Neil Hannon, dueño de un humor áspero y corrosivo, siempre ha dicho que él no sabe hacer discos normales. Yo añadiría, que ni quiere ni puede. Si se lo propone, puede cambiar de registro sin que nadie le eche en cara que se aleja demasiado. Hasta ahí todos de acuerdo. Y que ya puestos, ahora se encapricha de los sintetizadores y se acepta con naturalidad. No lo hace a modo de aproximación pasajera, son un total de dieciséis canciones y sendas caras a las que, como mínimo, es obligatorio darles cuatro vueltas. Eso sí, que Neil Hannon haga lo que haga, es un tipo con clase y elegancia —basta con escuchar «Absolutley Obsolete»— no lo discute nadie. A su pop de cámara, marca habitual, y a su faceta de crooner —fantástico en «Norman and Norma»—, suma otros latidos. En «Office Politics» hay retazos de música negra, algo que no extraña ni molesta. Sin embargo, la línea industrial de «Infernal Machines» si parece un parche, más aún cuando a continuación «You’ll Never Work in this Town Again» nos conduce a un swing clásico de revancha. Es decir, quizás The Divine Comedy nunca sonaron tan variados como en este disco —que alguien me explique la intención de «Philip and Steve Furniture Removal Company»—, pero al mismo tiempo, tampoco han sido tan desconcertantes como en esta versión de 2019. Lo cual, no tiene porque ser malo.
TONI CASTARNADO
