grupo de chalados que pueden se antiespañoles, antisemitas, protaurinos o maltratadores… cualquier cosa. Comemos Software basura sin cuestionarnos nuestra dieta de software.

El hecho de que no queramos programar y encender todas estas herramientas, ya era un lamento de Val del Omar en aquella época. Entonces, todos los miembros de Don Alhamabro, pensamos que la función del arte también está en mirar de una forma muy crítica a las herramientas con las que se hace el arte.
Un guitarrista coge una guitarra y puede saber si es buena o mala conociendo la marca, sabe que, por ejemplo, no es lo mismo una Stratocaster fabricada en Estados Unidos que en Japón o en Taiwán, puede conocer varios modelos de cuerdas y saber cuál le viene mejor para tocar. En ese ámbito, se nota la cualidad del material pero, digitalmente, no cuestionamos nada y eso cada vez nos afecta mucho más a nuestra vida, ya que el software es la interfaz con la que nos relacionamos con el mundo. Sin software, por ejemplo, no nos habriamos conocido ni nos estaríamos tomando un café ahora mismo, ni abrirían este bar, ni tendrían luz, ni podrían gestionar los pedidos. Todo es software puro y duro.

Tienes razón, no nos solemos cuestionar nada en ese sentido. Directamente utilizamos la tecnología para conseguir nuestros fines. ¿Puedes decirnos cómo está funcionando y qué haces en el espectáculo?

De ahí viene todo el proyecto. Como Val del Omar tiene gancho aquí en Granada, el festival Gravite nos dio la posibilidad de lanzarlo ahí y, la verdad, es que hemos sacado muchas conclusiones y la idea es seguir manteniendo esto y creando repertorio.  Tiramos mucho del disco de “Val del Omar” (Sony Music, 1998) y hay algo de Multiverso. A veces fundíamos un tema con otro, por ejemplo “Respiro de Nueva York” está mezclado con “El Mar de Tranquilidad”.

En directo, hago una cosa que no se veía y me habría gustado que se hubiera visto, que es Live Coding. En mi ordenador manejo con un programa llamado Sonic Pi, empiezo con una pantalla en blanco en la que tecleo código en Ruby que es la API de SuperCollider, un generador de audio muy potente, es una preciosidad. Entonces, con Ruby por ejemplo tecleo que quiero un generador de ondas y le digo qué tipo de onda quiero hacer, después voy creando filtros envolventes, voy manipulando todo esto y se generan canciones y paisajes sonoros. Aprovechándome también de la estructura de los flujos de control de la programación.

Es muy orgánico. Nunca es exactamente igual lo que yo hago porque, digamos que yo soy el que propone las reglas del juego y el ordenador juega, yo sé más o menos por dónde van a ir los tiros y aparte voy modificándolo en tiempo real. Puedo lanzar samples también, pero la secuencia de los mismos puedo dejarla muy al albedrío del código.  Mis partes tenían un background sonoro que hacía a tiempo real pero que no eran vistas por el público. Está de moda, en muchos clubes, proyectar en una pantalla el código que estás realizando y en las demás puedes tener visuales de lo que quieras. Es como el que puedan ver tocar al instrumentista. Hay gente que entiende de código y puede entender lo de la pantalla, igual que hay gente que entiende de solfeo. Imagínate que una orquesta está tocando y detrás se ve una partitura que puedes leerla y disfrutarla. Son distintos grados de implicación. Estamos trabajando en ello y saldrán nuevos temas musicales.

Estamos muy contentos con el feedback que estamos teniendo. Tesla decía que no hay mayor gozo que inventar algo y ver tu máquina funcionando. A Val del Omar le pasaba justamente lo contrario, inventó y tuvo tantas máquinas que contaba que entraba en esa sala de buenas intenciones oxidadas, cuyas máquinas le gritaban “¡Mal padre, Mal padre!
Es muy estremecedor. De hecho, en el laboratorio Plat, que se exhibe temporalmente en el museo Reina Sofía, hay muchas máquinas suyas que nadie sabe hacer funcionar, solo sabían él y su hija.
Cuando Lagartija Nick volvimos a hacer una gira de Val del Omar en el 2010 conmemorando la exposición y el disco, estando en el Reina Sofía, se quemó el celuloide de una de las máquinas porque estaba mal puesto, menos mal que no eran originales. Él tenía lentes por rototraslación, sistemas de poleas que iban moviendo lentes que van deformando según sus teorías de la visión biónica y demás.

