Discos de la década

Uno de los discos de la década para…Jordi Sánchez: Nick Cave

Resultado de imagen de Nick Cave & the Bad Seeds - Push the Sky AwayHemos pedido a nuestros redactores y redactoras que elijan un disco que para ellos haya sido especial de la mal llamada década 2010-2019 (sí, sabemos que lo correcto sería decenio). No hemos querido fustigarlos obligándolos a escoger su disco de la década, pero sí al menos uno de ellos y que nos lo reseñen. Semanalmente, durante todo este año que sí da fin a la década, iremos desgranando esos álbumes que componen para el staff de Ruta 66 la fotografía de diez años que ya son historia. Nick Cave es el nombre, para Jordi Sánchez.

Nick Cave & the Bad Seeds – Push the Sky Away (2013)

Tengo una teoría que pueden o no compartirla con un servidor. Nick tenía un plan y quería exorcizar sus demonios interiores con la trilogía de la melancolía, de la penitencia. El australiano quería echar una mirada interior como, más tarde o temprano todo ser humano hace cuando alcanza una determinada edad. En 2013 Nick publica “Push the Skay Away”. Para un servidor, una obra maestra sin parangón que quizás Nick quiso continuar con los discos que ha publicado después, léase, “Skeleton Tree” y “Ghosteen”. Pero ambos no alcanzan la genialidad del inicio de esa “trilogía”. Y ya sabemos que la crítica sitúa y justifica esos dos últimos discos por la desgracia personal de Nick que ningún padre debería sufrir jamás. Todo empieza con “Push the Sky Away”, porque si lo vuelven a escuchar verán que ahí dentro Nick también exorciza sus demonios. Y mi teoría puede tener incluso un origen en lo que en su día declaró Nick en la prensa respecto del álbum: «Si tuviera que usar esa metáfora gastada de los álbumes como si fueran niños, entonces Push the Sky Away es el bebé fantasma en la incubadora y los loops de Warren son sus pequeños y temblorosos latidos del corazón» … “el bebé fantasma…”, ¿me siguen? El bebé fantasma emana en “Push the Sky Away” y “muere y se hace carne celestial” en “Ghosteen”. Todo cuadra.

El plan de Nick también era dar más protagonismo al mago y fiel escudero, Warren Ellis, prácticamente regalarle sólo a esa Semilla el máximo protagonismo de los temas con sus loops e instrumentos raros y experimentar hasta donde las restantes Semillas estuvieran dispuestas a llegar.  Mick Harvey había abandonado a los Seeds y Nick se arrimó a Ellis como quizás nunca antes había hecho. Nick venía de grabar un álbum fiero como “Dig Lazarus, Dig!!!” o “Grinderman 2” su otro combo salvaje y, claro, “Push the Sky Away” es todo lo contrario, un océano de quietud y de retrospección interior si se compara con lo que había facturado mucho antes nuestro amigo Nick. Nótese que todos los temas parecen navegar bajo un mismo ritmo o cadencia, como barco que ha naufragado en medio del océano, a la deriva y sin rumbo o destino exacto. Si se fijan y conocen la obra del australiano ni tan siquiera en “Boatman’s Call” ( un álbum también tranquilo, a la vez que romántico) , se había acercado y desnudado tanto Nick Cave como lo hace en “Push the Sky Away”.

El álbum fue grabado en Francia y producido brillantemente por Nick Launay que es capaz de darle cuerpo a los temas de forma totalmente distinta a como antes había producido a Nick con discos como “Nocturama” (2003), “Abatoir Blues/the Lyre of Orpheus” (2004) y “Dig Lazarus, Dig!!! (2008) así como los dos álbumes hasta la fecha publicados bajo el nombre de “Grinderman”.

