Encuentros

The Dream Syndicate – Ave, Coltrane: los que van a alucinar te saludan

 

 

Foto: Linda Pitmon

 

Mejor será que lo aclaremos cuanto antes para poder continuar sin sobresaltos: los dos últimos elepés de Dream Syndicate, How Did I Find Myself Here y These Times, marcan un nuevo hito en la carrera de la banda. No por significar su regreso al tiempo presente, sino porque con ellos el grupo ha alcanzado un concepto superior, más certero, más potente y, en el fondo, más libre que el de ninguna de sus obras anteriores. Yo tampoco me lo esperaba, pero es así: 35 años después de The Days of Wine and Roses, el Sindicato del Sueño no solo ha renacido arrasando escenarios en abrasadores conciertos a lo largo del planeta, sino que lo ha hecho alcanzando su verdadera cima creativa también en el estudio de grabación. Nos visitan este mes (ver fechas en la entrevista).

Por extraño que parezca, porque el presente no suele servir para explicar el pasado, los primeros discos de Dream Syndicate se entienden mejor ahora, escuchándose después de los dos que acaban de registrar, y no a la inversa. Semejante carambola metafísica solo puede explicarse de una manera: es en sus dos últimos álbumes donde el grupo expone con más consistencia, clarividencia y definición, la esencia de la banda.

En These Times, los nuevos Syndicate ahondan en la premisa que los llevó a empezar a tocar —jams prolongadas en improvisaciones con influencias de The Fall, la Velvet y Coltrane— para propulsarse más alto que nunca y conjurar un distorsionado hechizo de acidulantes ritmos, elegantes grooves y melodías superadhesivas. El plan, en realidad, encaja perfectamente con la definición que, según Sid Griffin en The Guardian, Steve Wynn daba del grupo cuando empezaron: “[Steve] dijo ‘esto es lo que el grupo puede hacer. Puede hacer improvisaciones largas, pero con la intensidad de los punks”.

Efectivamente: eso es lo que pueden hacer. Y ahora lo hacen mejor que nunca.

La prueba definitiva de su estado de gracia, These Times, es una animalada de alcance hiperdélico que transforma el sonido de la banda en una galaxia de ritmos kraut, zigzagueantes bifurcaciones jazz, melodías milagrosas y garage punk del futuro. En este nuevo Dream Syndicate no hay retrovisores y lo único que cuenta es la carretera que tienen por delante. Sus faros alumbran hasta el horizonte y sus ruedas rechinan engullendo las líneas del asfalto como si fueran come-cocos. Nada puede detenerlos. Y la nostalgia ha muerto.

Foto: Chris Sikich

Pero basta de poesía. Ponte These Times y deja que sea Steve el que te convenza de por qué este vinilo y su hermano, How Did I Find Myself Here, son lo mejor que The Dream Syndicate han grabado en su vida…

Leif Segerstam decía en entrevista con Enrique Carballo: “La música aún no ha dado lo que tiene que dar a la ciencia, pero en el futuro irá más allá del mero entretenimiento. Llevará a comprender los secretos de tres cosas: la telepatía, el mundo de los sueños y el subconsciente, relacionados con los procesos eléctricos del cerebro. A través de la música, en el futuro, descubriremos mucho acerca de ellas”. The Dream Syndicate siempre ha aludido a ambientes oníricos en letras que parecen sueños y siempre se ha servido de la telepatía entre sus miembros para dar a luz sus mejores canciones. ¿Con qué sueña Steve Wynn?

A veces tengo sueños lúcidos, en los que controlo la acción y recuerdo absolutamente todo. Aunque me gustaría acordarme de mis sueños más a menudo. Aun así, sueño continuamente. Sueño cuando me subo al escenario. Y sueño cuando escucho música. También sueño cuando estoy en el estudio. Los mejores momentos de la vida suceden cuando sales de ti mismo, cuando pierdes el raciocinio y te trasladas a otro lugar.

