Rutas Inéditas

Adiós a Neil Peart (1952-2020), batería de Rush

 

El formidable batería del trío canadiense Rush, Neil Peart, murió este pasado 7 de enero (aunque la noticia no trascendió hasta el día 10), después de luchar durante tres años y medio contra un cáncer cerebral. Tenía 67 años, la misma edad en que murieron Chris Squire (Yes), John Wetton (King Crimson, Asia) o Glenn Frey (Eagles). Músicos tan diversos como Mike Portnoy, Dave Grohl, Billy Sheehan, Max Weinberg (batería de la E Street band), David Coverdale, miembros de Kiss y Metallica o incluso Brian Wilson han expresado por escrito sus condolencias.

Neil Peart se unió a Rush (sustituyendo a John Rutsey) a partir del segundo álbum de la banda, “Fly By Night” (1975), encargándose también de la mayoría de las letras, algo realmente atípico, cuando normalmente son los cantantes quienes se ocupan de esa tarea. Pero es que Neil fue un músico realmente único. A nivel musical, sus influencias iniciales como batería fueron sobre todo Keith Moon (y sus redobles imposibles), John Bonham y Carl Palmer, aunque luego también expresó su admiración por Michael Giles (el primer batería de King Crimson), Phil Collins, Stewart Copeland o los baterías de jazz Gene Krupa y Buddy Rich. De hecho, Neil llegó a producir dos discos en homenaje a Rich (en 1994 y 1997), con baterías invitados del calibre de Bill Bruford, Simon Phillips, Omar Hakim o Max Roach (todos ellos también fueron una influencia para Neil).

En una ocasión ofreció un consejo para baterías a la hora de tener un estilo personal: “No copies a un solo batería, ¡copia a veinte! Yo copié a un centenar”. Decir que Neil Peart fue un gran batería es quedarse corto. Fue una gran influencia para muchos otros baterías, y junto a Rush de alguna manera sentaron las bases del metal progresivo, justo cuando el propio grupo iba cambiando de estilo. De unos inicios claramente marcados por Led Zeppelin, pasaron a componer temas largos más cercanos al rock progresivo (caso de las suites “2112” o “Hemispheres”), incorporando sintetizadores a su música.

Al filo de los 80, el sonido del grupo se concretó en temas más cortos y estribillos más cercanos al pop-rock, pero sin perder un ápice de calidad (imposible escuchar “The Spirit of Radio”, “Big Money”, “Time Stand Still” o “Roll the Bones” y no quedar gratamente contagiado de su vitalidad). Incluso Neil Peart también tuvo su etapa de baterías electrónicas, pero con una creatividad pasmosa, algo que puede apreciarse en el magnífico e infravalorado “Power Windows” (1986).

Neil nunca fue una estrella de rock al uso, más bien lo opuesto, ya que prefería estar en los camerinos leyendo un libro antes que salir de juerga. De hecho, recibió el apelativo de “El Profesor”, debido a su avidez lectora. Y era extremadamente celoso de su vida privada: durante muchos años apenas dio entrevistas, sobre todo a raíz de una (y muy polémica) que le hizo el periodista Barry Miles en 1978. Neil habló abiertamente de sus influencias literarias, filosóficas y políticas, entre las cuales estaba Ayn Rand (autora de “El manantial” y “La rebelión de Atlas”), creadora del Objetivismo.

Neil adoptó como propio ese sistema filosófico, así como el libertarismo, tendencias ambas no exentas de cierta ambigüedad, ya que pueden interpretarse tanto como un liberalismo extremo (léase capitalismo salvaje) o como un anarquismo visceral. Algunos de sus elementos básicos son la libertad individual por encima de todo y la mínima injerencia del Estado en la vida privada de los ciudadanos. Neil siempre se sintió dolido al ser calificado en alguna ocasión de filo-fascista por sus ideas, cuando era plenamente consciente de los horrores del fascismo. Sin ir más lejos, parte de la familia de su colega en Rush (el estupendo bajista y cantante Geddy Lee) murió en campos de exterminio en la Alemania nazi. Y Neil llegó a abordar esos tristes hechos en la letra de “Red Sector A” (del excelente disco “Grace Under Pressure”, 1984).

Su estilo como letrista empezó influido claramente por novelas de tipo fantástico y ciencia ficción, pero a finales de los 70 se centró en literatura más realista, cosa que también se notó en sus letras. En alguna ocasión confesó sus ganas de escribir una novela y, aunque nunca lo hizo, llegó a admitir que quizás acabaría siendo escritor como profesión y batería como afición. Lo que sí hizo fue escribir para los programas de las giras de Rush, así como algunos libros de ensayos, sobre todo de viajes. Hay uno especialmente recomendable y emotivo: “Ghost Rider: Travels on the Healing Road” (2002). Y es que en 1997 falleció su hija Selena en un accidente automovilístico y, tan sólo diez meses después, su mujer Jacqueline de cáncer. Entonces Neil decidió dejar Rush, cogió su moto y viajó por Norteamérica para sobrellevar su duelo. Este libro (inédito en castellano) recoge sus vivencias, pensamientos y emociones durante esos viajes.

Ya recuperado anímicamente, Neil conoció a Carrie Nuttall, con quien se casaría en el año 2000 (ambos tuvieron una hija, Olivia, nacida en el año 2009), y al año siguiente decidió volver a Rush, con quienes siguió grabando y girando hasta que en diciembre de 2015 anunció que se retiraba de la música por temas de salud (tendinitis y problemas de espalda). Había expectación por si el trío volvía a grabar algún disco o a salir a la carretera, pero en enero de 2018 el guitarra de Rush, Alex Lifeson, confirmó que el grupo había pasado a mejor vida, seguramente sabiendo que Neil tenía un cáncer cerebral de diagnóstico grave. Tal y como dijo Neil en una de sus muchas grandes letras, “sólo somos inmortales durante un tiempo limitado”.

Texto: Jordi Planas

One Comment

  1. Un musico y escritor excepcional. Descanse en paz.

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