Encuentros

Aullido Atómico: Anarquía creativa contra el sistema

Hay en esa doble “A” con la que se identifica esta banda valenciana una tipología anárquica que, pretendidamente o no, escenifica con rigor la “no ley” que se impone en dicha formación. No significa esto que su andamiaje musical se sostenga sobre bases endebles, pero sí que están sujetas al continuo cambio, o adaptación, del momento coyuntural. El de su nuevo álbum (“Hedonismo”) hereda ciertos ademanes atisbados ya en su trabajo predecesor (“Decadencia”), convirtiéndolos aquí en hegemónicos, lo que significa aparcar casi definitivamente la faceta más punk y garagera y quedarse en un rock and roll clásico y limpio. Unas coordenadas que, siguiendo ese ejercicio libertario, transgreden las fronteras para tomar prestados sonidos anglosajones, latinos, de aterciopelado soul e incluso no dejar de lado su representación más rugosa.

Siempre fieles, en este caso sí, a un entramado discursivo de ácida ironía que vierten sin obviedades sobre los enloquecidos ritos y costumbres que mandan en nuestra sociedad, nos ponemos en contacto con la, en todos los sentidos, voz (cada vez mejor) cantante de este proyecto, Don Rogelio J. Nos situamos así delante de -otra vez más- un nuevo trabajo de rabiosa intención y atractivo sonido, sea cual sea el camino decidido sobre el que posarse.

Aunque es cierto que en este “Hedonismo” os acercáis a nuevos territorios sonoros, considero que al mismo tiempo encaja de forma muy natural en el desarrollo musical que la banda ha estado mostrando paso a paso. ¿Vosotros entendéis el disco como parte de ese trayecto o lo veis como un claro paso en una nueva dirección?

Como muy bien dices ha sido un paso más en el camino. No premeditamos nada, simplemente disfrutamos con la creación y no nos sentimos cohibidos a la hora de probar cosas nuevas, al igual que hemos hecho en discos anteriores. Simplemente las influencias se amplían, los estados anímicos fluctúan o simplemente aprendemos a tocar mejor. Somos culo de mal asiento y nos aburrimos rápidamente de escuchar siempre lo mismo, así que imagina tocarlo. En Aullido Atómico nunca ha existido una previsión intelectual sobre nada, simplemente surgen las cosas y las asimilamos. Es un reflejo de lo que somos en cada momento.

¿Significa ese estilo adoptado en el disco que de alguna manera os “liberáis” de esa etiqueta de trash and roll o en verdad ese término era una “no etiqueta” con la que poder hacer lo que os apeteciera?

Lo has clavado. Esa etiqueta era una manera de desetiquetarnos de alguna manera, de no adscribirnos a ninguna escena concreta pero a la vez intentar definir un poco el concepto. Había ritmo, grasa y velocidad. Ahora ya no tanto, la verdad. Esa etiqueta ya no sirve. Habrá que buscar otra… Le daremos una vuelta…

Es cierto que en este álbum hay mayor presencia instrumental, hecho en el que juegan un papel importante los metales y demás complementos, ¿ampliar vuestra sonoridad era una decisión que ya tenias decidida o se ha realizado en función de que lo pedían las canciones?

Fue una cuestión más pragmática que otra cosa. Al principio íbamos a grabar otra vez con Raúl en la Mina (Sevilla), por lo que teníamos los temas para formato trío y algunos arreglos de segundas guitarras y percusiones, pero nada más. Las cosas cambiaron y tuvimos que hacerlo cerca de casa, por lo que tuvimos la opción de llamar a los amigos y explotarlos un poco. Veíamos que en algunos temas cabían vientos, teclados, pianos… Tampoco fue muy premeditado, la mayoría de los arreglos fueron improvisados en el estudio. Fue una gozada poder contar con tantos colegas talentosos. Aquí en Valencia hay músicos y petardos a rabiar.

Esa opción de quedaros en casa para grabar y ser vosotros mismos, junto a Oskar Benas, quienes producís el disco, sumado a la vuelta a la autoedición, ¿significa que teníais ganas de recuperar la responsabilidad total en todos los ámbitos?

La producción siempre la hemos hecho nosotros junto a la persona a los mandos del estudio. Raúl nos ayudó mucho, pero la última palabra la teníamos nosotros. Esta vez Oskar y Nacho Mencheta han estado ahí, pero tanto el sonido como las decisiones finales han sido cosa nuestra. Lo tenemos bastante claro, y poco a poco vamos aprendiendo cómo ir haciéndolo mejor.

A la hora de editar y movernos también somos nosotros quienes lo hacemos todo. Otras veces hemos trabajado con sellos, pero muy afines a una forma de funcionar del “hazlo tú mismo”. Así que no ha habido ningún cambio sustancial. Venimos y vamos hacia el mismo sitio.

Por cierto, Oskar Benas, aparece casi como un cuarto integrante de la banda, ¿cómo y en qué dirías que ha sido decisiva su presencia en el resultado final del disco?