Esa sensación de trance es algo que These Times refleja a la perfección. La telepatía entre vosotros es absoluta. ¿Te imaginabas que esto sucedería cuándo volviste a tocar con Mark y Dennis?

La primera vez que me di cuenta de que algo estaba funcionando fue con «How Did I Find Myself Here». Esa canción salió de una improvisación pura y dura. Tenía los cambios de los acordes, pero no tenía ni idea de qué íbamos a hacer, así que nos pusimos a tocarla pensando solamente en que ya veríamos por dónde nos llevaba sin saber qué tal iría. Pero cuando escuchamos el resultado me di cuenta y pensé “wow, esto es un grupo nuevo que puede hacer cosas muy interesantes”. Esa canción es probablemente la razón por la que estamos haciendo todo esto ahora mismo. Sin esa experiencia quizás ya habríamos parado.

These Times suena a disco nocturno. Canciones como «Black Light», «Put Some Miles On» o «Bullet Holes» lo convierten en un disco perfecto para ser disfrutado de noche y con las luces apagadas, con la única iluminación del amplificador. Algo parecido sucede con muchos de tus discos…

Es curioso porque desde hace dos años he estado haciendo algo que llevaba sin hacer desde que era pequeño: me meto en la cama, me pongo música y escucho un disco a oscuras todas las noches. Cuando era pequeño hacía siempre eso y dejé de hacerlo. Antes de grabar These Times estuve escuchando cosas como las que oía cuando era joven… Eno o Roxy Music, también un montón de jazz, eso sienta de maravilla. También mucho kraut rock como Neu!, Can, Faust. Y también un montón de WFMU, que es una emisora de radio ideal para la noche. Puede ser el disco que sea, aunque no es fácil porque hay discos que te molan para oír de día pero no funcionan por la noche. Cuando hicimos These Times pensaba en que me gustaría que fuera un disco que me apeteciese escuchar por la noche. Days of Wine And Roses se grabó después de medianoche, desde la medianoche hasta las 8 de la mañana. Sin embargo, These Times se grabó de día, aunque es un disco nocturno.

Foto: Juan Carlos Quindos

Ese ambiente nocturno es el que suele envolver a los personajes de tus canciones. Muchas de ellas tienen que ver con el lado oculto de las cosas, no necesariamente siniestro, pero sí algo oscuro. Siempre has transmitido la sensación de ser un tipo que disfruta de la vida. ¿Sientes que escribir acerca de cosas no tan alegres te ayuda a liberar cierta negatividad?

Sí. Todo el mundo, sin importar lo felices que sean en su vida, viven momentos entre tinieblas. Y creo que esos momentos son muy importantes para escribir canciones y tocar música. Me encantan los Beach Boys y la Motown cuando hacen canciones acerca de cosas alegres, pero siempre me ha gustado hacer música que se adentre en esos lugares que son un poco más aterradores. Esas situaciones en las que tienes más miedo, no sientes tanta confianza en ti mismo y piensas “¿cómo puedo salir de esta?” Eso es lo que me emociona de la música. Soy un tío feliz, pero me emociono más al sacar música de un lugar donde todo es más borroso e incierto.

¿Sigues pensando que el miedo es un buen combustible para componer?

Sí. Es un combustible perfecto para componer y para tocar en directo. Creo que la razón por la que a la gente le gusta Dream Syndicate es porque en los mejores momentos sienten ese momento de pánico en el que nos vamos a un sitio en el que no hemos estado antes. Cuando vuelves de eso y todo el mundo ha conectado, todos sienten el mismo alivio. Es empatía. Como si el público dijera: “estábamos preocupados por vosotros. Os hemos visto meteros por esa calle tan concurrida, repleta de coches, pero de pronto os habéis salido de ahí sanos y salvos y nos alegramos mucho de que hayáis vuelto de una pieza”. Creo que nuestros conciertos son algo así.

Eso es exactamente lo que sentí al veros en el Azkena en el 2018.

Wow, sí. Aquella fue una noche perfecta.