Foto: Pepe Ruiz

¿Val del Omar destruyó la primera película que realizó? Se trataría de una de las primeras manifestaciones del cine del género andaluz de haberse conservado, ¿verdad?

Sí, él vio una película que le encantó. Él era hijo de gente con dinero, era nieto de un catedrático de medicina y terrateniente. Vio una película, no recuerdo ahora mismo el nombre, “Ricitos de oro” o “El niño de oro”, algo así, de un cura. Le encantó la peli y entonces decidió pedirle ciento cincuenta mil pelas al abuelo, un pastizal en aquella época. Se compró esa cámara de 1926 y rodó la película llamada, creo, “Lucecitas” sobre una niña ciega, después se llamó “En un rincón de Andalucía”.
Poco después, vio otra película que se llamaba “El lucerito andaluz” y se sintió identificado con un niño pijo y malcriado. Por esto, destrozó su película y desapareció definitivamente. Se fue a la Alpujarra durante un año, hospedándose en una posada para buscar el sentido místico de la energía y volvió con una lupa y un imán en los bolsillos. Cada vez que conocía a alguien, sacaba la lupa y el imán para dárselos a elegir. El que elige la lupa es occidental, secuencial, argumentativo, lineal, etc… y el que elige el imán es oriental, intuitivo, muy magnético, de conexiones inesperadas, muy digital.

Por eso aparecían estos dos artilugios en el cartel del espectáculo, ¿no?

Sí, le conté la idea a la diseñadora. Si te das cuenta, muchos de sus inventos son ópticos: lentes, sistema bi-standard 35, el intermediate, sistemas rototraslación de lentes, el zoom… y otros son muy magnéticos: la tactilvisión, la magnificación del fonema, la óptica lírica, las oraciones gráficas, estas son invenciones más inclusivas. Siempre se movió en esos dos territorios, el óptico y el magnético.

Su vida es apasionante. ¿Por qué nadie la coge y la hace suya?

Estudiarlo es muy interesante, es fascinante, yo lo llevo estudiando desde que lo conocí y lo sigo estudiando. De hecho, tengo una página desde hace ocho o nueve años en Facebook llamada “Val del Omar”. Casi a diario, he estado publicando la oración diafónica del día que son frases de Val del Omar. Tiene millones de escritos. En los años 70, después de fracasar con la patente del bi-standard 35 le dio por escribir, escribía compulsivamente y tiene millones de ideas escritas. Yo me las he leído todas y las tengo recopiladas, las leo y releo y las vuelvo a releer. Estos documentos están disponibles, lo digitalizó la Universidad Complutense y la Filmoteca de Andalucía. Cada vez que te ahondas es increíble, puedes ver influencias como sufíes o toques de tal y cual, pero es que hay otras que dices “Dios santo, de dónde coño ha salido esto”. Tiene una que me encanta y dice “En el principio el ritmo fue espermatozoo”, vive en un mundo muy intenso, es una fuente de inspiración.

Desde luego, montando una banda y con la inspiración de tal genio, se puede llegar a mucho más público para que pueda conocerlo.

Está claro que montando una banda y tirando con esa energía, con la potencia del sonido de las canciones y del glamour que te da la industria de la música, se llega a mucha más gente. Al final, es otro tipo de estrategia, yo he estado dando muchas conferencias sobre Val del Omar, se han hecho muchos estudios muy sesudos, pero es que eso no pasa de estar de un ámbito académico, muy interesante, pero en ese ámbito. Él hablaba de la cópula conmocional aprojimante. Él pensaba que los espectáculos eran una excusa para que la gente fuera a estar con gente, espacios de congregación y de aproximación al prójimo. Copular en la sala. Es otro de los retos que queda todavía por hacer, el llegar a un contacto mucho más…

De hecho, en el libro “Un mundo feliz”, Aldous Huxley habla de que el Sensorama Alhambra es un cine multisensorial donde los protagonistas hacen el amor y los espectadores sienten los orgasmos. Huxley ya propuso esto, estuvo aquí en Granada visitando la Alhambra y le dio ese nombre al sensorama. Curiosamente, Morton Heilig, en los años 60, se sujeta su Sensorama Simulator. Yo conocí la figura de Heilig a través de un libro sobre realidad virtual que escribió un tío americano. Le escribí a este autor para decirle que vivía en el Sensorama Alhambra y así poder conocer más sobre todo esto.