Oskar es una gozada en el estudio. Te puedes comunicar con él solo a través de intuiciones. Le decíamos qué pretendíamos con esa segunda guitarra que él iba a meter y la clavaba. Si lo veíamos demasiado contenido le decíamos más loco y quedaba perfecto. No había que insistir mucho, salía todo muy fluido. Lo llamamos porque tiene una forma muy similar de entender la creación a la nuestra y sabíamos que iba a funcionar. Y así fue.

En ese desarrollo de vuestro sonido creo que influye mucho también tu forma de cantar, cada vez llevándola más allá y jugando mucho más con ella, ¿es un trabajo consciente el ir sacándola cada vez más provecho?

Muchas gracias. Es una cuestión de ir conociéndote y saber las cosas que puedes hacer mejor. Cuando empecé a cantar probaba recursos que me gustaban pero que no me eran naturales, intentaba ser algo que en realidad no soy. Ahora me reconozco en esa voz. Estoy muy a gusto en estos recursos. Puedo cantar estando afónico, constipado o ronco… y es de agradecer cuando giras mucho.

El disco refleja en global una mirada crítica al mundo -y a la España- actual pero todo contado bajo un tono por lo general bastante críptico y no muy directo, ¿no os gusta ser demasiado obvios, escapáis conscientemente de utilizar “lugares comunes”?

El sentido crítico es nuestra musa en las letras para Aullido Atómico. Los primeros a analizar siempre somos nosotros mismos, con todas nuestras incoherencias, y de ahí para fuera. Pero no entendemos la música como un panfleto. Buscamos la lírica en las imágenes críticas que intentamos representar.

Sin embargo sois muy directos en algunos temas, como “Es por usted”, ¿cada vez somos más esclavos y/o estamos más dominados por un contexto que encima parece que lo hace por nuestro bien…?

Esa es la máxima perversión del sistema. Eres tú mismo quien te explotas. Somos esclavos de nosotros mismos, con todas esas necesidades creadas tan absurdas. Adictos a todo.

En el anterior disco hablabais de “Coca Cola Revolution”, ahora de “El Corte Inglés”, ¿son las grandes marcas, por otro lado muy presentes en el mundo de la música, un imperio al que intentar combatir?

Realmente no. Son lugares comunes que utilizamos como símbolos. No estamos hablando de las marcas en sí, sino de lo que representan. Se sabe perfectamente a lo que nos referimos aunque te encante chupar una cocacola light en el restaurante de El Corte Inglés. Cuando estrenamos el video de “Cocacola Revolution” en una web, el banner de publicidad de toda la página anunciaba Cocacola, no sabemos si por casualidad o por mala baba, pero a mi me pareció genial, porque justo es eso de lo que hablamos.

Otros de los “dioses” del capitalismo , y sobre el que también cantáis, es el algoritmo y su control sobre nuestros movimientos en las redes, ¿es posible participar de todo ese engranaje sin caer en el “esperpento»?

El esperpento es indivisible en la participación del juego digital. Es lo que pagas por estar dentro. Dedicándote al mundo del espectáculo es imposible estar fuera y poder funcionar. Lo importante es saber las reglas del juego y autoimponerte ciertas líneas rojas.

En la banda creo que hay varios miembros que os dedicáis a cuestiones relacionadas con el dibujo o el diseño, ¿es también la imagen, ya sea en portadas, videos, logos, un punto que cuidáis y que de alguna manera intentáis convertirlo en identificativo de Aullido Atómico?

Totalmente. La imagen que asocias a un disco, canción o banda es parte del concepto creativo de la propia música. Digamos que son consustanciales. Puede sumar o restar, pero son indivisibles. Mi trabajo gráfico siempre ha estado muy ligado a esa interconexión y ahora mismo estoy en fase de documentación para una tesis doctoral que trate el tema. Hasta ahí llega mi obsesión, imagínate (Risas). La verdad es que somos muy controladores con todo lo que rodea al proceso creativo de Aullido Atómico. Nos cuesta delegar en otras personas.

No dedicáis por lo tanto el cien por cien del tiempo a la música, ¿eso lo veis como una limitación que os impide hacer las cosas quizás de otra forma o por el contrario os ayuda a tener el grupo como un divertimento y a no convertirlo en una monotonía?

Teniendo ciertas responsabilidades es prácticamente imposible dedicarte en exclusiva a la música, aunque por épocas sí que lo hemos hecho. No somos una banda de local o que nos lo tomemos como una afición. Para nosotros es nuestra forma de relacionarnos con el mundo. O al menos una de ellas. A mi personalmente me encanta todo lo relacionado con el hecho de tener un grupo: girar, ensayar, grabar, componer… Si estás con las personas adecuadas es muy divertido y estimulante. Otra cosa es la industria… ahí ya pinchas en hueso.

 

Texto: Kepa Arbizu

Fotos: Raquel Norte

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