Azkena 2018 por Dena Flows

Vuestra sintonía en el escenario y la valentía con la que os habéis atrevido a explorar nuevos territorios, dejándoos llevar por vuestra intuición musical y avanzando sin dar tregua a la nostalgia, conecta mucho con el espíritu del jazz. Como aquello que decía John Coltrane acerca de su cuarteto: “Quieren moverse por diferentes territorios. Nosotros no creemos en quedarnos quietos”.

La razón por la que adoro el jazz, y la misma razón por la que adoro a mis grupos favoritos de rock and roll, es que reflejan el sonido de personas hablando entre ellas, es el sonido de una conversación entre los músicos que está en el estudio o en el escenario. Cuando escucho a Coltrane y a McCoy Tyner, o a Miles Davis en un disco, escucho sus voces. Cuando escucho a Tom Verlaine y a Richard Lloyd en Marquee Moon o a Keith Richards y Mick Taylor, o a grupos de ahora: son conversaciones que están sucediendo en ese momento. Lo decía siempre, desde el principio: «The Dream Syndicate somos un grupo de jazz». Y la gente se reía. Pero iba en serio. Lo que hacemos es intentar sentirnos presentes en el momento que estamos viviendo y tratar de reaccionar mientras las cosas van sucediendo.

¿Sigues escuchando A Love Supreme de John Coltrane?

A Love Supreme es una obra maestra, pero el disco de Coltrane que me voló la cabeza fue Ascension. Cuando escuché aquello pensé ¿de verdad puedes hacer eso? ¿Todo el mundo tocando la misma nota durante 45 minutos? ¡Sí puedes, tío! Ese es el disco que realmente me encantó de Coltrane. Y ahora me pasa lo mismo con grupos como Thee Oh Sees o Garcia Peoples. El efecto sorpresa es lo que me emociona. Los nuevos son los que más me sorprenden. Creo que lo más inspirador, tanto en el estudio como en el escenario, es cuando sucede algo que no te esperas.

Eso se nota en These Times. Cada vez que termino de escucharlo pienso en qué me apetece oír a continuación y el disco hace que me apetezca tanto ponerme el último de Oh Sees como el Psychedelic Sunrise de los Chesterfield Kings. These Times conecta el pasado y el presente pero suena como un disco del futuro, de un perfecto y psicodélico futuro rocanrolero.

Wow, esa definición es perfecta. En serio. La quiero poner en la pegatina del próximo disco. Eso es exactamente lo que pretendemos hacer. La temática para el disco nuevo, que estamos terminando de grabar ahora mismo, fue la de hacerlo como si fuera un programa de radio, o un sueño, que sea una experiencia en la que te decimos: «móntate aquí y nosotros nos ocuparemos de ti durante los próximos 45 minutos, y cuando salgas serás una persona diferente a la que eras cuando empezó la travesía». Como una película. Danos el control, danos las llaves del coche. Nos vamos a encargar de ti.

¿Un disco nuevo?

¡Sí! Ya estamos trabajando en un disco nuevo. Lo hemos grabado en sesiones nocturnas, como hicimos con The Days of Wine And Roses. Va a ser “de puta madre” [dicho en castellano]. Creo que la gente va a flipar con esto que hemos hecho: es lo más bestia que hemos grabado nunca. Es algo que va a pillar a todo el mundo por sorpresa.

Foto: Chris Sikich

Se me acaba de poner la piel de gallina. Alucino con las ganas que tenéis. Es como si fuerais un grupo nuevo.

Nos sentimos como una banda nueva. Sentimos la emoción de estar en un grupo nuevo y nos morimos de ganas de hacer el siguiente disco y hacer cosas nuevas. Tenemos suerte porque nuestro nombre emociona a la gente. Y podíamos haber cogido otro. Pero en cierto modo ahora somos más fieles a lo que The Dream Syndicate hacía cuando acabábamos de empezar, mucho más que nada de lo que haya hecho en años. Cuando nos ponemos a grabar cosas como These Times o subimos al escenario, nos sentimos como cuando tienes 21 años y estás grabando tu primer disco.

