En sus últimos años Iñigo Muguruza se convirtió en un “hombre nuevo”. Un hombre que puso por delante a su familia y la música (en ese orden) sobre todos los valores que tuvo desde joven. Palabras de sus hermanos Fermín y Javier, en el cariñoso y caluroso homenaje que se le tributó en el bilbaíno Kafé Antzokia, el mismo día del primer cumpleaños que no pudo celebrar. “Iñigo Muguruza beti gogoan, adiorik ez” fue una cita de más de tres horas en las que hubo muchos recuerdos emocionados, cariño, alegría y música, que es la mejor manera que hay para recordar a una persona que ha sido y es historia en la música vasca.
El hilo central de la reunión (con un Antzoki que colgó el cartel de entradas agotadas) fue muy especial pues puso sobre el escenario a todas las bandas de las que formó parte o con las que colaboró. En las tres últimas décadas el peso de Iñigo Muguruza ha sido capital para entender la evolución del Rock, el Punk, el Ska, o el Rap (y podemos seguir con más estilos) vasco. Así, fueron pasando sobre las tablas muchos grupos para ofrecer pequeñas actuaciones, desde muy intimistas (con monólogos teatrales incluidos, pues Iñigo era un artista total) hasta más intensas, aunque la atmósfera de todas ellas conllevaba un recuerdo a la vez triste y alegre. Como bien dijo su hermano Javier, “para mí no es una fiesta, estoy de duelo”. En noviembre recibió un homenaje en el Conservatorio de Irún, con la interpretación allí de su tema favorito, el “Little Wing” de Jimmy Hendrix. Y en Bilbao, tocaban los suyos, los compañeros de local y conciertos.
Dos partes bien diferenciadas tuvo la gran reunión de compañeros y amigos. La primera, con los proyectos quizás menos conocidos y la segunda, con una terna de actuaciones que pusieron la sala patas arriba. Entre los primeros hay que mencionar que el espectro estilístico musical de Iñigo era tan rico como variado, desde sus primeros proyectos hasta la última colaboración que no se llegó a plasmar en grabación por su repentino fallecimiento. Así fueron pasando por el escenario Tenk, Paula y Ane (de HiruLeike) junto al grupo femenino Indidxabak, Sagarroi, Lurra y Barixeku.
Y a partir de aquí, llegó el momento de los grupos más presentes en el inconsciente colectivo de todos los que hemos vivido la evolución del rock vasco desde la década de los ochenta. Posiblemente la sorpresa de la noche, aunque era un pequeño secreto a voces, por la denominación del grupo (NG Brigada Peligrox, título de una de sus canciones) fue la vuelta a los escenarios de Negu Gorriak. Ellos levantaron la bandera del Rap vasco más alto. Así se juntaban para homenajear a Iñigo sus antiguos compañeros de armas musicales, que tocaron cuatro temas míticos: el impresionante “Itxoiten”, “Radio Rahim”, “BSO” o “Ez dut ezer nahi” con Fermín entre lágrimas, y un cierre brutal en cuanto a comunión con el público como es el “Gora herrira”.
Pero es que ahí no acabó la cosa, llegaba el trío Delirium Tremens, tres hombres de Mutriku, que en su momento facturaron un disco (“Ikusi eta ikasi”, Mira y aprende) que ha pasado a formar parte del elenco de los más míticos del Rock en euskera. Y con cuatro temas nos llevaron a un lugar muy alejado en el tiempo, pero más cercano en el corazón de lo que creíamos. “Ikusi” y “Boga boga” suenan más contundentes y frescos que en 1989, treinta años, ahí es nada.
Y para finalizar, la traca, aún más potente que Negu y Delirium, y mira que el listón estaba muy alto. Pikete Lerroa (Fermín Muguruza, acompañado por los miembros de Des-Kontrol) nos regalaron siete temas de Kortatu, siete. Es un lujo haber escuchado en directo hoy en día clásicos como son “After boltxebike», “A la calle” (más actual que nunca, por desgracia), “La familia Iskariote”, “Zu atrapatu arte” o la versión de The Specials “Doesn´t make it alright”, que desde los ochenta es más conocida por el “Hay algo aquí que va mal” de los irundarras.
Y para finalizar, entre dedicatorias a la mujer e hijas de Iñigo, no hay otro tema más indicado para cerrar una reunión tan emotiva como es el mítico “Sarri sarri”. En directo, con Fermín que ya había cambiado las lágrimas por la alegría de saber que a su hermano se le quiere y nunca se le olvidará.
Texto: Michel Ramone
Fotos: Dena Flows
