El concepto de festival con cartel oculto no es nuevo en nuestro país, el Sinsal gallego o el Son Posidonia Formentera son dos propuestas humildes y minoritarias que ya habían experimentado con el género, pero nunca ninguno de los festivales de renombre patrios se habían aventurado con una propuesta que juega con la ilusión y las expectativas de unos fanáticos musicales que el día del evento pueden llegar a sentirse como ese niño que está a punto de abrir los regalos en la mañana de día de reyes.
Es innegable que Vida Festival se ha convertido en una marca sólida, creíble y bien definida capaz de movilizar a un amplio espectro de amantes de la música de perfiles bastante diversos y así lo demostraban en la primera edición agotando los 1.500 abonos disponibles en unas pocas semanas. Si tuviéramos que resumir qué es el Vida en tres ideas podríamos decir que el festival de Vilanova es calidad de vida, innovación y melomanía y este hermano pequeño y misterioso del evento estival no le anda a la zaga en ninguno de los tres conceptos.
La edición de 2019, con Ángel Carmona como maestro de ceremonias y enmarcado en el espectacular contexto de Finca Mas Solers –antiguo Casino de Barcelona- pudimos disfrutar de dos jornadas cargadas de sorpresas, emociones y buena música. Con José González, Mambo Jambo, El Niño de Elche, Temples, La Casa Azul y Gruff Rhys –líder de los galeses Superfurry Animals- como nombres fuertes de ese enigmático line up y con las agradables y diversas pinceladas de artistas más desconocidos como Tamino, Pavvla o Sara Fontán que matizaron la curiosa experiencia, la edición de 2019 cerró el telón con la certeza de haber ofrecido al espectador una experiencia curiosa y bien hilvanada.
Durante estos días expertos en el arte de descifrar jeroglíficos se esfuerzan en elucubrar qué artistas van a sorprendernos en una segunda edición de uno de los festivales más especiales y disruptivos de los que nos ofrece la cartelera de invierno. El 6 y 7 de Diciembre nos tomamos un Dry Martini al estilo Rat Pack y despejamos todas las incógnitas.
Texto: Rubén García
