Cuenta Will Oldham que estaba con su esposa en Hawaii cuando una alerta de misil les hizo creer que iban a morir. Pasaron las últimas horas juntos, bebiendo té de arándanos con cannabis. Allí compuso «Blueberry Jam» . La alarma resultó ser falsa, pero ha impregnado su nuevo trabajo sin duda a pesar de no estar incluida en el disco. Pensar que esas horas iban a ser la últimas de tu vida, te hace cambiar la perspectiva. Este es su primer trabajo de temas propios desde Wolfroy Goes to Town de 2011. Un disco contemplativo y tranquilo en el que sumergirse y disfrutar como una buena infusión caliente, poco a poco y deleitándose con cada sorbo. Sus canciones siguen siendo, eso sí, enigmas y acertijos, complejos en su fondo y en su forma. Igual de misterioso y oscuro pero con una luminosidad más escondida. Le acompañan maravillosamente el dúo formado por Joan Shelley y Nathan Salsburg, ella a las voces y él a la guitarra. Esa luz se va apagando y en la segunda parte del disco nos encontramos canciones más oscuras, más enrevesadas, pero igualmente deliciosas. Oldham nos habla de cajas de memoria, calamares y luz, mucha luz incluso cuando habla del apocalipsis como en «This Is Far from Over». Canta en «The Glow Pt. 3», ‘’I can still see the light of day’’. Pero también habla de amor, de su mujer y de su hija. Ah, la vida cambia. Pero da igual, porque la música sigue siendo maravillosa, sigue enganchando desde la primera escucha. Sigue atrapando. Suena clásico y fresco al mismo tiempo. Una maravilla.
ANABEL VÉLEZ