¿Qué compromiso crees que tenéis los artistas y Don Alhambro con la cultura y Granada?

El artista tiene que darle argumentos a la gente para su lucha cotidiana. Te levantas por la mañana, te preparas una tostada y un café con leche y ya le has molestado a alguien, ya has jodido, solo por hacer y por estar. Val del Omar por eso decía que “hacer es herir”. también había un dicho en la Biblia “El que añade ciencia añade dolor”. Esta es un poco la idea de este proyecto, la de aunar a un personaje ficticio como Don Alhambro de Lorca y meterle fuego, ser como el charlatán usando Granada como una campanilla. Granada tiene mucha proyección, tiene una cuna de músicos y de arte muy poderosa, pero falta una capa tecnológica que permita arrancar ya la nave espacial. García Lorca decía que Granada era un puerto natural de estrellas y, Val del Omar, que era la torre de lanzamiento de gravedad cero. A Emilio Herrera Linares, le parecía mucho más interesante y sencillo un viaje vertical que un viaje horizontal a los países más exóticos.

La fuerza de la gravedad aquí es menor, hay una anomalía junto con otros puntos del planeta. Está ionizado el ambiente. Hay muchos ingredientes aquí. Date cuenta de una cosa, hay muy pocos grupos granadinos que hayan querido abandonar Granada. Los Planetas, 091, Lori Meyers… Todos los negocios están fuera como la agencia de management o las discográficas, pero los músicos siguen quedándose aquí. Hay una atracción. Curro Albaicín, un flamenco que hay en el Sacromonte, decía que Granada es como una zarza porque, cuando vives dentro, vives muy a gusto, estás protegido, tienes tus moras y no tienes que salir para nada, pero que no se te ocurra estar entrando y saliendo porque vas a terminar magullado y arañado.

Algo tiene Granada pero personalmente pienso que le hace falta una reivindicación más descarada, más sinvergüenza, más gamberra, sobre todo con personajes como estos, pero seguimos hablando de ellos con la boca chica cuando son grandes patrocinadores de un movimiento cultural. Porque hay que defender la cultura tío, la cultura no es un lujo, todo lo que hacemos es cultural, las cafeterías, las edificaciones, las calles, el comportamiento… todo es cultural. Y parece que tiene que ser mal pagado y precario porque nosotros lo hemos aceptado así, hemos puesto el termostato de la cultura muy, muy bajo. Aceptamos migajas.

Estamos esperando siempre a que las instituciones ayuden al músico o al creador, pero nosotros deberíamos ayudar a las instituciones a que nos ayuden. Hay un montón de ayudas europeas, por ejemplo, que no llegan aquí.  Antes de las elecciones, me reuní con políticos para ver como estaba el ambiente cultural y hablamos de lo que se podía hacer y decían “Sí, sí, pero tened en cuenta que en los próximos cuatro años no habría un duro para financiar nada”. Menuda forma de empezar, ¿no? No te vamos a dar un puto duro en los próximos cuatro años, hasta que no saneemos las cuentas, el ayuntamiento debe esto, debe lo otro… Digo, muy bien, ¿Pero tenéis luz, una mesa y ordenadores conectados a internet? Pues entonces poneros a pedir ayudas a la comunidad europea y facilitarles el proceso a los creadores granadinos, ayudar a que se ayuden.

Pon una oficina para el creador, oye, yo tengo una banda ¿Qué puedo pedirle a la comunidad europea? Porque hay programas para la creatividad, para lo audiovisual, etc… Pues que te diga el ayuntamiento que se puede solicitar esto, esto y esto… ¿Qué necesitas? Necesita que hayas tocado, que estés planeando el presupuesto de un disco, necesita esto, esto y esto… Vale, y que ellos lo hagan, entonces eso no les costaría dinero, pero tampoco los ayudamos a que nos ayuden. Estamos esperando a que ellos destinen fondos y no lo van a hacer, si no lo han hecho en su puta vida, no lo van hacer ahora. Es hora de dejar de actuar en precario.

Esto del GRX, que puede considerarse una crítica, es ¿por qué coño tienes que tocar con un cajón cuando deberías estar tocando con tu batería? Pero dando leñazos… como toca Eric, como tocan un montón de baterías, partiendo baquetas y partiendo parches. Así es como se toca cuando uno toca de verdad, porque así es como uno toca a los demás. Es táctil, el bombo tiene que darte en el estómago, en un concierto tú lo tienes que sentir ahí como público, si no… ¿esto qué es, no?.

