Discomático

Cody Jinks – After the Fire / The Wanting (Late August)

Resultado de imagen de Cody Jinks - After the FireLifers (2018) fue un cubo de agua fría. El álbum que tenía que convencer a escépticos y propulsar a Cody Jinks al estrellato definitivo no estuvo a la altura de las expectativas generadas por I’m Not the Devil (2016). Cumplió con las ventas, pero pinchó en lo artístico, con una producción demasiado cargada y un puñado de canciones que, sin ser malas, no terminaban de dejar huella.

Un año más tarde, el compositor y cantante de Fort Worth, Texas, regresa no con uno sino con dos discos, publicados con solo una semana de diferencia. After the Fire, el primero en salir, corrige defectos y registra una cierta mejoría. Aunque el sonido todavía peca de grandilocuente y radiofónico, se aprecia una mayor voluntad de contención y eso realza la bonita voz de barítono que posee el barbudo. El progreso también se nota en el corte de las piezas, principalmente medios tiempos y baladas. No encuentro aquí nada que merezca calificativos superlativos, pero hay que tener la sangre muy fría para no emocionarse con la envolvente «Ain’t a Train» o la biográfica «William and Wanda». Lástima que el honky-tonk un poco atropellado de «One Good Decision» y el instrumental «Tonedeaf Boogie» estropeen un conjunto que, siendo objetivos, tiene más que ver con los neotradicionalistas de inicios de los noventa que con los viejos forajidos. En otras palabras: te dicen que es Randy Travis o Alan Jackson quien canta la regrabada «Think Like You Think» y te lo crees.

Más «aventurero», entre comillas, resulta The Wanting, un trabajo melódicamente e instrumentalmente más complejo que aúna con resultados desiguales elementos del country, el rock, el blues y hasta el heavy (Jinks, como los duchos en la materia sabrán, tiene un pasado metalero). Cuando el hombre encuentra el equilibrio entre la madera y el hierro, algo que ocurre, por ejemplo, con el tema titular, convence. Cuando se le va mano con las guitarras de broche grueso o los coros de aires góticos, tal sería el caso de «Which One I Feed», se acerca peligrosamente al colapso. A destacar, la colaboración compositiva con Tennessee Jet (quédense con el nombre), la muy Lynyrd Skynyrd «Never Alone Always Lonely» y esa portada tan años setenta con un lobo con dos caras, una negra y otra blanca, que nos habla de la eterna dualidad del hombre. Ambas galletas, ni falta hace que lo diga, ya triunfan en las listas, cuentan los pinchazos en YouTube por decenas de miles y figuran entre las más descargadas de iTunes.

 

JORDI PUJOL NADAL

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