El pianista norteamericano sigue siendo una agradable caja de sorpresas y no para de encadenar aciertos a nivel discográfico. Hace cinco años grabó Taming the Dragon junto al formidable batería Mark Guiliana —reclutado luego por Bowie—, un disco que partía de premisas de jazz fusión para llevarlo a terrenos muy imaginativos, jugando con teclados electrónicos y ritmos drum’n’bass. Ahora con «Finding Gabriel» parece haber hecho una continuación, pero no: se trata de un proyecto mucho más ambicioso, inspirándose en la Biblia y con crítica a Trump incluida. Sigue Guiliana con los ritmos imposibles, pero aparece además una larga galería de invitados (voces, cuerdas y vientos), aportando una personalidad diferenciada a cada pieza. Así, «The Garden» podría pasar por un tema de Radiohead, mientras que «Make It All Go Away» parece un cruce entre Cocteau Twins y Dead Can Dance. Y así, suma y sigue en uno de los discos no solo más estimulantes del año, sino de toda la carrera de Mehldau, rivalizando con discos suyos tan redondos como el doble Highway Rider. Si Mehldau siempre ha partido del jazz para conjugarlo con otros estilos, con este soberbio Finding Gabriel cualquier etiqueta se queda corta.
JORDI PLANAS