Queremos llegar, se trata de alcanzar, de tocar a la gente. Según las reivindicaciones de Val del Omar todo es tacto, todo es táctil, el oído, la visión… todo, la visión es tacto en alta definición. El oído, todo es háptico, toda sensación de tocar… de toquetear las cosas y a los demás. La tactilvisión es la sensación de tocar con la iluminación los objetos que están iluminados.

¿Cómo ves el panorama de la industria musical? ¿Vais a realizar otro espectáculo? ¿Hay Don Alhambro para rato?

Sí, ahora mismo estamos recopilando material y empezaremos al ataque. Ya te digo, vamos a trabajar en unos temas muy específicos de Don Alhambro y lanzarlos. Aquí hay una cosa muy sencilla, que está el manejo de redes que los músicos tampoco están muy duchos. Me incluyo ahí, pero intento paliarlo porque mi territorio audiovisual y artístico es más de programación. Pero, trabajar con redes sociales es una actividad a la que un músico se tiene que enfrentar. Ahora los músicos tienes nombre y apellidos. Antes era “yo soy músico” y ya está, ahora tienes que hacerte tus videos, tus fotos, ser el mejor relaciones públicas… tienes que hacer algunas labores más si quieres crear tu base de fans.

Termino con una cosa. Kevin Kelly, editor de la revista Wired, lanzó hace unos años un artículo que se llamaba “los mil fans auténticos”, la teoría es la siguiente. Si tú tienes mil personas en el planeta tierra, mil seguidores que se gasten cien euros al año en lo que tú haces, ya tendrías unos ingresos anuales de cien mil euros que es un sueldecillo de ocho mil euros. Con eso ya se puede sacar uno la cabeza. Si tú consigues hacer más cosas con más dinero… si no quieres tanto, pues búscate quinientos, pero estamos hablando de todo el planeta. Imagínate que tienes un grupo y tenéis que ajustar, sois cuatro y tenéis cuatro mil fans, pues tenéis cada uno… nuestra contribución de ocho mil euros, de diez mil… no sé qué, con eso ya se puede vivir.

Pero claro, nadie va a venir ahora a dártelos, tú tienes que salir a currártelos. Son cifras y fans por las que hay que trabajar duro. Había una empresa que se dedicaba a esto. Después de un estudio, descubrieron que los fans auténticos se gastan setenta o cien euros al mes y no al año en lo que les gusta. Puedes sacar merchandising o lo que quieras. Pero en lugar de que el músico se dedique a intentar vender el producto final, el cd o la canción final, ¿por qué no vendes el proceso? ¿por qué no dejas que los fans participen desde el principio hasta el final, que sean testigos de cómo creas un trabajo artístico? Tú decides el nivel de intimidad que te reservas para ti.

Si tú te levantas una mañana, haces una maqueta y la compartes con los colegas, te aseguran de que si tú consigues conectar, hay gente que está dispuesta a pagar por ese privilegio, o visitarte una hora antes en camerinos antes del concierto, que les des un acústico… muchas cosas. Hay millones de maneras de financiar ahora mismo la carrera de un artista, pero está en nuestras manos, ya no está en manos de una compañía discográfica. Si tú captas atención y tienes cien mil seguidores, verás como empiezan las compañías discográficas a interesarse por ti. No solo las compañías discográficas, también los ayuntamientos para contratarte, los periodistas para entrevistarte y lo que sea. Conforme vas arrastrando a más gente, vas sumando tu comunidad.

La atención, que es el bien realmente escaso de esta sociedad, es lo que hay que currarse, llamar la atención y decir “¡hey! Yo tengo aquí algo que merece la pena”.  Casos como este, de gente que se está ganando un buen dinero a través de tener una base de fans, hay cada vez más y es más normal. Hay mucho dinero por todas partes y muchísimas formas de ganarlo, lo que no es de recibo es que uno espere la ayuda institucional, que también, pero no solo eso.

Eso un poco la idea de que cada uno busque su mensaje y el público, su tribu. Lo que estamos haciendo ahora nosotros con Don Alhambro es crear, buscar esa tribu de Don Alhambro que estén dispuestos a fundir al tecnólogo con el artista.

Texto: Antxonio Madueño.

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