El álbum empieza con “We know Who U R”, un ritmo sincopado de teclado fantasmal y el bajo a volumen 11. “Tree don’t care what the bird sings”. El citado barco a la deriva que no sabe dónde va.  Un medio tiempo excepcional al que poco a poco se van sumando los coros, los loops de Ellis. Toda la composición se mece como las olas del mar en calma. Volviendo a escuchar el tema para esta reseña, concluyo que Nick nunca sonó tan cercano a los Tindersticks y al tono de voz de Stuart Ashton Staples. El siguiente corte, “Wide Lovely Eyes” es otro buen tema, oscuro, denso, en el que los teclados de un Hammond y los coros de las Semillas, junto con la voz de Nick, consiguen un efecto hipnótico. “Water’s edges” es un tema agobiante, en el que el riff de violín de Warren Ellis se erige como protagonista. Los Seeds tocan como si fueran una banda de Jazz. El tema es majestuoso y Nick te susurra al oído  “you grow old and you grow cold”. Asusta esa frase porque es cierta: hay personas que cuando crecen, además de hacerse viejas se convierten en personajes fríos, insensibles. Miren a su alrededor y lo comprobarán. Y llegamos al mejor tema del disco, la descomunal “Jubilee Street”. Uno de mis temas favoritos de Nick de todos los tiempos. Un medio tiempo que bajo una baqueta que va siguiendo el ritmo va creciendo y creciendo hasta su cénit y majestuosa explosión final cuando Nick te grita “I’m flying look at me now”. En directo este tema es desgarrador, el éxtasis en mayúsculas. El álbum sigue con “Mermaids”; un canción de cuna sobrenatural, quizás también uno de los mejores temas del álbum. Nick se ríe de cualquier creencia cuando canta “I believe in God, I believe in mermaids too, I believe in 72 virgins on a chain (why not, why not)”. En “We real cool”, quizás uno de los temas menores del disco (ojo que no significa malo) Nick reflexiona sobre el pasado y la actualidad cuando frasea “The past is the past and it’s here to stay, Wikipedia is heaven”. Nick declaró cuando fue publicado el disco que fruto de sus años de adiciones había perdido la memoria sobre ciertos acontecimientos y que recurría frecuentemente a la Wikipedia para componer.  En “Finishing Jubilee Street” Nick juega al minimalismo absoluto. Mi sensación puede parecer, al igual que el tema que le precede ya citado que son dos canciones de impasse hacia el final del disco, en el que Nick remata por goleada con dos temas majestuosos.  El penúltimo tema del disco es “Higgs Boson Blues” (tema con el que empezaba el disco en directo grabado tras “Push the sky Away” y titulado “Live from KCRW” absolutamente recomendable). Otra composición que desde que se grabara ya forma parte de los “set lists” del artista. Un tema descriptivo, repleto de galimatías mientras Nick conduce por Ginebra y en el que te habla de personajes tan distintos como Robert Johnson, Hannah Montana, Lucifer, el dictador Mau Mau o Miley Cyrus. Escuchado el tema ahora, me sorprendo al escuchar a Nick cantar “Who cares? Who cares what the future brings?”. El álbum finaliza con “Push the Sky Away”. Otro nuevo clásico atemporal con el que Nick termina sus directos desde que fuera publicado el álbum, alargando y alargando el tema de forma distinta al disco. Una comunión, un réquiem sobrecogedor y bestial con el que Nick se baña en vivo entre las masas de fieles seguidores atestados en las primeras filas de cualquier recinto.

La bella portada del álbum también merece una mención. Nos recuerda a aquella habitación blanca de Lennon y Yoko cuando grabaron el disco “Imagine”. Nick está vestido con su impecable traje oscuro del sastre Chris Kerr, camisa blanca y abriendo un grande ventanal con su mano derecha mientras observa el caminar de su esposa (la modelo Susie Bick), desnuda, cubriéndose los pechos, con la cabeza baja y todo su pelo negro tapándole la cara, caminando de puntillas hacia la luz donde está su esposo.

En realidad, “Push the Sky Away” es un disco repleto de luz, aunque su ritmo pausado y fantasmal nos haga considerar lo contrario. Es Nick desnudo ante cualquier evento o circunstancia, a pecho descubierto. Una obra descomunal, a la vez que valiente en la que para apreciar su desgarradora propuesta hay que escucharlo de forma completa, como hacíamos antes. De principio a fin y zambullirse en él a pecho descubierto porque solo así, cobra sentido tal magno trabajo.

Jordi Sánchez

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