Quien se haya hecho con este disco a ciegas, por el nombre de su autor, pensará que le han dado gato sintético por liebre pop-rock. Sí, en las últimas décadas Lloyd Cole ha seguido mostrando su elegante carisma pop, por el que saltó a la fama y del que siempre ha hecho gala, en trabajos como Music in a Foreign Language (2003), Broken Record (2010) o Standards (2013). Sin embargo desde 2001, cuando lanzó el sorprendente disco de minimal synth Plastic Wood, lo suyo con la electrónica ha ido más allá del coqueteo puntual, grabando incluso con Hans-Joachim Roedelius. En su último álbum, Cole se mueve entre dos aguas, acomodando su sensibilidad pop con una electrónica reposada, envuelta con una fina lámina orgánica. Los latidos que se escuchan al principio de «The Over Under» abren un disco que habla sobre la vida en un tono melancólico, receloso, casi amargo, mientras las letras van encontrando acomodo en un colchón electrónico fluido y sobrio, más cercano a lo que hacían Blue Nile o los últimos Talk Talk que al synth-pop futurista y hedonista que triunfaba cuando Lloyd Cole & The Commotions lanzaban su primer single. Las canciones se alargan hasta formar en algunos casos pequeñas suites, con momentos más distendidos junto a otros solemnes, de un recogimiento que roza lo religioso, como en la magistral «Violins». Las letras son todo un elogio de la duda, reflejando la incertidumbre de alguien que se ve sofocado por un entorno vital titubeante que va desde lo personal hasta lo mundial.
FIDEL OLTRA