Aunque parezca raro, creo que estos dos discos explican mejor la esencia exploratoria de The Dream Syndicate que vuestros discos clásicos. Ahora entiendo que la idea original estaba mucho más cerca del groove y los desarrollos extendidos que de la música de raíces. Más mandanga y menos Americana.

Sí. Empezamos siendo una especie de grupo de psicodelia post-punk. Nuestras influencias abarcaban desde el free jazz de Ornette Coleman y John Coltrane hasta la Velvet Underground y The Fall; grupos estrafalarios y artísticamente provocadores. Con el paso del tiempo, en los 80 pasamos a ser un grupo con más conexión con la música de raíces y el pop, quizás porque eso era lo que sonaba a nuestro alrededor. Pero en el escenario nunca perdimos el estilo con el que empezamos. Lo limpiamos en el estudio. Pudo ser por presiones de los sellos, o por nosotros mismos, pero lo limpiamos un poco, quizás pensando en sonar en la radio. Hicimos discos buenos, que aún me encantan, pero nos fuimos alejando cada vez más y más del concepto inicial.

En este momento los dos últimos son mis discos favoritos de Dream Syndicate. Estoy muy enganchado. Son adictivos. Cuando acaba These Times, quiero oír How Did I Find Myself Here, y cuando acaba How Did I Find Myself Here, quiero ponerme These Times. Lo que habéis conseguido me recuerda a lo que pasó con Neil Young cuando obtuvo ese sonido monstruoso en Ragged Glory. Ese disco inauguró una nueva etapa en su discografía que me alejó de sus discos clásicos y me enganchó a lo que estaba grabando en el presente. Has tenido que tocar vuestras canciones clásicas durante toda tu vida. ¿Sentías que tenías que sacar al fan de Dream Syndicate del pasado para que se olvidara de la nostalgia dándole material nuevo que fuera tan potente como este y que al final te refrescara a ti también?

Me encantan las canciones antiguas y me encanta tocarlas. Pero nos pasa como a ti. Nuestros discos favoritos son los dos últimos. Estamos muy emocionados con ellos. Creo que son dos discos muy buenos. Siempre queremos tocar canciones antiguas, pero me doy cuenta de que seleccionamos las canciones viejas para ver cuáles conectan con las nuevas, en lugar de hacerlo al revés. Muchos grupos se reúnen y escogen las canciones nuevas que tocarán en directo pensando en cómo satisfacer a los nostálgicos. En los 80 me costaba más escribir y nunca nos quedaban canciones de sobra al acabar los discos. Nos costaba mucho. Pero en los dos últimos discos terminamos con muchísimo material adicional que no hemos incluido en los discos. Podríamos sacar tres o cuatro discos más con lo que nos ha sobrado de las últimas dos sesiones. No quiero herir los sentimientos de los fans que han crecido con nosotros y que llevan ahí desde el principio, pero ahora somos mejores. Para mí no hay ninguna duda: ahora lo hacemos mejor que antes.

Me da la sensación que las letras de These Times giran en torno a la dificultad que experimenta la gente para encontrar un lugar que pueda reclamar como propio dentro del mundo y de la realidad política actual. Parecen decir algo así como «somos demasiado pequeños e irrelevantes para este mundo, pero podemos ser relevantes en un contexto pequeño, en un lugar escondido y secreto que sí está a nuestro alcance”.

