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Dead Bronco – El Mendigo (Barakaldo)

“Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía. Y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”. Así reza uno de los versículos más conocidos del Apocalipsis, esa parte de la Biblia que tango le gusta a los que no les gusta la Biblia. El fin de los tiempos, la muerte, la redención, la búsqueda de Jesús… muchos temas relacionados entre sí y que han dado cuerpo (y espíritu) a un corpus de estilos y canciones que miran mucho hacia el Folk norteamericano más oscuro, en fondo y en forma. Y Dead Bronco se mueve perfectamente en estas aguas espirituales tan pantanosas.

El grupo de Matt Horan, en otro renacer tanto de formación como de estilo, ha dado otro paso adelante en una carrera que parece no tener fin a la hora de encontrar un sonido característico. Beben de tantos y mezclan otros cuantos que los amantes de la clasificación han de discurrir mucho para encontrar la definición definitiva. Ellos llaman a su sonido Black Folk, entendiéndolo como una batidora de Neofolk, Americana y Black Metal. Por momentos parece que Hank III está presente en la sala, a veces Slim Cessna junto a Munli y sus compinches y, en otros, varios del santoral más sagrado del Country del siglo pasado. En fin, hay que escucharlo para tomar conciencia de lo que Dead Bronco propone y dispone.

Y en Barakaldo asistimos a una liturgia oscura, de esas que descolocan a los que creen que lo saben todo, que sentencian con sus opiniones como el Juez de la Horca y que, al final, acaban estrellándose contra el muro de la realidad como un tomate maduro. La última palabra sobre Dead Bronco la tiene Dead Bronco y la están difundiendo con su gira, “The Annunciation” Tour, desde enero en marcha y que recorrerá localidades de España, Francia, Bélgica, Holanda y Alemania.

Abriendo boca, los zornotzarras Wood String, un quinteto que apuntaba de salida a una cercanía estilística al menos en parte con los de Horan, pero que al final no lo fue tanto. La profundidad del contrabajo no fue suficiente como para no pensar que igual su sonido bebía de otras fuentes muy diferentes, más Pop Punk que otra cosa. Tras casi una hora de actuación dejaron paso a los cuatro jinetes del Apocalipsis del Black Folk. Dead Bronco fueron como esa locomotora de Bob Wayne, la que cuando echa a rodar no para y se lleva por delante a los despistados. Ante una sala llena hasta los topes, no dieron tregua con 23 temas que se apoyaron totalmente en sus dos últimos trabajos, el superlativo “Driven by Frustration” y el que da nombre a la gira, “The Annunciation”. Revisitaron completo su nuevo disco, los once cortes cayeron entre el inicio y final del concierto sobre todo, como si se tratara de un libro que se abre y se cierra con la misma intensidad y nervio.

El anterior disco “Driven by Frustration” fue el otro apoyo del concierto, pues interpretaron seis de sus temas, dejando los cinco restantes para el resto de su discografía, de manera anecdótica pero no por ello menos importante (“Freight Train Blues” sonó realmente como era, una locomotora). El apoyo a las seis cuerdas y teclados de Alex Atienza dan una solidez poderosísima al, ya de por sí, sonido nervioso y cortante del grupo, que nos llegó casi por oleadas por el volumen tan poderoso y que se notaba en el pecho (los problemas sobre el escenario en cuanto a escuchas no lo fueran desde arriba hacia el respetable).

Espectaculares temas como “Been saved”, “”What have you been”, “That Devil” o “The Annunciation”, desaforada la interpretación de “Suicide is all I think of” y rapidísimo y sin tregua el “Driven by Frustration”. Los que les pudimos ver en el escenario de la Plaza Nueva en la Aste Nagusia de 2018 tenemos claro que han subido un peldaño hacia otra liga, el Dead Bronco de ahora ya no coge prisioneros en su búsqueda hacia una redención musical y espiritual.

Al final sales del concierto convencido. Convencido de haber presenciado una Eucaristía musical con un maestro de ceremonias al que sólo le faltaban las serpientes de cascabel en las manos mientras buscaba a Jesucristo en el dolor. Matt Horan es un referente musical obligado, que no tiene miedo a cambiar, mezclar, experimentar y rodearse de unos compinches que son un Grupo Salvaje sin piedad. Dead Bronco quiere firmar el soundtrack del Final de los tiempos y no van desencaminados.

Texto y fotos: Michel Ramone

 

 

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