Discos de la década

Uno de los discos de la década para…Nathan Whittle: Radiohead

Resultado de imagen de Radiohead A Moon Shaped PoolHemos pedido a nuestros redactores y redactoras que elijan un disco que para ellos haya sido especial de la mal llamada década 2010-2019 (sí, sabemos que lo correcto sería decenio). No hemos querido fustigarlos obligándolos a escoger su disco de la década, pero sí al menos uno de ellos y que nos lo reseñen. Semanalmente, durante todo este año que sí da fin a la década, iremos desgranando esos álbumes que componen para el staff de Ruta 66 la fotografía de diez años que ya son historia. Continuamos con esos discos. Nathan Whittle apuesta por Radiohead.

Radiohead – A Moon Shaped Pool (2016)

Hace dos años, Radiohead editaron su noveno disco y se encontraron a sí mismos en ese lugar donde la paz interna lucha contra la ansiedad proveniente del exterior, donde la banalidad del día a día choca contra las preocupaciones globales y existenciales, y, todo ello, mirando hacia el futuro con esperanza, aunque también con inquietud. No podemos olvidar que estamos hablando de una de las bandas más paranoicas e intranquilas de la época moderna de la música, pero también, y probablemente más que ninguna otra, una banda que ha sido fundamental en la metamorfosis de la forma de consumo musical, y en la ruptura de la estructura de la vieja guardia de las empresas musicales.

Con A Moon Shaped Pool, recuperaron su introspección después de dos décadas dedicadas a criticar a aquellos que manejan el mundo de forma injusta y desigual. El resultado de dirigir su mirada hacia dentro es el trabajo más hermoso de su carrera, uno que encuentra su propia fuerza dentro de su ágil delicadeza, una obra maestra desde las manos de, más que ningún otro miembro del grupo, el virtuoso y multi-instrumentalista, Jonny Greenwood.

Desde el principio de la primera canción, Burn The Witch, cuando entran las cuerdas con su ritmo staccato en estilo col legno, no hay duda de la influencia del menor de los Greenwood y de su trabajo para bandas sonoras, por las que ha recibido muy buenas críticas. Siempre ha sido una de las dos voces más importantes del grupo, junto a Thom Yorke, y mientras que la experimentación electrónica de Yorke se convertía en la firma de los últimos trabajos, sobre todo en Kid A y King Of Limbs, en A Moon Shaped Pool, Greenwood hizo del sonido orquestal el máximo protagonista. A pesar de todo esto, hay una conexión con los discos anteriores. Burn The Witch fue claramente escrita inicialmente para Hail To The Thief; la letra de la canción, e incluso el título, aparecen escritos en el diseño de su sexto disco. Contiene el toque paranoico que hemos llegado a esperar del grupo, tanto en su contenido como en la manera en la que la música crece, hasta alcanzar una altura vertiginosa. La melodía de la voz de Yorke consigue volar aún más alto y añade dulzura a una letra amenazante.

Uno de los temas que vertebran el disco es la ruptura de la relación de Yorke con su pareja durante 23 años, Rachel Owen, la cual murió el año anterior al del lanzamiento del disco. Con el conocimiento de esto, es imposible escuchar canciones como Daydreaming sin la perspectiva del cantante. Sobre un piano de gran delicadeza, la voz llega con una lentitud que toca el corazón. Los soñadores nunca aprenden, pasan el punto de no retorno, y el daño ya está hecho. Desde muy temprano en su carrera, Radiohead ha considerado su música como solo una porción de su creación artística, junto a los videos que acompañan sus canciones. El video de Daydreaming no es una excepción. En él, vemos a Yorke pasando de una habitación a otra en una espiral de puertas que no parecen llevar a ninguna salida. Las puertas simbolizan la transición a un lugar que no podemos ver hasta que ya estamos en él y, teniendo en cuenta su significado, el mensaje detrás de la canción de pérdida y búsqueda, se ve aún más reforzado.

Aunque hay que esperar hasta la tercera canción, Decks Dark, para oír un solo susurro de guitarras, no significa que no tengan su propio protagonismo. Desde el principio de su carrera, Radiohead ha experimentado con compases diferentes en su música y, cuando los aplican a los hermosos arpegios de Desert Island Disk, forman un bucle hipnótico. Los delicados toques al ritmo electrónico de bossa nova de Present Tense tienen un efecto mágicamente evocador. Al irse alejando poco a poco del estilo guitarrero de sus primeros discos, han tenido más espacio dentro de la música para explorar las sutilezas, una línea que llega hasta la mítica Street Spirit de The Bends.

En A Moon Shaped Pool, la electrónica tan presente en sus últimos discos persiste, solo que ahora, en vez de ser la protagonista de las canciones, es más un navío que lleva la música en su viaje. En la última canción, True Love Waits, vemos la línea dibujada casi desde el principio de la trayectoria del grupo. Que el orden de las canciones sea alfabético no es casualidad; como todo lo que hacen Radiohead, está minuciosamente pensado, y esta decisión encaja la canción más esperada de su carrera, una que ya tiene más de 24 años, al final del disco. La canción que intentaron grabar para 3 álbumes anteriores, por fin, se incluye en uno. Se dice que Yorke la escribió justo después de conocer a Rachel Owen. Las primeras versiones, como las que aparecen en su disco en directo, o en algunas grabaciones de conciertos, tenían más esperanza en su interpretación. Sin embargo, la versión definitiva suena mucho más como un adiós, una carta de amor escrita mientras que la relación se va rompiendo. El lastimero último suspiro, el anhelante “Don’t leave” (No te vayas), es un mensaje final a un amor perdido.

Hace 12 años, con In Rainbows, Radiohead rompió el molde de la industria de la música y comenzó una trilogía que ha llevado a su público a ser testigo de un viaje de liberación. Este viaje culmina con A Moon Shaped Pool, donde parece que el grupo, por fin, se siente libre. La exploración en la que se han embarcado desde el principio de su carrera, puede que no haya llegado a su fin, pero, con su último disco, tienen a la vista una tierra de paz, tanto con ellos mismos como con su universo musical. Han escapado de la máquina para producir un trabajo tanto espiritual como terrenal y es, sin duda, uno de los mejores y más importantes discos de la última década.

 

Nathan Whittle

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