Wow. Eso es precioso. Es exactamente así. Esa es la verdad que explica todas las cosas que amo. Ser parte de ese mundo secreto te hace sentir mejor, te hace sentir que estás guiando al mundo en lugar de simplemente formar parte de él. Así me sentía con la música cuando era pequeño. Cuando era un adolescente, escuchaba a grupos como la Velvet, The Modern Lovers, The Stooges, Big Star o The Only Ones y sentía que debían tener 75 fans en todo el mundo y que yo era uno de ellos. No lo digo porque yo molara muchísimo, sino porque me sentía parte de esa sociedad secreta. Es como si pensaras que eres el único que se siente de una manera y de pronto descubres que hay alguien que también se siente como tú. Cuando escuchas las canciones de Alex Chilton en el 3rd de Big Star y se te rompe el corazón, piensas “madre mía, esta persona me está hablando a mí. Ha hecho un disco solo para mí”. No es así, pero eso es lo que sientes y eso es alucinante. Escuchas Exile on Main St. de los Rolling y te encanta, te flipas, es uno de mis discos preferidos de toda la historia, pero nunca pienso que Mick Jagger lo grabó solo para mí.

Después de 40 años, sigo pensando que Alex Chilton hizo aquellos discos para mí, y también para ti.

Jajaja, sí. Desde luego que sí.

These Times es un disco enciclopédico en el sentido de reunir un montón de influencias musicales y las funde en un sonido único e infalible. Todos habéis tocado en múltiples bandas de pop, rock, punk… Supongo que eso es lo que hace que la banda suene tan moderna y sofisticada.

Sí. Parece que todos hemos debido leer la misma enciclopedia porque nos conectamos cuando tocamos. Jason, Chris, Dennis, Mark y yo sabemos cómo tocar juntos y nunca hablamos de ello. Solo lo hacemos. Y funciona. A mí también me sorprende cómo surge. Todos somos freaks, fanáticos de la música. Todavía nos emocionamos y escuchamos un montón de cosas. Y eso se oye en lo que hacemos. Todo gira en torno a la conversación que el grupo tiene en el escenario y en el estudio.

El sonido del bajo de Mark Walton es inmenso. Esa manera que tiene de tocar, es como mirar el océano y quedarse hipnotizado.

Le diré que lo has dicho. Le encantará oírlo. Lo que hace Mark es algo indescriptible. Puedes ver las notas y escucharlas, pero lo suyo es algo que tiene que ver con cómo toca: no se parece a cómo toca nadie. Es increíble.

Esta mañana estaba hablando con un colega que me comentaba que al principio le parecía una pena que Precoda o Paul B. Cutler no estuvieran en la nueva encarnación de Dream Syndicate. Sin embargo creo que su ausencia y lo que es más importante, la presencia de Jason Víctor, es clave para que el grupo suene tan salvaje e implacable y a la vez tan misterioso y elegante. Víctor añade un factor determinante y distinto a ese sonido enciclopédico del que hablábamos hace un instante.

Sí. Él viene del hardcore. Sus raíces están en Fugazi y en las bandas de DC. Greg Ginn de Black Flag es uno de sus guitarristas preferidos. Cuando oigo a Jason escucho a Greg Ginn. Podría pasarse horas hablando de Dischord Records. Está en un montón de grupazos y la gente escribe acerca de él continuamente. Y me alegra un mucho. Es único. El año pasado hizo Emma Tricca, Matthew Sweet… Ahora tiene su propio grupo, Skull Practitioners; muy bestias, son brutales, muy buenos.

La portada de These Times es un tripi de ácido en toda regla. ¿Has tenido alguna experiencia psicodélica en tu vida?

Ja, ja, ja. Eh sí. La respuesta es sí, claro. Tomé mis cosas en su época. Pero hace mucho que no tomo setas o ácido. Los recuerdos que tengo de tomarlos son los mismos que los que tengo al recordar la primera vez que escuché a Sun Ra o a John Lee Hooker. En mi mente van unidos. Es la misma sensación. La última experiencia psicodélica que he tenido ha sido la de la última vez que toqué sobre un escenario. Si hay 5000 personas aplaudiéndome pero no he tenido esa experiencia, para mí es una mala noche. Pero si tengo a 3 personas de público y se me va la cabeza de verdad de la buena, entonces sí soy un hombre feliz.

Texto: Rafa Suñén

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

One Comment

  1. Vaya felación, meus xDDD

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